Reviews: Monika. 1. Baile de máscaras. March. Barboni
Barbarella
La semana pasada me pasé por mi tienda favorita de cómics en busca de novedades en ficción erótica. El principio fue desesperanzador: tenían varios volúmenes de Valentina, Miss 13o… para mi gusto, obsoleto, y por supuesto Manara. Me temo que nunca me ha gustado Manara. Reconozco que su trazo es de calidad, como dibujante es de los buenos, pero sus «chicas» me parecen vacías, sin alma. Meros objetos ubicados en una trama, listos para ser usados. Buscaba algo distinto. Mónika me entró directamente por los ojos. No sabría decir si la portada es el aperitivo o la guinda de esta obra, pero clavé mis pupilas en sus inquietantes ojos azules y ya no pude apartar la mirada.
Al llegar a casa me puse cómoda en el sofá del sofá con mi pequeño tesoro entre las manos, y empecé a ojearlo. Esta es una de las rarezas. Primero disfruto de un cómic mirando solo los dibujos, como cuando era niña, imaginando la historia. Después lo leo y, para terminar, le doy un repaso parándome en las viñetas que más me han impactado. De esta forma, lo disfruto repetidas veces. En este caso, tardé un poco más de lo habitual en el primer vistazo, su trazo me hipnotizaba, y el magistral uso del color me invitaba a deleitarme en cada página. La frialdad de los grises y azules en contraste con el rojo más pasional marcaban el ambiente y las emociones que se presentaban. Un suave malva definía la inquietante belleza de Mónika «en acción» mientras que los tonos tierra nos devolvían una Mónika más real.
Sabía que Guillem March dominaba el trazo de la anatomía femenina; DC Comics lo tuvo clarísimo confiando en él para dibujar a Catwoman, sin duda borda las curvas femeninas. Y lo que me sorprendió gratamente es que también domina la anatomía masculina. Tarde pocas páginas en encontrar un cuerpo escultural digno del mejor de los empotradores de esos que te perdonan la vida con su mirada mientras te encaminan a su cama y que cierran los ojos al follar. Bueno, vale, también vi un pardillo, su amigo, un hacker que ayuda a la protagonista en esos pequeños detalles no sexuales.
En cuanto al guión, no aporta novedades, el suspense erótico habitual. Chica busca hermana desaparecida y por el camino se entretiene. Entre otros sitios, en un baile de máscaras, de dónde precisamente han sacado el título. Lo que sí me gusta es el personaje de la protagonista. Mónika es una artista multidisciplinar, pinta y realiza performances, es una mujer bella, especial, misteriosa. De su historia no se dan más que pinceladas, pero se adivina que no tuvo una vida sencilla. Para encontrar a su hermana se inventa una personalidad con la que poder adentrarse a un mundo oculto de pasiones prohibidas. En la trama se entremezcla política, moralidad, tecnología, todo salpicado con grandes dosis de sensualidad y sexo.
En resumen recomiendo este cómic, ideal para llegar al clímax visual. Yo ya he encargado el número 2. Dicen que trata el tema de la inteligencia artificial, otra de mis oscuras pasiones…
Umm… Ahora que lo pienso, me gusta Mónika, puede que alguna vez me aventure a utilizar su nombre como «alter ego», en una de esas ocasiones en las que no quiera que descubran que soy Barbarella.