Primer viaje al interior de EL Zorro
La Dolce Vita
El otro día Sonia me sugirió este local, pero no podía imaginar lo que encontraría… Me cité con ella el sábado a eso de las ocho. La verdad es que me sorprendí a mi misma cuando mirándome en el espejo, el reflejo me devolvió la imagen de alguien que estaba buscando guerra, Sonia me obsesionaba y era mi objetivo aunque no quería darme cuenta del todo… Estaba vestida para ella, un leve vestido abotonado de arriba abajo, sin nada debajo y unos tacones por complemento.
20:05, Ahí estaba, sola, voluptuosa, mostrándome esa perturbadora sonrisa que siempre deseo morder, el pelo rojo se le pegaba a los labios por el viento y su escote dejaba entrever toda la fantasía que soñé la última vez que nos vimos.
Un beso ligero, un “pico” dio paso a la invitación a cruzar la puerta del garito que dibujaba en su entrada un zorro calzando botas de cuero, me recorrió un cosquilleo por el cuerpo y la miré, su mano se posó en mi trasero y un leve azotito me invitó a pasar.
Nada oscuro, nada tenebroso, muy al contrario de lo esperado, encontré un lugar divertido, con música al estilo de los 80`s, algunas personas portaban máscaras, Me relajé, una chica con altos tacones y ajustado corsé me ofreció un antifaz a la vez que me entregó un cóctel “cortesía de la casa” un papel en forma de corazón con un nombre y un folleo de instrucciones que decía lo siguiente:
¡Bienvenido a la guarida del zorro! Recuerda:
Se mantendrá el anonimato en todo momento. Preséntate con el nombre asignado en tu corazón u otro a tu elección y no preguntes a nadie su nombre real, si quiere, te lo dará.
Se utilizarán condones en los encuentros, a disposición en los expendedores situados en la sala videoclub y en las salas verdes.
Todo el material está debidamente esterilizado y envasado, deposítalo en los contenedores de retirada situados en las salas rojas y negras, cuando cese su utilización.
Las zonas de acceso reservado (rojas y negras) deben gestionarse a través de las personas que verás con el corazón rosa en el pecho que te han servido el cóctel de entrada, acércate discretamente a ellas o llama al botón que hay en la barra principal.
Puedes disfrutar de las zonas comunes como en cualquier otro lugar de ocio siempre respetando las normas y la intimidad de los visitantes de la guarida, recuerda “ver, oír y callar”
Busca tu rol, descubre infinidad de posibilidades, y sencillamente ábrete al placer de lo desconocido y a la ilusión de compartir experiencias
La noche prometía pero yo no sabía ni por dónde empezar, miro mi corazón, me llaman Lilith y no me gusta, apuro mi cóctel y oteo cada rincón buscando a Sonia sin resultado, tacho con lápiz de ojos mi nombre y me renombro: Dolce. Mucho mejor! Me pongo el antifaz dispuesta a descubrir lo que me espera…
Me vuelvo para pedir otro cóctel, y mientras hablo con la chica del corazón rosa noto sorprendida que unos labios rozan mi cuello tras la oreja al hablarme, “déjate llevar” me dicen, “¿Confías en mi?” Es ella, Sonia, más loba que nunca. Se ha cambiado. Su falda de cuero por la rodilla da paso a una abertura sugerente que llega hasta donde se pierde la vista y se abre la imaginación, un cuerpo cubierto de encaje que deja traslucir las más perversas ideas y en medio, clavado, un corazón rojo con su nombre “Rubí” Le pega más Loba, pienso. En sus manos guantes de cuero que dejan los dedos al aire para no perderse ni un detalle de la anatomía de su siguiente “víctima”.
“Déjate llevar” Me repite con dulzura, “vas a pasarlo bien” “Yo te guío” Asiento con la cabeza, me coge la mano divertida, y me lleva hacia un pasillo, donde la chica del corazón rosa y los tacones infinitos apunta su nombre y le entrega una llave. La llave de mi perdición.
-No quiero que veas lo que hay dentro, Ahora soy Rubí, no Sonia, dirígete siempre por ese nombre. Confía en mí, nunca te haré daño, Si algo no te gusta sencillamente di la palabra “Rojo” si algo te gusta mucho di “verde” Si lo prefieres no hables y disfruta, este es mi terreno, es mi guarida, yo domino el juego, siempre me has deseado, lo sé, hoy me tendrás.
Una venda tapa mi visión y alguien me conduce a ciegas hacia algún lugar, cada poro de mi piel suda pero no me quejo, siempre me ha gustado dejarme llevar. Escucho el sonido de una puerta cerrándose, me mantengo en pie, unas manos rudas, de hombre y un aliento con ligero olor a cerveza se aproximan, el aliento masculino me roza la cara, su barba de varios días pincha e intento imaginar su edad y su físico.. No puedo, su lengua me recorre la nuca y baja, no ha pronunciado ni una sola palabra, desabotona el vestido y lame mi escote, yo suspiro…
Unas manos de mujer agarran las mías, silencio, las mismas manos se posan en mis rodillas y suben hacia mis muslos, siento las uñas largas sobre mi piel subiendo bajo mi vestido, mientras los labios de hombre siguen proyectando el aliento a cerveza en mi nuca en cada beso. Gimo.
“Ven” dice una voz de mujer que reconozco, sumisa me acerco, desabrocha uno a uno los botones que quedan en el vestido y me presento desnuda frente a ella, las manos masculinas, firmes, terminan de quitar mi ropa, suspiro y callo, me dejo hacer.
Las uñas de Rubí me arañan, suave pero firme desde el canalillo hasta debajo del ombligo y su lengua húmeda recorre el mismo camino justo después como intentando lamer la herida (menos mal que me hice la laser, pienso en ese momento) el roce de una barba raspa mi piel por detrás a la vez que siento unos labios bajando hasta el fondo de mi espalda. Me estremezco.
Unos dedos frente a mi empiezan a abrirse camino primero entre mis labios externos, después profundamente desde detrás, desesperados por humedecerse hacia adelante buscando el clítoris para iniciar un juego que aún está en preliminares. Él la deja hacer.
Yo tiemblo, deseo gritar y hablar pero no me salen las palabras, sólo gemidos… deseo fervientemente sus labios, besarla, me doy cuenta de que ella manda, ambos somos siervos, mosquitos en sus manos, el también obedece en silencio.
El me sienta en el borde de la cama, ella se sitúa con sus piernas bordeándome, sentada tras de mí, con su sexo apoyado en mi culo, su calor es inmenso, se dedica a retirarme el pelo en una coleta, se agarra a mis tetas desde atrás dejándome sentir la calidez de su coño pegado a mí piel, ahora es ella quien besa mi nuca y mi espalda, noto el sexo desnudo de él, ese olor característico delata que está erecto, tan próximo a mí que sólo es necesario el gesto de abrir un poco mis labios para que se inicie el ritual, sucede. Me extraña percibir que no lleva puesto condón, no sigue las normas pienso en ese momento… Pero el deseo de lo desconocido me hace continuar…
Tranquila me susurran desde la espalda
Mi lengua recorre levemente como un gato que primero prueba su leche, está enorme, potente, dispuesta sólo para mi placer, abro la boca y empiezo a lamer, mi boca es pequeña, unos labios de hombre se agachan para humedecer los míos, continúa, esta noche es tuya, me dice Rubí mientras sus manos de mujer buscan de nuevo mi clítoris húmedo.
Ávida de deseo intento ayudarme con las mano, pero él me para, de nuevo mi lengua recorre su miembro de arriba abajo, desde la punta hasta la base, le humedezco antes de introducirlo completamente en mi boca, sin parar de mover mi cabeza al mismo son que siento las manos de ella masturbarme, como si de una danza se tratara, necesito más.
Paran.
El me coge por la cintura, me levanta, me invita a tumbarme en la cama y tira de mi hacia arriba para que adopte la postura más adecuada para penetrarme desde atrás, ella se cuela como una serpiente por el hueco que dejo debajo, siento como sus tetas rozan mis pezones al deslizarse, aprovecha para lamerlos. Por primera vez en mi vida percibo el olor a deseo, al sexo femenino quedando justo a la altura de mi boca, pero es ella la que se alimenta de mi, es ella la que introduce su lengua por cada uno de los rincones más íntimos de mi anatomía, es ella quien se ayuda de sus maravillosos dedos mientras su lengua se introduce dentro de mí.
Intento participar, no puedo mirar, mi olfato, y mi tacto son mi única guía en este juego porque al silencio sólo le interrumpen mis quejidos y sus gemidos. Pongo mi mano entera sobre ella en un torpe gesto de intentar saber, “suave!” me indica ella, al final el sexo es intuición, sale sólo, Todo es empezar, pienso en cómo me gusta a mi cuando me masturbo por las noches, de qué manear me toco, qué me hace gozar, lo repito con ella y de repente me vuelvo experta, dulce y sutil como ella.
Gozo!! Estoy a punto del éxtasis, ella no para, su lengua se mueve como las alas de una mariposa, de repente las manos de él se apoyan en mi culo en pompa y siento como empieza a entrar en mi, primero un poco, ella para, luego más, ella sigue, luego mucho más, ella deja la lengua para seguir con sus manos, yo dejo las manos para pasar a la lengua, (¡Bendito ritual!)
Una sacudida, otra y otra más, sexo rotundo y profundo, sexo salvaje, y yo necesito gritar. Sus dedos me masturban fuerte, rápido y sin parar, mi lengua recorre cada milímetro suyo ahogada en el placer de su humedad y de la mía y la de él…. Un grito infinito de gozo, sin filtro, sin pausa, sin silenciar al llegar al éxtasis final en mi vida sentido, un par de gemidos de él pausados, acompasados, acompañando su orgasmo y por fin una carcajada de gozo de ella, siempre Loba, perturbadora, seductora, prohibida.
Me quedo exhausta tirada en la cama, desnuda, suena una puerta cerrándose, me quito la venda y estoy sola en la habitación ¿Realmente ha pasado?
Me visto y salgo aún turbada, me acerco a la barra y la chica del corazón rosa me espera con un nuevo cóctel en la mano “cortesía de la casa” allí está Sonia, Loba, Rubí, mirándome sonriente con su cuero y con su encaje, perfecta como si nada hubiera pasado.
-Nada mal para ser tu primera vez- Me dice al oído. Sonrío.
-Quién es él- Pregunto. Y me responde señalando las reglas del juego,
… no preguntes a nadie su nombre real, si quiere, te lo dará…
Pero cada noche me imagino su cara y busco esa barba de tres día y ese leve olor a cerveza en mis sueños y miro el teléfono esperando la próxima llamada de Rubí, invitándome a descubrir nuevas fantasías en la guarida del zorro. Tengo el presentimiento de que aún hay mucho que ver por allí.