Cuerpos fundidos (la Txika del Sextoki)
La Txika del Sextoki
Las cosas con mi chico no van bien. Todo el mundo sabe que las segundas partes nunca fueron buenas y volver a intentarlo con alguien con quien tienes horarios incompatibles es un suicidio. Soy feliz pero nuestra relación tiene muchas carencias, sobre todo sexuales. Cuando empiezas a ver videos repetidos en una página web de porno porque ya has visto todos, tienes un problema serio.
Pero el otro día un anuncio saltó a mi ipad, se estaba organizando una orgía en la city. Madre mía, la ciudad ha evolucionado tanto que no me había enterado. Tuve mis dudas de si ponerme en contacto o no, pero estaba claro que en aquella relación no podría realizar las fantasias sexuales que tanto me apetecen cumplir. Me entraban dudas, ¿me reconocerían? Tras unos mails cruzados con alguien llamado Hieros le di el visto bueno y decidí embarcarme en la mayor locura que he hecho nunca.
Los días hasta la fecha señalada se han hecho largos, demasiado. He llegado a al lugar convenido, un piso en el centro; tras una ducha de agua caliente me he puesto unos vaqueros y una camisa. Me han dado un lazo que me he atado en el cuello, rojo es el color y el nombre con el que se referirán a mi. Acabo de entrar en una sala a donde me ha traído otro chico llamado «el proveedor» y aquí solo está un chico con lazo azul.
Intento disimular, que no me vea como le observo; alto moreno y de buen ver, cada vez tengo más claro que venir ha sido muy buena idea, pero me empiezo a poner muy nerviosa. Hay 6 sillas, según me han explicado seremos 3 chicas y 3 chicos. Llega Blanco, menuda mirada más penetrante tiene, aunque se le nota tenso. Miro a Azul, parece el más tranquilo de los 3. Empiezo a ponerme cachonda y estoy deseosa de empezar; pienso que jamás he estado con una chica pero como estoy tan cachonda, en este momento decido no ponerme límites. Aparecen verde y morado, no puedo evitar fijarme en verde, espero poder tener ocasión de estar con ella. Llega Naranja, joder, que pedazo de tías hay aquí, vaya nivel…
El proveedor, delCano creo que era su nombre, nos trae algo de licor. Cómo se lo agradezco, le digo que sea generoso y me lo bebo de trago. Pregunto si cabe la posibilidad de que nos traigan juguetes. «Todo a su debido tiempo, Roja.» Creo que mi excitación es tan notable que Hieros me indica que vaya al centro con Blanco, le indica que me quite la ropa. Lo hace con cuidado, yo hago lo propio con él; estoy tan excitada que me lanzaría ahora mismo a su entrepierna, pero Hieros nos va marcando los tiempos; se le ve disfrutar a este cabrón. No me da tiempo a regodearme con la erección que ante mi se presenta porque nos mandan a Azul a jugar con nosotros. Joder, esto va mejorando; nos presentamos con un beso, largo, con deseo y Blanco hace lo mismo. Entro en una espiral de besos, caricias y toqueteos, cierro los ojos y me dejo llevar por los dos hombres que están conmigo. Vuelvo a la realidad cuando Verde se une a la fiesta. Entonces la recibo con un profundo beso y un mordisco en el labio inferior mientras que «mis» chicos la desnudan. Morado se une a la fiesta, estoy como en una nube, ya no puedo fijarme si es chico o chica a quien rozo ni el color de su lazo, pero tampoco me importa.
Blanco baja a comerme el coño, hipnotizado por el piercing de mi clítoris, pero una vez más Hieros nos corta el juego a golpe de bastón. Ya que nos han jodido la diversión, decidimos dar la bienvenida a Naranja, la última que faltaba por unirse, sin duda; parece perdida y tímida… A estas alturas voy tan pasada de vueltas que me sorprende que sólo le bese la mano. La desvestimos entre todos, como una manada de lobos que tienen la cena recién servida. Veo la ropa volar y cuando empezamos a disfrutar de Naranja, Hieros nos indica que nos sentemos en el suelo, haciendo dos grupos. El mío se compone, de azul, verde y yo. Nos acercan unos aceites de masaje y comenzamos a tocarnos entre nosotros para rebajar la tensión. Verde se tumba boca arriba; toco sus brazos, sus tetas, mientras Azul se dedica a sus piernas, y muslos. La oigo gemir, ha cerrado los ojos y la beso con pasión. Sigo besándola por el cuello, bajando hasta sus pechos y le muerdo los pezones de forma muy suave. No se lo esperaba y la oigo gritar de placer, me lo agradece con caricias en la espalda mientras que Azul le masajea el clitoris. Nos pide parar porque está a punto de correrse y hacemos caso.
En ese momento nos indican que nos debemos juntar. Estoy a mil; Blanco me mira, sabe como estoy y me besa, dios, se me va la pinza y le muerdo el labio, azul se une y nos besamos los 3, somos un lío entre nosotros. Noto sus pollas duras y me pone muchísimo.
No sé que ha pasado pero de repente huele a chocolate, es un olor dulce y no muy cargado. Sigo con Azul y sobando a Verde, cuando el proveedor nos trae una bandeja con la mayor coleccion de vibradores que jamás haya podido ve. Me lanzo a ellos cual maruja el primer día de rebajas, necesito algo dentro de mi cuerpo ya.
Blanco decide terminar lo que antes no le dejaron y me come el coño. Cierro los ojos, me dejo llevar y vivo ajena al resto, solo tengo el cuerpo y las sensaciones para mi vibrador y para mi comida de coño. Cuando vuelvo a la realidad, veo que Naranja le esta comiendo la polla a mi proveedor de placer, así que, en agradecimiento, la comienzo a besar, bajando por sus pechos, siguiendo por su entrepierna para acabar en su coño, introduzco mis dedos y puedo comprobar lo cachonda que está. Sigo lamiendo su clítoris y notando como aumenta su humedad. Es increíble pero no sé que pasa a mi alrededor, mi mundo gira alrededor de las piernas de Naranja.
-«Hora de follar.»- Joder, ¿cómo han podido tardar tanto en decirlo?
Azul decide que aún es pronto para penetrarme y me come el coño. Mientras, Blanco aprovecha y se folla a Azul, que baja el ritmo entre gemidos y respiración entrecortada. Dios, jamás pensé que ver a dos tíos darse por culo me iba a poner tanto.
Blanco saca su polla de Azul; Morado viene a comerme las tetas, mientras Azul sigue comiéndome el coño, empiezo a lubricar tanto que creo que he eyaculado, lo que hace que Azul siga bebiendo de mi hasta no poder aguantar más. Me gusta como lo hace y me cuesta concentrarme para no correrme ya, pero quiero que el placer dure un rato más.
Azul sabe cuales son mis intenciones y para. Naranja aprovecha para hacerle una paja, y Morado para follarme, mientras Azul me besa, un beso dulce largo y salado.
Ya no aguanto más, se me eriza la piel, arqueo la espalda y me dan espasmos en las piernas, me corro gritando demasiado alto olvidando por un momento dónde estoy y con quién. Morado también se corre y cae a mi lado.
Aún no me creo el orgasmo tan intenso que acabo de tener y sin embargo mi cuerpo reclama más atención, así que empiezo a tocarme de nuevo mientras Azul me come la boca a la vez que llega al orgasmo con una comida de polla por parte de Naranja, mientras Blanco y Verde juegan con él.
Asi acabamos todos, entre besos y caricias reventados en el suelo. Hieros nos da la enhorabuena. ¿Ha estado siempre en la sala con nosotros? Nos invita a beber algo y realmente lo necesito. Me despido de todos con dos besos y algún toqueteo y me marcho a la ducha. Salgo de allí y escribo un whatsapp a mi chico: «la reunión se ha prolongado más de lo que esperaba, hablamos mañana.»