Me encanta tu vulva
Hieros Gamos
Sí, en serio, en esta vida estamos rodeados de grandes bellezas, cosas, situaciones, momentos, palabras, imágenes incluso recuerdos que nos dejan boquiabiertos como por ejemplo tu vulva y es que de verdad que me encanta tu vulva. Me encanta la forma que tiene, cada pliegue, sus labios mayores y menores. Me encanta su clítoris y la forma en que se asoma cuando tu vulva se abre para darme la bienvenida.
Me encantan sus formas redondeadas como pequeños montes esperándome para pasear por ellos. Adoro su vello, a veces rizado, a veces rasurado. Me entusiasma cómo se te marca cuando llevas puestas unas mallas. Venero su olor, su sabor, su calidez y humedad. Me encanta imaginármela cuando no la conozco, pensar en como se le ajustarán las bragas y como se mostrará la primera vez que te las quite. Me encanta tu vulva. La adoro y sin embargo no puedo alabarla.
Puedo hacer alabanzas de casi cualquier parte de tu cuerpo. Tus ojos, que son muy obvios. Tu boca sensual y carnosa. Tu pelo sedoso entre mis dedos. Puedo dejar de lado estos rasgos que sin desmerecer, al final resultan muy tópicos, entonces podría mostrar la belleza de tu nariz, la forma curiosamente encantadora que cogen tus incisivos cuando sonríes, la preciosa y cincelada forma de tu mandíbula, esas oquedades que se forman en tus clavículas cuando apoyas los codos encima de la mesa, o la forma torneada que han adquirido tus hombros con el ejercicio de los últimos meses. Tus piernas, tus pies, tus rodillas, tu espalda. Con la confianza suficiente puedo mostrar mi agrado por tus pechos redondos y turgentes, puedo alabar tus sonrosados pezones y esa forma tentadora que adquieren cuando se erectan, sea por el frío o por la excitación. Puedo halagar tu trasero, tu poderoso culo, cada cachete que lo forma, las hendiduras que te salen al final de la espalda, justo encima de tu culo.
Puedo alabar cualquier cosa de ti menos tu vulva… salvo que seamos amantes.
Y no lo entiendo, si los genitales son una parte más del cuerpo, no sé por qué seguimos dándoles tanta relevancia. Parece que tenemos que pasar una barrera previa para poder hablar de ellos. Como si fuesen sagrados, algo a lo que no se puede acceder de cualquier manera, sólo tras pasar la prueba de fuego, encontrar el mono de jade, o robar el ídolo de la montaña, sólo entonces estamos listos para poder hablar sobre ello.
Pues es una lástima, porque nada de lo que he reverenciado en este texto tiene por qué tener un carácter sexual o erótico, el cuerpo puede ser bello y hermoso sin necesidad de por ello querer follarte a esa persona, pero sobre todo, el cuerpo tiene que ser natural al 100%, afirmación que lanzamos muy alegremente hasta que entramos en el área genital.
Siempre desde el respeto. Del mismo modo que a una desconocida no le andas diciendo nada (o no deberías) tampoco vas a elogiar su vulva, pero en la confianza de una relación de amistad no veo el problema.
Por eso lanzo una pregunta al aire ¿te incomodaría que un amigo alagase tu vulva?
Foto de portada: Bradfordst219