Cuerpos fundidos 3 (primera parte)
Dos de Corazones
Pedazo de puente que me voy a marcar, un puente sólo para mí, nos han avisado en el curro de que hay un evento, una charla a la que tengo que asistir un jueves y pese a que es en la villa nos llevará un día completo así que el viernes me lo dan libre por aquello de no saturar el cerebro. Una charla sobre crecimiento empresarial, nada que ver con mi trabajo de taller pero el jefe no quería ir, y a mí como se me da bien aquello de resumir y hacer trabajos (legado del instituto) me lo ofreció, todo sea por salir del edificio.
Hoy comienzan las jornadas así que me presento puntualmente (un poco antes) en la puerta para que me den la identificación, no es que la charla me estimule pero dan de comer, después hay una cena y más tarde, aquí viene lo bueno, una fiesta de fin de jornada y aquí siempre encuentras alguien con el que charlar, un plan redondo.
Todo está preparado, el auditorio, sillas, luces, el escenario donde los Gurús empresariales darán sus tips para hacerse de oro, en fin. Busco con la mirada un buen sitio, no tanto por escuchar sino por la gente que está, veo un grupo de gente joven, rondando la cuarentena y me acerco pensando que pueden ser buenos compañeros de farra.
Una vez sentado me presento, son también currelas de otras empresas donde sus jefes les han derivado el marrón así que estamos aquí por lo mismo, comida y juerga, CARPE DIEM y tal. El grupo es agradable y pasados unos minutos las luces se dirigen al escenario y comienza el curro, básicamente tomar notas como un descosido. Los ponentes van pasando mientras el presentador les introduce, que si esta nueva técnica, que si este nuevo balance, todos se repiten pero con distintas palabras. Yo tomo notas y llego a la conclusión de que toda esta palabrería no es más que desarrollar el concepto de “La cuenta de la abuela” utiliza bien tus recursos y no gastes más de lo que tienes, un clásico que no pasa de moda.
Llega el turno de otra ponente, cuando aparece en el escenario no me lo puedo creer, es Naranja, sí, mi Naranja, aquella chica de la orgía que se sentía cohibida al principio, aquella chica con la que compartí momentazos. Estoy a cuadros, la veo ahora, elegante, zapato plano, pantalón y chaqueta, camisa y sin corbata. Su charla empieza y aquella chica taimada que conocía desaparece, su speech es poderoso, su presencia llena el escenario, sus manos vuelan entre gráficas e incluso interpela al público para solventar dudas. La presentación que hace es sencilla, clara, los datos defendibles y veinte minutos después termina y se lleva los aplausos del público. Joder, esta tia es toda fuerza.
Mi mano escribe todo lo que pasa en las charlas pero mi mente viaja libremente, Naranja joder, quien me iba a decir que la vería y además en su terreno, apenas puedo esperar a ver si me la encuentro después en la recepción ya llegada la noche, más que pretender nada (que no he de mentir se me pasa por la cabeza) quiero saludarla y contarle que me encontré con verde y morado hacía ya tres semanas.
Llega la hora del almuerzo, el grupo es apañado y nos acercamos al buffet que han puesto, rollo canapés, estamos famélicos así que zasca, al llenazo, esto parece Faluya. Mientras reímos todos coinciden que esta mañana ha habido dos ponentes destacados, una de ellos Naranja, sí, ahora sé su nombre oficial pero es algo residual, para mí, el real es Naranja. Seguimos a lo nuestro hasta que nos avisan de que siguen las charlas, un café y listo, volvemos al tajo.
Una vez dentro todo sigue su curso, los ponentes salen a la palestra, tanto ellas como ellos hacen su magia, promueven sus teorías con mayor o menor acierto y se marchan. Así va pasando la tarde hasta que terminan todo, el presentador sale e invita a los ponentes a subir al escenario para sacar la foto de rigor, unos aplausos y listo, todo terminado y Naranja la cuarta desde el centro hacia la izquierda sonríe, no sé si al igual que el resto, pero en ella me fijo, ¿cómo no hacerlo?. Nos invitan a todos a la cena que tendrá lugar en el restaurante del hotel designado y también nos recomiendan acudir al fin de fiesta que se celebrará en uno de sus salones, yo por mi parte me encantaría al menos cruzar alguna palabra con Naranja.
Salimos del auditorio un tanto magullados por la marabunta, yo quería quedarme un poco para intentar verla pero finalmente marcho con el grupo dirección al hotel. Llueve en la villa, nada fuera de lo normal así que paraguas en mano nos vamos allí para cenar.
Nos sentamos en la mesa designada, después de unos cambios conseguimos reunirnos el grupito de antes en la misma mesa, charlamos mientras la gente va tomando asiento. Cuando todos estamos sentados se hace el silencio, aparecen los organizadores y ponentes que se sientan en una mesa más o menos céntrica. Naranja sonríe y saluda, se sienta y servilleta en piernas se sirve una copa de vino, yo vuelvo a mi conversación pero siempre dirigiendo alguna mirada fortuita hacia esa mesa. Los minutos pasan y la cena se sucede, muy buena cena, entrantes, sopa de marisco, carne, pescado, sorbete, postre, café y copazo, un buen sueldo por este día de curro. Naranja se divierte o al menos ríe a carcajadas. Por fin la gente empieza a levantarse y se dirige a la sala contigua, hay una especie de bar, nosotros decidimos movernos para evitar la modorra y seguir tomando algo, yo me decanto por un Bourbon con hielo, si, voy a tope, hoy toca fiestón que mañana no hay que currar.
El grupito que se ha formado es agradable, chicos y chicas que nos entendemos bien, vacilamos y reímos. Yo hablo con las chicas del grupo, el resto ha marchado a pedir otra, en ese momento Naranja aparece rodeada de gente, otras le paran y le dan la enhorabuena, me gustaría ir a saludar pero es demasiada gente, no es mi guerra.
Pasada ya una hora decido buscarla quizás animado por el copazo, la busco pero no la veo, espero no haberla perdido, esta oportunidad era estupenda, casi mágica la casualidad. Como no la encuentro me dedico a charlar animadamente con el grupo y de repente siento como alguien me toma del brazo, me giro y la encuentro de frente y sonriendo -vaya Blanco, ¿tú por aquí?, ¿qué hace un chico como tú en un sitio como este?- estoy sorprendido, mi corazón ha pegado un salto, le doy un trago al Bourbon y respondo contando el tema del curro y le digo que yo también me sorprendí al encontrarla como ponente. Hablo rápido pero empiezo a relajarme y bajo la intensidad, ella, que no me ha soltado el brazo aún sonríe abiertamente al ver mi reacción.
– Tu charla ha sido una de las mejores- comento mientras ella le resta importancia con un gesto de mano, en ese momento una de las chicas del grupo de currelas con el que estoy aparece con dos copas en la mano, Naranja la observa, ella sonríe y le acerca una de las copas, yo perplejo le pregunto si se conocen a lo que responden con una carcajada sonora que no entiendo. -Blanco, creo que ya conoces Fucsia-dice haciendo un esfuerzo por inventar un nombre, mi cara ahora sí que está desencajada, mi compañera se troncha de risa al igual que Naranja.
– así que fucsia ehh,- dice mi compañera sonriendo- no sé que juego es ese pero seguro que me gusta, me conoces bien ¿Naranja verdad?- y sigue riendo, ahora sí que no entiendo nada, otra de esas casualidades de película, de esas que en realidad no pasan, estas dos se conocen y al parecer bien porque se ríen de bromas que tienen en común, mi boca abierta debe de ser un chiste ya que se miran divertidas, – Blanco, ¿Blanco?¿me tenéis que explicar el porqué de estos nombres? Pues eso, que Naranja y yo vamos a salir de aquí y dar una vuelta por la villa, hoy es jueves y habrá movida, así nos separamos un poco del ambiente del curro, Naranja dice que te apuntas fijo, ¿es así, te animas?
Claro que me animo, pienso para mí, estoy que salto de alegría, si esto se parece aunque sea un ápice al encuentro que tuve con Morado y Verde va a ser increíble y ya que estamos en harina me dejo llevar. Para no parecer ansioso respondo con un simple – Cojo la chaqueta y nos vamos, hoy estoy de fiesta- busco mis cosas, me despido con la excusa del curro y me voy fuera donde ellas ya están esperando, sigue lloviendo, cómo no. Los tres bajo dos paraguas nos juntamos y caminamos hacia la zona de bares. Les pregunto si son pareja pero la risa que provoca la pregunta responde por si sola -No, somos amigas y nos ayudamos en ciertos asuntos, ahora te lo explicamos, mira aquí está el bar, vamos a acoplarnos aquí y hablamos- sentencia Fucsia.
Pido copas, Boubon, Vodka para Naranja y Gintonic para Fucsia, es divertido llamarlas así aun sabiendo sus nombres, es parte del juego que estamos empezando a jugar, me gusta. Llego con las copas a la mesa, me siento y entonces decido que ya es hora de que me expliquen de que va esto.
Naranja me dice que ella no es de la villa, que vive fuera pero viene por trabajo a menudo, el día que nos encontramos donde Hieros ella tenía una charla. Indagó en la red por locales sexualmente abiertos, tema elegante para un encuentro casual, dio con la página pero no tenía pensado ir, una orgía no era un rollo que le fuese demasiado pero decidió probar, al igual que yo, la diferencia es que ella descubrió un mundo que le gusta y se aplicó al cuento y en esos ambientes conoció a Fucsia, una chica peculiar según dice.
Fucsia por su parte comenta la evolución de Naranja desde que la conoció -Venía de esa orgía más o menos abierta a explorar nuevas posibilidades y me encontró, yo propongo otro tipo de placer que unido al convencional hace de esta una experiencia muy placentera, hoy habíamos quedado para tener una sesión por eso me colé en el evento, cosa fácil. Después imagina la sorpresa cuando al hablar con ella me dice que el que es mi compañero de jornada es uno de sus compis de orgía. Eso es un alago ya que habla maravillas de ese encuentro.
Mi cabeza está loca, si no interpreto mal me están ofreciendo participar de ese encuentro, aún así lo pregunto, también para ponerme en una situación de “yo no sé, instruidme por favor” y que vaya todo rodado, a veces me da por tener ese rol. – ¿Creéis que me pueda unir a vuestra sesión?, me gustaría probar cosas nuevas, lo he intentado, tuve un encuentro con dos compañeros comunes- digo mirando a Naranja. -Morado y Verde, en su casa, fue una cosa especial, ¿Me dejáis participar de vuestra experiencia?- Así termino mi petición, ellas sonríen y se miran a los ojos con una mirada de aprobación, Fucsia se muerde el labio un poco y le toca la pierna a Naranja. -Está bien- dice Fucsia -si Naranja lo aprueba a mí me gusta la idea, mi local está cerca, si queréis nos vamos-. Lo estoy volviendo a hacer, estoy volviendo a sumergirme en un cuento de sexualidad mágica. Espero la respuesta de Naranja.
Ella se acomoda en la silla, me mira de arriba a abajo, sonríe de medio lado y dice -Claro, ¿por qué no?, ya nos conocemos, sé cómo te mueves en estos derroteros, y además, me encantó como me tocaste, ahora bien, Fucsia tiene métodos, yo los he aceptado y tu tendrás que hacerlo, a la primera duda te quedas fuera. Esto es así Blanco, es mi sesión, es lo que quiero y si te unes, participarás de todo- yo trago saliva y me tiro de cabeza asintiendo, apuro el Bourbon y digo -¿a qué esperamos, vayamos pues a crear momentos dignos de ser recordados.