7 tipos de masturbaciones
Hieros Gamos
Los dioses (sean los que sean) tuvieron a bien el darnos uno de los grandes dones de la naturaleza: el orgasmo. Como si no fuese suficiente obsequio, además van y nos lo ponen al alcance de nuestra mano (literalmente). No puede ser casualidad, algo hemos tenido que hacer muy bien para recibir semejante obsequio o con algo muy jodido nos hemos quedado para que lo tengan que compensar de semejante manera. Si es que son todo ventajas ya que bien conocidas son sus virtudes a nivel tanto físico como psíquico o emocional. Luego y como suele pasar con demasiada frecuencia, llegáis los humanos y empezáis a empañar tal virtud con vuestros miedos, vuestras vergüenzas, vuestros tabúes y vuestras mierdas en general. Cualquier cosa con tal de no simplemente disfrutar de este maravilloso agasajo.
Pero hoy no vengo a echaros la bronca por ser un poco gañanes, no. Hoy vengo a hablaros de las principales razones que nos llevan a toquetearnos los bajos con fruición calenturienta y ociosa alevosía. Tras mucho reflexionar, personalmente englobaría las artes de la manipulación genital unipersonal en siete categorías principales.
Con vosotros, las Siete Magníficas (pajas):
La Estoy Cachondo/a
Básica y elemental. Sencillamente se te enciende el termostato, te entra un furor por la bajera que lo único que te pide el cuerpo es caña y de la buena. Así que te plantas frente al ordenador, en el baño, espatarrada en la cama o asilvestrándote en el sofá (o donde más te apetezca y/o puedas) y te rindes al frote y refrote. Esta suele tener dos desarrollos casi antagónicos: o desenlaza en un pim pam pum en cosa de un par de minutos, o acabas recreándote durante un rato largo disfrutando de tus durezas o tus humedades.
La Pre Fiesta
Vas a salir a darlo todo pero hace mucho que no das nada. Si algo nos enseñó Algo pasa con Mary, es que descargar las baterías antes de salir puede ser una gran idea. Es una cuestión estratégica muy especialmente si vas con intención de buscar cacho y diría que aún mas relevante si eres varón y no quieres que llegado el caso y por causas de la hambruna que llevas, se te note demasiado la desesperación y acabes disparando en falso.
La Post Fiesta
Y entonces vuelves a casa y como era de esperar no has pillado ni un catarro, así que resuena en tu cabeza la gran frase de Dos de Corazones: muy mal se tiene que dar la noche para que no acabe en paja. Es casi como un premio de consuelo de lo que podría haber sido y no fue y sin embargo particularmente satisfactorio ya que llegas cansado con la cartera vacía y los sueños perdidos, así que esa descarga sentado frente al ordenador sabe a gloria.
La Aburrida
No estás cachonda ni nada por el estilo. No ha pasado nada especialmente erótico que haga que tus bajos chorreen, simplemente estás en el sofá haciendo zapping con monótona cadencia y cuando te quieres dar cuenta tienes una mano dentro del pantalón y claro, ya que está ahí habrá que palpar un poco a ver que nos encontramos. Generalmente no suele ser nada espectacular; un orgasmo regulero en un tiempo razonable, lo suficiente como para matar el ratito que has estado frotando. También hay que entender que el murmullo del Discovery Channel de fondo no es que sea lo más motivador del mundo.
La Antiestrés
Estás hasta las narices, llevas un día de mierda corriendo de un lado para otro. El teléfono no deja de sonar, la impresora no termina de imprimir bien y tu jefe se ha levantado con el pié torcido. Vamos, que estás hasta el mismo coño y tienes el estresómetro por la puñeteras nubes. Quieres mandarlo todo a la mierda pero el señor del banco te recuerda que tienes una hipoteca que pagar y no puedes hacerlo, así que te buscas un plan B: el baño. Te encierras en el cubículo, te bajas los pantalones y te masturbas como un mico hasta correrte. No hay tiempo que perder; ni preliminares ni leches, sólo una furiosa fricción para que en un par de minutos puedas volver a tener la mente en su sitio. Sales, te lavas las manos como diciendo aquí no ha pasado nada y vuelves al tajo, eso sí, con mejor humor.
La Ya Que Estamos
Esta es un tanto peculiar ya que no responde a prácticamente nada más que al puro hazar. Muy típica cuando estás en la ducha enjabonándote y al refregar la zona sur, sin quererlo ni comerlo empieza a dar gustito y tú que piensas que oye, no lo vamos a desperdiciar, que ya que estamos aquí, eso que te llevas calentito y sin haberlo planeado, acabas dejándote abrazar por los brazos de Onán. Aunque la ducha sea posiblemente el escenario más común para estas pajillas, también nos la encontramos en otras situaciones como cuando te pica un poco la entrepierna, empiezas a rascar y ya no paras. Ya sabéis el dicho; el comer y el rascar…
La Tengo Juguete Nuevo
Esta es quizás la más atípica más que nada porque aún queda mucha gente con demasiados complejos en lo que a los juguetes sexuales se refiere. Es tan sencillo como que te llega el repartidor a casa con un paquete y tú ya sabes lo que es. Lo abres como un niño los regalos de navidad y lo desenvuelves deprisa y corriendo. Le pones pilas si fuese necesario y… que carallos ¿cómo no vas a estrenar un juguete nuevo? Ya no es ni tan siquiera una cuestión de excitación sexual, es simplemente que te mueres de ganas de estrenarlo, así que al lío.
Bonus: La Paja Mental
Que no es paja ni es sana pero todos nos la hemos hecho.