5 razones para posar desnuda/o
Hieros Gamos
¿Has pensado alguna vez en hacerte unas fotos de desnudos?No me refiero a unas fotos en plan cutre con el móvil en el espejo del baño, con el retrete de fondo, una toalla sucia en una esquina, el lavabo lleno de botes y poniendo morritos de pato o sacando músculos que en realidad no tienes (y que acabarás falseando chapuceramente con Photoshop). No, me refiero a hacerte un reportaje con un fotógrafo profesional o quizás con algún aficionado con más o menos pericia con la cámara, es decir, hacerte unas fotos de calidad y realizadas con buen gusto.
Hay mucha gente que simplemente nunca se lo ha planteado, pero muchos otros sí lo habéis hecho aunque nunca os hayáis atrevido a cruzar la línea. Es fácil de entender ya que tomar esa peliaguda iniciativa es muchas veces un acto de fe, tenemos grabado a fuego en nuestra mente que el cuerpo desnudo es algo vergonzoso o pecaminoso incluso, algo reservado exclusivamente para mostrar en momentos de absoluta intimidad.
Sin embargo, una vez que te lanzas y das el salto te encuentras con que es una experiencia sin duda diferente de lo que te habías imaginado y muy poca gente termina la sesión pensando que ha cometido un error, todo lo contrario, todo el mundo termina satisfecho con la experiencia por un motivo u otro.
Por eso hoy os vamos a dar cinco razones para que os lancéis a la piscina… en pelotas:
Una experiencia nueva
Es una experiencia ya no sólo nueva sino totalmente diferente de lo que estamos acostumbrados, algo comparable a hacer puenting o paracaidismo. Puede llegar a ser un auténtico subidón de adrenalina ese primer momento en el que te quitas toda la ropa y te quedas como te trajo tu santa madre al mundo delante de una persona con una cámara. Al principio crees que no pero te aseguro que al final vuelves a casa con ganas de contarle a todo el mundo lo que has hecho.
Un ejercicio de autoaceptación
Vemos a los modelos de las revistas, siempre tan perfectos e increíbles, luego nos miramos al espejo y no podemos evitar compararnos. Salimos perdiendo claramente sobre todo porque ellas y ellos no sólo son profesionales sino que además están retocadísimos. Entonces te haces las fotos, el fotógrafo te va guiando, te ayuda a posar de la mejor manera, te coloca la luz que más te favorece, entonces ves alguna de las tomas que te ha hecho y piensas “caramba, pues tampoco estoy tan mal” te das cuenta entonces que tú también tienes una belleza, que puede ser plasmada y que no necesitas tener un gran cuerpo para ello. Comprendes que tus defectos y tus virtudes hacen la persona que eres y con todo te puedes ver genial. No hace falta renegar de nada de ti.
Descubrir tu erotismo
Porque sí, aunque no lo creas tú también puedes ser una persona erótica, tú también puedes transmitir sensualidad, resultar atractivo para otros, al final resulta que somos tan vulgares como nos dejamos ser. Posar sin ropa ayuda a encontrarte con esa faceta tuya perdida, ayuda a que tú te sientas sexy.
Es un recuerdo
Porque los años pasan y el tiempo es una implacable flecha que sólo viaja en una dirección, algún día mirarás atrás y te darás cuenta de que ya no eres tan joven y que las cosas de tu cuerpo que antes estaban en un sitio ahora están en otros sitios, por lo general más abajo. Esto no significa que por cumplir años ya no puedas posar desnuda, pero sí que es un recuerdo bonito ver como eras antes. Llegar a abuelos y poder enseñar unas fotos de cuando eras más joven y estabas cañón es algo que no tiene precio.
Pero sobre todo, porque es divertido
Que sí caramba, que es divertido, mucho además. Al principio empiezas con el pudor por las nubes y no puedes parar de pensar en que te están mirando sin ropa, pero esa sensación desaparece en los primeros minutos, en cuanto te empiezas a relajar desaparece el pudor tanto por tu desnudez como por el propio acto de posar (esto último incluso cuesta más) Además el fotógrafo se encargará de hacer que estés cómoda o cómodo, que te olvides de tu cuerpo desnudo, risas, chistes, locura, dejarse llevar por el momento y sentirte libre de ataduras.
Para resumir, si nunca te lo has planteado y es algo que ni te llama ni te apetece, no te molestes en intentarlo, pero si alguna vez has tenido curiosidad por probar, entonces tírate a la piscina que esta vida sólo se vive una vez.