Más Sexy
Satiricón
Lo has hecho, con toda probabilidad en varias ocasiones, has sido un cabrón, una perra, sin pensarlo mucho y guiándote por lo socialmente fijado además de tus gustos. Has decidido no darle una oportunidad a alguien por su aspecto: gordo, alta, demasiado fuerte, calvo, asiática; no importa el por qué has evitado a la persona, importa que no les has dado la oportunidad de seducirte. Crees que no podía, y te equivocaste; una cagada, porque lo peor que pudo pasar era despertar tu deseo, llamarte con una desbordante sensualidad, empalmarte o ponerte jodidamente cachonda, hacer alguna locura como correrte por el mero hecho de disfrutar, en fin, quién sabe.
Da igual lo que nos guste, o las barreras que nos pongamos, estar cansados, estresados, solos, casados, mayores, la sensualidad tiene el calibre suficiente para atravesar ese parapeto, atravesarnos la cabeza y volvernos dispuestos hacia el placer. Deseo es la divinidad y la sensualidad su artillería pesada, y lo mejor de todo, es un arma de doble filo, te dan con ella y tu puedes dar, como en el mejor cuarto oscuro. Sí, es cierto, la sensualidad no consigue milagros, no es una fuerza imparable que nos vuelve infieles maquinas de fornicar ni seres amorales cual presidente del gobierno, pero cumple su función, despertar el deseo. Abrir la brecha, para que pase si así lo queremos un tropa de sensaciones, olores, vistas, caricias, miradas; en fin, el antiguo pero nunca viejo juego de seducir.
Aunque el arma pertenezca a Deseo, está al alcance de cualquier adalid de la diosa (aunque Deseo puede tener la forma que le de la gana). No nos vamos a contar ningún secreto, pero para despistados lo principal para despertar la sensualidad es tener en cuenta las dos partes de esta arma: mente y cuerpo.
Respecto a la mente, da risa de lo fácil que es. Créetelo.
Joder, sí. Es así de fácil, eres sexy y punto.
Ponle carácter, sabes que eres sexy con avaricia pero también sabes que eres sexy cuando te da la gana, así que, como cualquier arma, tú debes ser el que controla su uso, tu decides con quién, cómo, cuándo y ¡hostia puta! cuando te decides eres imparable. Irresistible debe ser lo menor de tu carácter.
Has tomado la decisión, tu carácter debe ir acompañado de una actitud, da igual el plan, devorar a la presa que cuidadosamente has elegido, hacer que un depredador venga a ti y se pliegue a tus ordenes , tú lo ejecutas y paso a paso con lo sexy que ya sabes que eres, vas andando hacia tu objetivo, una mirada provocativa, bebes de una pajita, andas con la barbilla alta y sosteniendo las miradas, un susurro, un chiste, haces reír, alabas su olor, te acercas, te separas, bailas con otra persona, le preguntas sobre su trabajo, te vas, vuelves, un beso. Las opciones son casi infinitas, úsalas y, si no funciona, cambia, pero tu actitud debe ir encaminada a un fin, provocar la reacción del deseo. Para ello hace falta tener sutileza, empatia y don de gentes; si careces de ello, lo siento, trabájalo.
Después tenemos el caduco cuerpo. Este punto me encanta, la gran mayoría pensará en cuerpos moldeados por el gimnasio, las dietas, operaciones y silicona; bueno, pobres imbéciles, madurad. No voy a negar que a todos nos atrae un gran físico, un cuerpo joven, un pollón o unas buenas tetas pero aunque nos atraiga, si no va acompañado de un carácter, de la actitud necesaria lo desecharemos. Aparte de esto también aprendemos que no todo lo que reluce es oro, y por medio de la experimentación conseguimos adquirir un gusto depurado para no apartar todo lo que el canon social de lo bello y hermoso desprecia. Gustos hay tantos como personas, y puede que hasta varíen más, unas piernas largas, unas caderas anchas, bíceps de leñador, una barba sedosa, un calvo sexy, unos ojos rasgados, piel negra, culo respingón sin tener que ser modelos; el cuerpo juega a nuestro favor.
No digo nada si ya lo acompañamos de la ropa adecuada, jugando con la ropa interior, eligiendo o pidiendo ayuda para marcar más la espalda, ese color que resalta nuestra presencia, ese abrigo que nos hace interesantes, ponte tacón, una talla menor, desabróchate otro botón, tu padre te dirá que es una golfería, si vas a bailar te dirán que estas divina, sexy por la noche cuando el fauno te mira, sexy ya verás lo que te vas a divertir.