Mirada sucia
Dos de Corazones
hola seres Humanos, hoy comencé el día un poco turbado y es que vengo de vuestro mundo después de pasar una festividad que vosotros llamáis día de Reyes. Hay ingenuos, en el averno conocemos a esos tipos y están de nuestro lado, noche de fiesta, se pierden, una estrella que les guía y se encuentran en un percal que se recuerda 2000 años después, sí, y todo por tomarse un destilado más. Bueno, al lío que me enrollo.
Estaba yo en el mundo vacacionando, como siempre me hice pasar por humano para poder mezclarme con vosotros, soy en general gran apasionado de la humanidad aunque días como este último hacen que casi no quiera abogar por vosotros cuando llegue el día del exterminio. Veréis, estaba yo tomando una Guiness en mi bar predilecto de la villa, estaba atento a las mentes, a las conversaciones, nada pasaba inadvertido a mis sentidos demoníacos, el hecho es que me centré en una conversación sobre un concepto que tenéis y es al parecer que los humanos tenéis la mirada sucia. Claro que en la conversación se generalizaba y aquí os expongo lo que escuche.
«Joder, tengo un colega en el curro que tío, tiene la mirada mas jodidamente sucia del mundo, oye, es que se te queda mirando y parece que te quiera empotrar contra el armario mas cercano y joder, incomoda, yo es que no lo sé pero parece que todo el rato esta pensando en sexo, joder, yo también pero él, vamos que da miedito.»
No os voy a relatar el resto de su disertación, yo la sabía y podía percibir sus sensaciones, temores y que puedo deciros, empaticé con esa criatura así que decidí hacerle una visita al gañán en cuestión, no para arrancarle la cabeza, que bien podría, sino para torturarle la mente y hacerle ver su error y enmendarlo. Qué le voy a hacer, soy un educador.
El susodicho, por que en este caso era un el, estaba sentado en un bar al parecer cercano a su casa, yo me transmute en un chico al gusto de sus cánones de belleza, quería tentarle, y me puse a jugar a una máquina de bar justo enfrente de él y en seguida sentí como repasaba mi anatomía, pobre infeliz, ya era mio.
Me introduje en su mente e hice que me invitase a una copa para poder entablar conversación y así una vez relajado poder moldear sus pensamientos.
Era curioso y entendí a la primera lo que al parecer es una mirada sucia
Todo el mundo en mayor o menor medida es un gran perceptor sexual, es inherente a vuestra raza humana y a la demoníaca que os fijéis en vuestros compañeros de manera sexual, os atraen más o menos, os gusta una parte u otra de su anatomía y ser. Eso es delicioso, poético diría yo, no hay nada de malo en ver alguien que te gusta y que tu mente divague y viaje hasta ese momento donde sería interesante y bello compartirse, como os tocaríais, como disfrutaríais de vuestros cuerpos, los besos que os daríais, las caricias. Todo eso es magnífico y ese, ESE NO ES EL PROBLEMA, ya que generalmente cuando tienes esas ensoñaciones de COMPARTIRTE a partes iguales con una persona, tu cara es de felicidad, tu mirada es limpia y candorosa, es decir, no hay agravio y como encima la mayoría de estas personas que tienen estos pensamientos se alejan del prototipo gañán, pues encima seguro que tienen una grata conversación. Pero esto no es la mirada sucia.
La mirada sucia por contra, es la que yo tenia enfrente y pude desenmascarar al leer sus pensamientos. Este sujeto de estudio me miraba de una manera sexual sí, pero no era una sexualidad compartida, me miraba como un único objeto para ver cumplidos sus deseos sexuales, mi culo le gustaba para él, para sentir él, para gozarla él, mi boca era sólo una idea de producción de deseo para él, mi espalda era un mero asidero para llevar a cabo sus juegos. Todo eso puesto en la fuerza de una mirada no es de extrañar que acojonase a aquel tipo. Como podréis observar el denominador común de esto es que en esa fantasía el único beneficiado era él mismo, daba igual que sintiese o no sintiese la otra persona, si estuviese a gusto o no, y asqueado decidí acabar con ese virus de mediocridad en su cerebro.
Unos cuantos versos conjurados después, estas ideas se borraron de su cabeza e inoculé la firme convicción de que compartirse en igualdad y para el disfrute común es en realidad la clave del gozo, y tendríais que haberle visto, su mirada se tornó luminosa, sus dientes ya no se apretaban y ahora sonreía, las palabras se agolpaban en su cabeza imaginando como querría compartirse conmigo, lo que me gustaría y como respondería yo a sus gustos, el cambio fue magnífico y yo quedé satisfecho de desgañanar a un ser humano.
Ese día me había agotado así que decidí no compartirme con esa persona aun cuando el vívidamente lo deseaba, así que me despedí con un beso brujo que selló el encantamiento.
Después de eso volví a mi cueva satisfecho de haber colaborado con el buen hacer y oye, ahora que lo pienso, la noche no ha acabado, y en la cueva de al lado se escucha música, serán estos tres cabrones que la están volviendo a liar con la mirra y sus cosas.
Me voy, un saludo. Dulcificar vuestras miradas y compartiros con corazón, siempre con corazón.