Masturbación analgésica en el parto
Dalila
A muchos de los de mi generación nos dijeron que la masturbación producía ceguera, o que producía miopía, o vete tú a saber qué más. Pero, ay amigo, las cosas cambian, los tiempos cambian y sobre todo las mentalidades cambian. Hoy sabemos que la masturbación tiene los efectos de un potente analgésico, y que hasta es capaz de paliar el dolor menstrual en el caso de las mujeres. Algunas personas me han llegado a decir que una buena pajilla hasta les ha aliviado las molestias del resfriado y la gripe, entre que la medicación que se habían tomado hacía efecto y no. Visto así, todo son ventajas.
Pero la revelación más fulminante a este respecto la tuve hace un mes o así, en clase de preparación al parto. Como algunos ya sabéis, escribo esto estando embarazada de nueve meses de mi segundo hijo, y ya tengo la experiencia de haber parido. Y qué os voy a contar, a mí por lo menos parir me duele. Pero hay mujeres que describen cómo tienen orgasmos mientras su bebé se desliza fuera de sus vaginas, o eso nos dijo aquel día, en aquella clase, la matrona. El secreto, según ella, una buena estimulación clitoridiana entre contracción y contracción, cuando todavía el cuerpo lo permita. Y siempre en un ambiente de intimidad que invite a tocarse, es decir, donde una esté cómoda.
¿Cómo es esto posible? ¿Cómo puede una mujer querer tocarse en una situación tan aparentemente desagradable como un parto?
Os daré la respuesta desde mi propia experiencia: un parto es una experiencia intensa, sí, y puede ser dolorosa, también, pero no necesariamente tiene que conllevar sufrimiento. Y una de las cosas que experimenté cuando todavía estaba en mi casa y aún no me había desplazado al hospital, en mi pelota de Pilates haciendo ejercicios de relajación, fue una gran presión sobre mis labios mayores y mi clítoris cada vez que tenía una contracción. El dolor era completamente llevadero en ese momento, y de hecho hubo momentos en los que podría decir que, al terminar la contracción, sentía placer. Placer del que siento cuando estoy en el tema. Luego se cortó todo cuando tuve que coger la maleta y encaminarme hacia el centro en el que, finalmente, daría a luz.
No llegué a tocarme en mi primer parto, aunque habría tenido tiempo de sobra para hacerlo mientras estuve en casa. En el hospital es otro cantar, porque es raro que estés en un ambiente adecuado para tocarte en un lugar tan extraño y aséptico. Pero tu casa, ésa la conoces perfectamente, y creo que podría haberlo hecho y haberlo experimentado, de haber sabido lo que sé hoy.
Por ejemplo, investigando sobre el tema he leído que hay evidencias de que la vagina se distiende unos cinco centímetros durante el orgasmo, ayudando a la apertura posterior del canal del parto. También se produce oxitocina endógena durante la masturbación y las relaciones sexuales, que es la misma hormona que regula las contracciones, por tanto, estimulando el progreso natural del parto y pudiendo acortarlo. De hecho, la prostaglandina (una de las hormonas que contiene el semen) se utiliza para hacer madurar el cuello del útero, lo que explica que en ocasiones el sexo con penetración y eyaculación masculina dentro de la vagina provoque el parto, si la cosa está a punto de caramelo. Por último pero no menos importante, y de eso va el artículo que estás leyendo, existen estudios que dicen que un solo orgasmo puede aumentar considerablemente el umbral del dolor, que permanece estanco durante bastante tiempo después del mismo, haciendo más llevadero todo el proceso.
Ahora bien, ¿por qué las mujeres no nos masturbamos durante el parto? ¡Si existen estudios que dicen que hay quien lo hace, aunque de tapadillo! ¡Si se recomienda a todas luces la masturbación como analgesia! Pues una de las razones podría ser que parimos en lugares públicos y que da bastante corte hacerlo delante de un completo desconocido. No me veo a mí misma diciéndole a mi matrona «perdona, pero me voy a tocar para llevar mejor el dolor, ¿vale?», mientras estoy sentada en una sala de partos con, probablemente, dos residentes más. Por eso tiene sentido que el placer se sienta en un entorno domiciliario, conocido y familiar. No obstante, creo que la razón más importante es el tremendo tabú que resulta del vincular el nacimiento de un hijo con el placer sexual. Curioso, cuanto menos, cuando casi siempre hace falta follar para quedarse embarazada.
Me quedan días para dar a luz y, a no ser que sea muy precipitado y tenga que salir corriendo para el hospital, creo que probaré lo de tocarme mientras todavía esté en mi casa. Quiero experimentar en mis propias carnes si es verdad que se siente menos dolor, o si soy capaz de llevarlo mejor. Sea como fuere, ¡deseadme suerte!