Yuna de Santiago García y Juaco Vizuete
Barbarella
Yuna, de Santiago García y Juaco Vizuete es la última novela gráfica que ha llegado a mis manos. Normalmente todo lo que edita Astiberri me gusta, y ya le había echado el ojo a la portada un día que me pasé por Jocker, mi librería favorita, ¿espacio? ¿inteligencia artificial? me interesa, iba a ser mía.
Es una historia de un humano orgánico, es decir de carne y hueso, y una humana sintética, una forma de vida artificial al servicio del hombre, que viajan por el espacio cumpliendo una especie de misión que no se llega a concretar. Entre ellos además de la relación profesional existe una relación personal íntima y sexual. El tipo de relaciones han cambiado, los humanos orgánicos ya apenas se emparejan con otros humanos orgánicos. La verdad es que tiene sus ventajas porque no hay discusiones, incluso al final del acto sexual tu androide te hace un completo análisis de tus fluídos, por lo que mantienes tus analíticas siempre al día. Si hablase se amor, sería un amor asimétrico, ya que los orgánicos ejercen una relación de posesión sobre los sintéticos que están programados para amar y cuando su pareja se cansa o muere son asignados a otra. ¿Pero se puede amar de verdad? ¿Es eso amor? Entonces aparece un elemento nuevo en su historia, una nave gigantesca que atrae su curiosidad, la llaman Colosa, y se comunica con una serie de onomatopeyas que no consiguen descifrar. Hasta aquí puedo contar, que luego me emociono y no quiero ser una spoiler.
En cuanto la estructura de las viñetas es dinámica, casi trepidamente, y se consigue este ritmo usando páginas con pocas viñetas, poco texto, intercalando páginas completas que nos sumergen en el espacio y en una especie de nave que más que nave parece un ser viviente. No abusa de los colores, es un bitono, y para mi sorpresa, el negro generalmente muy usado para escenas del espacio, en este caso está limitado al trazo. Siempre me han gustado los bitonos, el contraste es una gran herramienta para expresar emociones, y las tonalidades son capaces de transportarnos del pasado al presente sin más explicaciones.
Es una novela que se hace corta si no la «piensas», las 211 páginas se te pueden pasar volando, porque tiene poco texto y los dibujos a veces son difusos, lo que no te permite entretenerte con los detalles de los mecanismos que suelen trazarse con precisión en otras historias del ciencia ficción, pero justo en los espacios en blanco está su esencia.
Trata sobre las relaciones, el sexo, el amor, la soledad, los celos, y sobre la búsqueda del sentido de la vida, algo que inquieta tanto a orgánicos como a sintéticos.
Podría compartir lo que me ha hecho pensar, pero prefiero que cada cual saque sus propias conclusiones y os invito a conocer a Yuna.
Y me despido con un extracto , un trocito de Yuna que me he quedado…
«Se que los hombres tienen sentimientos, emociones…sé distinguirlos y yo misma los escenifico. Pero sé que hay algo más y ese algo se me escapa. !y no solo se me escapa a mí, no solo lo ignoramos nosotras!!También lo ignoran ellos!»