Lactafilia, más allá de las tetas
Dalila
El otro día leí este artículo sobre una señora que dejó su puesto de trabajo para dar de mamar a su novio, ya entradito en años. Vamos, que no era un lactante ni mucho menos, sino un señor hecho y derecho. De los que tienen ya bastantes pelos en los huevos. Como madre lactante de dos niños de diferentes edades me sentí bastante intrigada por el tema, así que estuve investigando un buen rato sobre esta curiosísima filia. Al parecer es relativamente rara, pero existe todo un mundo alrededor de ella e incluso una comunidad formada, muy parecida a la que puede haber alrededor del mundo BDSM. Quiero decir que existen unas ciertas reglas y una etiqueta al respecto.
Para empezar, parece ser que esta filia tiene un carácter más marcadamente sexual en el caso de los hombres. Personalmente, no conozco ningún tío (hetero) que no se haya puesto como una moto al chupar tetas, de hecho, es una práctica sexual bastante habitual (¿o no?). Ojo, que a las féminas también nos pone. Recuerdo que hubo un tiempo en el que mi marido todavía era mi novio y me emboscaba en nuestro diminuto apartamento de aquel entonces para chuparme los pezones a la que me descuidaba. Eso acababa en polvo sí o sí. Me estoy calentando de pensarlo, tendré que volver a pedírselo.
A lo que iba. Los hombres que practican lactafilia van buscando una práctica que puede llegar a acabar en final feliz si ambos se ponen al tema, pero que implica sí o sí la ingestión de leche. Es decir, que no es la clásica chupadita de pezones, sino que se trata de una alimentación a base de leche materna real lo que provoca la excitación. Todas las páginas serias que he visto sobre lactafilia hacen unas ciertas preguntas al hombre que se plantea su práctica, como por ejemplo si están dispuestos a tener lo que se denomina una relación adulta de lactancia. Esta relación es normalmente estable, dejadme explicaros por qué: la leche humana es vía de contagio de, por ejemplo, el VIH. Por tanto, la relación adulta de lactancia es una práctica de riesgo a ese respecto. Pero bueno, aquí muchos follamos a pelo cuando tenemos pareja estable, así que nada que nos vaya a sorprender demasiado. Al parecer, la chupadita esporádica o por curiosidad no es lo habitual por esa razón, así como por considerarla una falta de respeto hacia la mujer (yo me imagino a un extraño diciéndome «disculpe, señora, ¿podría probar leche de sus tetas? Me han dicho que sabe a leche merengada». Lo mandaría a paseo bien pronto).
En cuanto a las mujeres, bueno… he leído cosas con las que estoy de acuerdo y cosas con las que no. La literatura sobre lactafilia dice que nosotras solemos buscar más una unión con nuestro compañero. No estoy del todo de acuerdo, porque me he puesto tradicionalmente cachonda cuando mi pareja me ha chupado las tetas. La única excepción sería dar el pecho a mis hijos, y porque el tabú del incesto es fuerte en nuestra sociedad. También existe un cierto debate en torno a pedir que enseñemos o no las tetas en las páginas de contactos especializadas, porque se vende mucho la imagen de la madre lactante con una talla 130 de sujetador. Los expertos en el tema insisten en no tratar el tamaño como una condición sine qua non para tener una buena compañera de filia, pues la producción de leche es independiente de la cantidad de grasa que la mujer acumule en la zona de las mamas, que es lo que hace que tengamos mayor o menor talla de sujetador. La mayor parte de las veces, una mujer dispuesta es todo lo que necesita un hombre que quiera practicar la lactafilia o tener una relación de amamantamiento, independientemente de si ella parece la clásica nodriza de la nobleza o no.
También he visto un cierto debate sobre la esclavitud (para la mujer) que supone este tipo de práctica. Es por el artículo que ponía arriba sobre la señora que dejaba su trabajo para amamantar a su compañero. Vayamos por partes, que dijo Jack el Destripador: si esta señora va a dejar que le mamen cada dos horas, seguramente, sea para inducirse la lactancia o aumentar la producción de leche. No significa que toda la vida vaya a quedarse haciendo lo mismo, y probablemente una vez instaurada la lactancia deje de estimularse tanto la producción. Simplemente es su elección para ese momento… ¡o para siempre! Que tampoco pasaría nada. Recordemos que existen relaciones dentro del BDSM en las que uno de los integrantes decide ser sumiso las veinticuatro horas al día, siete días a la semana. Y se hace voluntariamente, igual que en la lactafilia. No veo esclavitud, inferioridad o machismo ahí, veo elecciones personales. Lo que pasa es que esta sociedad tiende a infantilizar a las mujeres.
En todos los foros sobre este tema veo muchos llamamientos a los hombres a tratar con respeto a sus compañeras de relación, a apoyarlas manteniendo su producción de leche, a cuidarlas y a tener con ellas la estabilidad que se busca en esta práctica, con o sin implicaciones románticas (aunque la mayoría tienen ese toque romántico y, por supuesto, sexual). Veo un respeto que va más allá del morbo que ha llevado a algún periodista a escribir para su periódico la noticia de que una señora se dedique a amamantar a su novio, probablemente ante la ausencia de otras noticias más interesantes.
PD: Sí, he probado mi leche y está bastante buena. Sabe a Actimel con un poco más de chicha.