Esposas
Moonlight
Definiciones, qué son unas esposas:
- Artículo que utilizan policías y seguratas para inmovilizar a sus detenidos.
- Mujeres pertenecientes a un enlace matrimonial, je, la perversión del lenguaje… que decía una vez El Chojin con su rap.
- Juguete erótico para aprisionar a tu compañero o compañera sexual. En este caso suelen venir con una funda de tacto suave o gustoso para no dañar las muñecas o tobillos de la persona apresada.
La persona esposada durante el sexo puede dejarse hacer, con el incentivo de que, al estar esposada, no va a poder tocarse ni estimular a su pareja sexual. También puede intentar revelarse a pesar de estar esposada, para hacer la actividad más juguetona, interesante o diferente. Puedes esposar una muñeca a la otra, un tobillo al otro, un tobillo a la muñeca, muñecas y tobillos a la cama si tienes más de unas esposas. Se recomienda ante todo dar preferencia a la comodidad de la persona esposada, para que pueda disfrutar. También son un artículo preferente en el sexo de dominación, compañeras de fustas y vestidos de vinilo. En este caso es la domina quien elige cómo esposar a su sumiso.
Artículo que puede dar mucho juego dentro del sexo en la pareja, pero que a veces, cuando eres aún casi adolescente y te da por investigar sin casa propia todavía, puede jugarte malas pasadas.
Los domingos de mis años de juventud, divino tesoro, los padres de mi ex solían salir a dar su paseo, momento que nosotros aprovechábamos para quedarnos solos en su casa. Afortunadamente ellos sabían que nos quedábamos. Ya habíamos probado las esposas en la cama, y ahora tocaba otro mueble de la habitación. Senté a mi pareja sexual del momento a la silla, esposando sus muñecas detrás del respaldo, con sus brazos en tensión y su espalda pegada a la silla completamente. Me dediqué a desnudarme lentamente delante de él, regalándome y viendo sus ganas de tocarme sin poder hacerlo. Acercando mi pezón a su boca sólo si yo quería, masturbándole o regalandole sexo oral solo si yo quería, sentándome en la cama para masturbarme delante de él, viéndole la cara de morirse de ganas de levantarse de la silla y venir a por mí sin poder hacerlo, mordiéndose el labio mientras me miraba. Sí, las esposas dan mucho juego al sexo, infinidad de posibilidades que investigar, puedes pasarte horas y horas provocando gustoso sufrimiento a tu pareja sexual. Horas en las que se te va el santo al cielo y de repente oyes las llaves en la puerta de su casa y a su buena madre que os saluda diciendo «¡ya estamos aquííí!»
Y mi primera reacción, en lugar de quitarle las esposas, que debería ser lo lógico, es ir en bolas corriendo hacia la puerta y apoyarme de espaldas en ella para que no puedan abrirla. Con cara de poema veo como mi esposado intenta liberarse de su aprisionamiento haciendo fuerza con los brazos contra el respaldo de la silla, lógicamente sin lograrlo.
Situación, si me aparto de la puerta para liberarle, pueden abrirla y pillarnos. Si me aparto de la puerta para coger mi ropa y vestirme, también pueden abrirla y pillarnos. Si no le libero, él no puede acercarme mi ropa hasta la puerta. Todo un cuadro. Afortunadamente sus padres no eran tontos. Su madre se limitó a golpear la puerta un par de veces y repetirnos que ya habían llegado, y con decir ambos a la vez: ¡vale! ya bastaba. Después de eso fue cuestión de separarme de la puerta, quitarle las esposas a mi pobre esclavo del momento, y vestirnos, una pena. Seguiríamos investigando en otro momento.
Desde luego… me lo he pasado muy bien ^_^ Hace años que aún conservo esas esposas, y no he vuelto a utilizarlas con mi pareja actual. Son tan diferentes… habrá que proponerlo, a ver que pasa 😉