Me despierto entre tus brazos y me duermo con tus besos
Astartea, ángel del infierno
“Me despierto en tus brazos y me duermo con tus besos” son tus palabras que aun suenan en mi cabeza, ha pasado tanto tiempo de ellas.
Me llamas y respondo sí, siempre te digo que sí, no sé negarme cuando pides verme.
Un centenar de kilómetros nos separan, empieza nuestro juego clandestino, buscar un punto intermedio para que nuestros diablos se escondan juntos para jugar, un lugar tranquilo, pequeño y sin conocidos, siempre existe el riesgo, pero es parte de este juego nuestro.
Recorro los kilómetros que nos separan emocionada, excitada, anhelando sentirme entre tus brazos, culpable por no sentir remordimientos, culpable por no sentirme culpable de ser una mujer que está jugando a un juego que no le corresponde.
Aparco y te busco, te veo, estas ahí en medio de la calle, alto, esbelto, solo. Huele a tierra mojada por la lluvia recién caída, huele a hierba, huele al deseo de nuestros cuerpos, huele a emociones y a vida. Me ves, te acercas, tiemblas, ese sudor frío de tus manos tan conocido ya para mí, pasas tú brazo por mi cintura y me acercas a ti y me besas como solo tú sabes. Me embriaga el sabor de tu boca, el olor de tu cuerpo, ya hemos conectado otra vez, sentir como esas energías que salen de nosotros se unen, no podemos resistirnos, no queremos resistirnos, simplemente dejamos que el destino navegue libre…
Nos sentimos seguros en nuestra cita clandestina, caminamos por esas calles desiertas y desconocidas para nosotros entre majestuosas casas de piedra, agarrados de la mano, sintiendo las fuerzas que nos atraen a juntarnos irremediablemente.
Debemos buscar un lugar tranquilo para dar rienda suelta a nuestros deseos, emocionados como dos niños, subimos en mi coche, tú, yo, la pasión y el deseo. Y divertidos encontramos el lugar adecuado para liberarnos de nuestras ataduras, pasión, calor, placer, deseo y divertidos nos tomamos. Y en mi cuerpo dejaste una vez más tu olor, ese olor a tabaco y perfume. Ese olor a ti.
Volvimos a tocar el cielo, ¡era tan fácil viajar hasta lo más alto cuando estábamos juntos! Y regresamos a la tierra, pletóricos, llenos, felices, saciadas nuestras ansias de deseo el uno por el otro, con nuestros diablos satisfechos.
Pero no hay peor tormenta que la que se arma uno solito en la cabeza y de repente, la tormenta que llevaba tiempo en tu cabeza se desató.
Mis palabras y mi concepto de lo correcto y de lo prohibido ayudaron a tu decisión en aquella sencilla y terrenal conversación.
Por fin, uno de los dos fue el cabal y el valiente, que dio el paso, fuiste TÚ el fuerte y permitiste que la razón y el amor por los nuestros ganaran la batalla a nuestra pasión y deseo.
Sé que no fue fácil dejarme marchar, que yo era tu burbuja de aire, tu pasión, que no querías volver a perderme otra vez. El dichoso y caprichoso destino nos había vuelto a unir después de aquella lejana ya despedida. Y aún hoy siento como sigue empeñado en unir a nuestros diablos, siento esa conexión en la lejanía pero nosotros lucharemos para que no sea así, porque sabemos que nuestro sitio es otro.
Y allí me quede yo sola con mi pena, viéndote marchar detrás del volante de mi coche, soledad en mi corazón, aun podía oler los sentimientos hermosos que acabábamos de vivir y flotaban en el aire, sentía el sabor dulce y amargo de tu beso de despedida, ese beso ese abrazo de alguien que se despide con el corazón para siempre, un amigo, un amante, te marchaste sabiendo que no nos volveríamos a ver, que era el adiós definitivo, saliste cerraste la puerta, te giraste y me miraste por ultima vez a través del cristal y en tus ojos vi tu mirada triste, vidriosa, que decía tanto sin necesidad de palabras.
En mi cabeza aún suenan tus palabras llenas de poesía, mi piel añora el tacto de tus manos, mi boca tus besos, mi corazón la emoción de nuestros encuentros. Junté todos mis recuerdos y los guarde en mi cajita para no olvidar jamás ninguno de nuestros momentos.
Y en la distancia siempre en la distancia te seguiré abrazando, tal y como tú me pediste.
Foto de portada: Golodp.com