Doy para que des
Barbarella
Día 1: No podía dormir y aún era muy pronto para encaminarme al curro. Podría haber sacado de su cajita mi juguetito pero no me apetecía ese tipo de placer metálico, no en ese momento. Decidí jugar a los modelitos y me puse un tanguita de cuero negro con bustier sin tirantes a conjunto y una cadenita de strass que enredé por todo mi cuerpo. Atrezzo, mi debilidad no podía no incluirlo. Mientras me miraba en el espejo decidiendo en qué ocasión le daría uso se me ocurrió compartir el reflejo con «el pardillo» y le mandé un wasap anexando el selfie con este texto: Do ut des. Tenía mis dudas sobre si pillaría la indirecta, la suerte estaba echada… La respuesta no tardó: «sugerente cadenita» y una foto de su improvisado reflejo. Estaba de medio lado, con una mano sujetaba el teléfono y con la otra su miembro. No posó con su mejor lado. tampoco iba a ganar ningún premio artístico con esa pose pero me había seguido el juego. Le respondí con un claro refuerzo positivo: «Umm bonito reflejo ¿me lo dejas?». Lo que provocó una charla de lo más animada que ilustramos con una serie de selfies cada vez más explicativos terminando con un vídeo fruto de una consumación. Fué placentero si, aunque creo que no suple lo físico. El caso es que me fuí muy dispuesta al trabajo, menos mal que invité a comer al becario, mi pezqueñin.
Día 2: Nuevo modelo, nuevo selfie con su «Do ut des», pero ya que estaba y teniendo el minizoo que tengo pensé que era capaz de incluir más sujetos en mi juego. Les remití el wasap.
La «modista» compartió conmigo un coqueto conjunto de encaje blanco que dibujaba todas sus curvas, pero aunque me gustan nuestras encuentros, al ver la foto me temo que mi respuesta fué: ¿Dónde lo has comprado?¿Cuánto cuesta?
El empotrador lucía una bonita espalda que terminaba en su fibroso culito totalmente masajeable. Aquí me iba a entretener algo más que un ratito, se ganó unos cuántos tas tas.
El circuncidado supongo que se siente un hombre objeto del que solo me interesa su falta de prepucio y me mandó un primer plano de esa parte de su pene. Pobre, parece que he sido un poco insensible con este masculino y tiene una idea equivocada de mis motivaciones, me prometí compensarle.
El pezqueñin no podía decepcionarme por algo derrocha juventud y descaro. Posó con unas gafas de sol y con la mejor de sus pícaras sonrisas lo que le daba un aire a lo Tom Cruise en Risky Business. Además añadió el sensual detalle de sacar bolas, algo que sabe que me encanta.
Cada cual a su estilo me respondió, salvo algunas de excepciones que no quise analizar. Me junté con varias conversaciones eróticas plenas de fotos y vídeos que fuí aprovechando a medida que me apetecía y en conjunto lograron satisfacerme. Multiplicar jugadores enriquecía el juego, era algo parecido a una orgía pero con habitaciones estancas que iba visitando en busca de placer obviando aquellas que me aburrían. Tampoco suple lo físico pero es un juego muy divertido.
Día 3: Me levantaba más temprano para ir al trabajo porque este juego me entretenía un ratito de más. De nuevo lancé mi «Do ut des», pero había filtrado, no lo hice con todo mi listado, el juego continuaba solo para los que hubieran pasado la primera fase consistente en seguir el mensaje «doy para que des». Quería que aprendieran lo que para mi es el principio de equidad, creando el hábito de que si yo daba ellos también tenían que hacerlo. El hecho de tener encuentros básicamente sexuales no implica que no me merezca el mínimo interés y atenciones. Supongo que busco llenar varios vacíos con mi minizoo. La idea era esta pero mi propia falta de atención fué la que me penalizó porque le reenvió el mensaje a mi casto y tradicional jefe, el mismísimo boss. No me contestó, pero tenía ese check que indicaba que había sido abierto. Si el se hacía el loco yo podría hacerme la tonta y fin de la historia. En caso contrario, explicarle la verdad también podría ser una opción, pero no sé si prefería que pensara que antes de ir al trabajo me montaba una pseudo orgía o que diera por sentado que era una degenerada que quería seducirle.
Continuara…