Maldito cabrón, Mi rendición.
La Dolce Vita
Estaba terminando de darme una ducha cuando sonó el telefonillo abajo, no tenía que preguntar, sabía que era él. Tiempo justo para el enjuague bucal, una gota de perfume y la toalla anudada delante, sin nada más, esperando ser arrancada para ofrecer un cuerpo y un sexo perfectamente depilados.
Suena fuera el ascensor, está subiendo, mi corazón a mil, siento como me humedezco por el simple deseo, Tengo dudas respecto a cómo actuar. Llaman a la puerta
-Pasa, está abierta.
Un empujoncito y allí está él, Su eterna y seductora sonrisa, sus ojos clavados en mí, me abraza firme contra su pecho, me besa brusco, fuerte, metiendo su lengua hasta el fondo con prisa y ansia, no es dulce ni tierno, tiene claro a lo que viene.
Pícaro agarra el nudo de la toalla y lo deshace dejándola caer al suelo, me quedo como un pasmarote quieta, de pie, desnuda ante él, se sienta en la cama con cara de lujuria, y me atrae hacia él. Tiene a mano su juguete, no hay medias tintas, no son necesarias, se desabrocha el pantalón y sin quitarlo extrae su miembro erecto, potente, circuncidado. Brillante y limpio, me invita a chuparlo con un leve tironcito de mis brazos. Me arrodillo y lo hago, siento sus manos en mi cabeza empujándome rítmicamente al mismo tiempo que gime excitado
-Si! Chupa! Oh qué bien lo haces Dolce! No pares métetela entera! Voy a correrme en tu boca!
Quiere que le mire mientras lo hago, quiere ver bien como se la como, me pide que me suba a la cama y siga allí, haciendo lo mismo con él tumbado, recostado sobre almohadas y cojines que le permiten mirarme. Yo obedezco.
Siento que va a terminar, está húmedo, mucho, su líquido empieza a resbalarse entre mis comisuras, sujeta mi cabeza más fuerte, y me ayuda a moverla rotunda y fimemente sobre él. Gime alto y su mano derecha se posa en mi hombro y después agarra fuerte mi brazo
-Siiiiiiii!!!
Se corre, se sienta y me besa la frente y las mejillas, mi boca sonriente está mojada de él, rebosa de él. En mis ojos suplicantes hay lágrimas por él.
-Perdona voy al baño, ¿Dónde está?
Cojo un kleenex, me limpio los restos y le señalo la puerta. Me siento en el borde de la cama, miro mis juguetes en la mesilla, veo mi lencería caída en el suelo, sin estrenar, veo mi sueño partido y me veo a mi en el espejo vacía, asimilando lo que acaba de ocurrir, sin querer pensar como seguirá la historia. Me observo depilada completamente, no suelo llevarlo así, lo hice por él, sabía que le gustaría. Me rozo y me gusta el tacto, sigo húmeda, está claro que me pone mucho, que me puede el deseo que siento por él.
Sale del baño aseado abrochándose, y de repente me doy cuenta de que ni siquiera se ha quitado la chaqueta, pero me encuentro sonriéndole con esa risita tonta que invita a repetir cuando él quiera
-¿Te ha gustado?
-Mucho pequeña, pero ahora tengo que marcharme, no podía dejar de verte tras recibir tu vídeo, no puedo quedarme, habrá más días, verás que bien vamos a pasarlo…
Un beso leve en los labios y salió por la puerta, me asomo a la ventana y le veo desaparecer calle abajo
Miro de nuevo a la cama, los juguetes, mi cuerpo desnudo reflejado en el espejo que me sirvió de escaparate para grabarme masturbándome para él… No puedo dejar de desearle, no puedo dejar de necesitarle, estoy enganchada a él, y, siguiendo mi rutina, me tumbo como estoy y comienzo a tocarme hasta el final con él en mi mente, soñando que es él quien me toca, rozando con la lengua mis labios soñando que es él quien me besa como a mí me gusta. Cerrando los ojos y pidiendo en alto que me la meta una y otra vez soñando que lo hace… Y así hasta el final.
Termino, me siento menos vacía, le deseo, necesito volver a verle, imagino lo que le ha podido gustar y le envío un mensaje diciéndole como me ha excitado lamerle, lo que he disfrutado y cuanto deseo repetir. Me responde con un icono de un beso y un corazón, sólo eso, a mí se me escapa un suspiro, vuela una sonrisa y se me agarrota el corazón.
El juego sólo había comenzado y su juguete preferido… Yo.