En tu fiesta me colé II
Barbarella
Mi amiga Irina es azafata, y tiene no se qué promoción «family and friends» que aprovechamos de vez en cuando para hacer una escapada fugaz por Europa. Esta vez, fruto de una vieja apuesta, elegimos Roma. Irina siempre se jacta de haber encontrado a su verdadero amor gracias a la tradición de tirar 3 monedas y me retó a probar, totalmente convencida de que esta leyenda es verdadera. Sin embargo, las dos veces que hemos estado, la Fontana de Trevi estaba cerrada por obras, lo que me impidió probar que ni la magia de la Fontana conseguiría acabar con la maldición que nos ha destinado a todas las féminas de mi familia a nunca ser amadas. Mi intención era demostrarle que como mucho encontraría algún tipo raro empeñado en probar mis encantos.
Los raros, ese maravilloso segmento masculino al que atraigo con un inquietante imán que al parecer tengo insertado en algún recoveco de mi cuerpo. Maldita gravedad. Un raro es capaz de seducirme con su tímida mirada miope y sus desgarbados andares. Simplemente me derrito y no puedo evitar ofrecerle mis encantos a cambio de poder deleitarme descubriendo una a una sus rarezas. Estaba mentalizada, mi raro me encontraría y yo «me dejaría querer» más o menos veces según la destreza de este hipotético empotrador.
Alquilamos un apartamento para pasar el finde, y el casero nos invitó a una fiesta que organizaba en el piso de arriba que era donde el residía. Al principio descartamos ir, no conocíamos a nadie, y además seguro que solo nos invitó para evitar que nos quejáramos por el ruido, pero la posibilidad de probar el plan era irresistible. Sin remedio, fuimos. Tal como habíamos previsto, no conocer a nadie era un corte, era como colarse en una boda en la que de un momento a otro terminan deduciendo que no eres ni por parte de la novia ni de la del novio. Además eran auténticos romanos, y a nosotras aún con la boca cerrada se nos notaba de lejos que éramos extranjeras. Descartamos charlas, así que sin muchas opciones más, simplemente bailamos.
Mientras tanto, Irina bromeaba sobre si mis tres monedas iban a dar resultado y el tipo duro de tatuajes era mi media naranja. Finalmente el tipo duro buscó intimidad en una de las estancias con una preciosa morenita de ojos verdes. Después de toparme varias veces con las sonrisas y miradas de la morenita con la larga trenza, se me pasó por la cabeza que me sonreía como cuando yo misma sonreía a algún masculino objeto de mi deseo. Empezó a acercarse más y más, hasta ubicarse delante de mi y, sin dejar de mirarme, deshacía su larga trenza, después agitó su cabeza acomodando su melena y uno de sus rizos me rozó la mejilla. Sentí electricidad, por un instante pensé en esas tres monedas, y ella debió leerme el pensamiento porque me besó. Me encanta como besan las chicas, para empezar no pinchan, al menos las que yo he catado. Esta besaba muy bien, una excusa como otra cualquiera para llevarla a mi habitación.
Parecíamos polos opuestos: debajo del vestido yo llevaba un corsé de cuero negro, medias y ligeros, ella ni siquiera llevaba sujetador, y se quedó en unas sencillas braguitas de algodón. Me moría por acariciar su culo por lo que esas braguitas no le duraron mucho. Cogí mi perfume y fuí perfumándola gotita a gotita todo su cuerpo y en cada gotita deposité un beso. Me entretuve en sus senos, aspirando la vida que de ellos emanaba, las curvas son mi debilidad. La acaricié como me gusta tocarme arrancándole los más dulces gemidos. Ella era como una gatita cariñosa, se enredaba en mi cuerpo, como se enredaban mis manos en sus rizos. Irina llegó a casa; me perdió en la fiesta y estaba preocupada, por lo que entró en mi habitación bruscamente. Casi se cae de culo al vernos, creo que no me imaginaba en acción y menos con una fémina. Nos deseó buenas noches, cerró la puerta y nosotras volvimos al lío.
Me estoy aficionando a esto de colarme en las fiestas. No es que lo tenga planeado, simplemente surge y las cosas no planificadas me seducen más. En cuanto a la apuesta, ¿qué importa una apuesta cuando se ha ganado una noche placentera?