Recuerdo
Mandrake Scream
¡Demonios! ¡Qué rápido pasa el tiempo!
Acabo de percatarme de que faltan 6 horas y 6 días para que se cumplan 6 lustros del día que conocí al Hombre culpable de mi destierro y eso ha despertado mi recuerdo.
Recuerdo que la noche previa estuve de farra por el infierno con dos íncubos amigos, Man y Hed, y el fuego de sus lenguas aún perduraba en mi cuerpo.
En aquel entonces yo era un súcubo púber que estudiaba en el centro del infierno, de vez en cuando me relacionaba con humanos, pero mi interés se centraba en otros seres del inframundo, ya que eran más divertidos, y el placer y el pecado es lo que más atrae a un súcubo inexperto.
Había regresado por vacaciones a la tierra donde vivo normalmente y el mundo se me hacía pequeño (cuando pruebas el centro del infierno todo lo demás parece aburrido y pequeño. Y aunque los foráneos sigamos pensando que es el camino directo al cielo, es con mucho la mejor zona del infierno). Me quedaban por delante 15 días de tedio, pero al ser fin de semana decidí convocar al akelarre de brujas que tenía en ese momento y salir a tomar algo, ponernos al día y ver gente.
Estabamos sentadas bebiendo en un pub, de pronto se abrió la puerta y entraron Ellos acompañados de sus hembras. Mi akelarre y yo dirijimos nuestras miradas hacia dos de ellos (en aquel entonces aún niños) que como Eros y Adonis iluminaron la estancia nada más aparecieron.
Corrían los años 80 y entonces no estaba mal visto como ahora fumar en los locales, así que Meam Ve Lad y yo recurrimos al topicazo de ir a pedirles fuego (¡como si un súcubo y sus brujas no tuviesen suficiente fuego!). Entre sus hembras humanas había camufladas alguna que otra harpía y erinia, que al empezar a entablar nosotras conversación con ellos nos dirigieron una mirada fulminante, por lo que pensamos cambiar la estrategia de juego.
Como casi todos los diablos, tenía cierto conocimiento del cielo e intuí que se estaba produciendo la alineación de los planetas Marte y Venus con la Tierra en ese momento. Por lo que sé, esta conjunción planetaria provoca un incremento en la generación de DMT por parte de la glándula pineal en el cerebro de los mamíferos (por cierto y sin que venga al caso, debo deciros que este año ha vuelto a producirse este fenómeno en febrero), así que pensé en aprovechar el momento.
Congregué a mis brujas y nos fuimos todas a la pista de baile; al poco vinieron Ellos. Comenzamos a bailar en un extremo de la pista y Ellos hicieron lo mismo en el otro extremo.
Entonces le miré a los ojos y empecé a danzar para Él. Es curioso pero era la primera vez que un macho humano podía imitar mi danza: en breve lo tuve danzando para mi.
Cambió la canción y yo cambié mis movimientos, ahora eran aún más exóticos y provocativos. Él siguió imitando mi danza y lentamente fuimos ambos acercándonos hacia el centro.
La Harpía en su extremo se iba cabreando por momentos y cuando Él me cogió por la cintura y empezamos a bailar juntos, sus ojos escupían fuego. Como una hydra de siete cabezas cogió a sus amigas y se fueron del local. Él y yo seguimos bailando durante un buen rato sin importarnos que su chica se hubiera largado, ni si existían más seres en el universo.
Al rato me dijo que tenía que irse y le dije que esperase un momento. Me despedí de mi akelarre y le acompañé hasta su casa, en su portal le hice conocer mi lengua de fuego. Nos fundimos en un dulce beso y me dijo ¿cuándo te veo?
Quedamos en vernos al día siguiente en el mismo sitio y así fue. Al día siguiente me dijo que había roto con la Harpía y que si quería salir con él. Aún tenía unos días de vacaciones por la tierra antes de volver al infierno y aquel macho humano me atraía bastante. Salimos juntos, solos y con sus amigos, a veces hasta con mis brujas. Le dimos juntos la bienvenida al nuevo año, todo era muy inocente, juegos de niños, magreos y besos. Y por fin llegó el día en que yo tenía que regresar al infierno.
Me acompañó al autobús y al despedirse prometió escribir (en aquel entonces no teníamos móviles, ni ordenadores, dependíamos del servicio postal de correos que tardaba casi una semana) y es curioso, al día siguiente ya tenía una carta suya en mi buzón. Yo también le escribí. Pero ahora yo había regresado al infierno, así que aunque salía con Él, ese fin de semana quedé con Man y con Hed.
Estabamos en la discoteca, Hed estaba conmigo y llegó una de las hembras humanas de su harén. Me preguntó si yo tenía algún reparo y le dije que ninguno, así que se fueron juntos a los baños a follar como posesos. Entonces yo me puse a jugar con Man, pero en el fondo Man no me atraía, era demasiado maduro para mi, siempre me han gustado más los jovencitos. Asį que cuando volvió Hed abandoné a Man y me puse a bailar con él.
La relación que teníamos Hed y yo no dejaba de ser interesante. A él quien realmente le atraía era mi hermano, pero mi hermano no estaba por la labor, prefería las hembras humanas. A mí lo que más me atraía de Hed era su aroma, que me hacía flotar, y la libertad que tenía de poder estar con él, con sus amigos o con los machos humanos que yo quisiese. Entre nosotros no había celos, eramos amigos y confidentes. Le conté mi relación en la tierra con el Hombre y le pareció perfecto.
Pasaron unos meses y volví a la tierra, durante ese tiempo había afianzado mi relación con el Hombre por carta y por teléfono, aunque nunca le había hablado de mis salidas por el infierno.
Acostumbrada a tratar con íncubos y dada mi inexperiencia en ese momento, creí que aunque fuese humano, Él también entendería mis juegos. Pero no fue así, en cuanto le hablé de mi amistad con Man, con Hed y con algún que otro macho humano se enfadó y dijo que no quería volver a saber de mi.
A mi eso me dolió, no podía entender el concepto de celos y me planteó un nuevo reto: ¡Viva la reconquista!
Estuve sin saber de Él 6 meses, 6 días y 6 horas.
Durante ese tiempo aprendí nuevos trucos de seducción con Hed; en eso mi amigo íncubo era todo un experto ya que acostumbraba a jugar tanto con hembras como con machos humanos.
Al volver a ver al Hombre puse en marcha todas las armas y secretos hasta que logré llevarlo a mi terreno. Quería tenerlo, pero eso conllevaba pagar un precio. Decidí que sería mi hombre para toda la vida, por eso rompimos nuestros virgos juntos y me desterré del Averno.
Me puse un disfraz de hembra humana fiel y no volví al infierno.
Hemos estado juntos casi 2/3 de lo vivido, yo siempre intentando complacerle, y al final ha sido Él quien olvidó sus extraños celos y principios y prefirió cambiar de mujer.
Mirando con perspectiva veo que Él me tuvo hechizada y que Él fue quien aprovechó mejor la conjunción planetaria.
Quizás en otro momento os cuente más historias del Hombre, ahora sólo me queda deciros:
B estias del Averno,
U ngid vuestros cuerpos de deseo.
S aboread la carne.
C oged lo que es vuestro.
A cariciaos sin pausa.
D esead lo suculento.
E ncended vuestras pasiones.
L evitad con el deseo.
P ecad.
L ameos los cuerpos.
A placad vuestra ansia.
C onducíos al fuego eterno.
E mulad a los dioses.
R egocijaos de ser eternos.