Modas infames
Hieros Gamos
Hay cosas que de verdad me tocan mis malignos cojones. Vivimos en un mundo que podría funcionar de forma muy fácil, en el que todos podríamos ser felices con muy poco esfuerzo, pero no. Nos gusta joder, nos gusta criticar y putear, disfrutamos viendo el daño ajeno y, sobre todo, tenemos predilección por la paja en el ojo ajeno.
Hace poco leí una noticia sobre una modelo profesional a la que habían dejado de contratar. La chica era como la mayoría, de cuerpo menudo; no voy a decir que era demasiado flaca pero desde luego era claramente delgadita para cualquier persona con dos dedos en la frente y otros tantos ojos en la cara. Pero para la industria de la moda, no. Para esos creadores de imagen, portentos del diseño y expertos en belleza esta chica estaba demasiado grande, demasiado ancha; una niña de cuerpo enjuto y medidas casi infantiles resultaba demasiado gorda (hablemos claro) para la infame industria de la moda. Una puta locura incomprensible.
Vamos, mírala que está gordísima
Yo entiendo que, en una sociedad moderna como la nuestra, se hacen necesarios unos estándares en lo que a producción se refiere. Es imposible dar salida a todas las necesidades fabricando a medida de cada usuario cuando tienes miles o millones de ellos, pero esto nunca debería ser aplicable a las personas.
Los señores de la moda tienen una gran responsabilidad en lo que a la imagen corporal se refiere. Al final, lo queramos o no, ellos son los que marcan los cánones de belleza con sus desfiles y sus anuncios. Es imposible que las niñas sean bombardeadas por estereotipos insalubres y, en muchas ocasiones, inalcanzables y esperar que no les afecte, y todo porque, como sociedad, no sólo hemos permitido que una industria absurda tenga voz y voto en la definición de nuestros cuerpos, sino que además les hemos dado las riendas de los mismos. Hemos permitido que estos señores nos digan si somos válidos o no. A la mierda. Hay una frase que siempre me ha parecido un tanto limitada pero que quizás tenga algo de razón:
Chicas ¿por qué dejáis que hombres a los que no les gustan las mujeres os digan cómo deberíais ser?
Luego me encuentro situaciones como por ejemplo, cuando fotografío a una chica que está estupenda, que rebosa belleza por los cuatro costados y al enseñarle las fotos se queja de que tiene celulitis… ¡pues claro que tienes celulitis, prácticamente todas las mujeres tenéis celulitis! Es lo más normal teniendo en cuenta que vuestros cuerpos tienen tendencia por razones biológicas a almacenar grasa.
Y no espabilamos, ahora empieza a haber movimientos en los que se reivindica la belleza de los cuerpos normales y, para ello, se emplean imágenes de mujeres obesas. Nos vamos como un péndulo de un extremo al otro. Igual que no debemos hacer apología de la anorexia, tampoco deberíamos hacer lo mismo con la obesidad. Tenemos que entender que el cuerpo tiene que estar sano, que la belleza es otra cosa. Una chica con 120kg de peso puede ser muy hermosa y atractiva, pero no lo será por los cincuenta kilos que le sobran, lo será por otras razones. Esto sin contar que el abuso del photoshop también se aplica en las modelos de tallas grandes; las ves perfectas, sin una arruga, ni un pliegue, ni celulitis ni un muchelín de más. Al final estás creando otro estándar de belleza inalcanzable, parece que si estás gorda nunca podrás ser bella ni por tener demasiado peso ni por ser lo suficientemente gordibuena.
Aquí es donde entra el quid de la cuestión: la belleza es algo demasiado personal como para definirla y el atractivo es algo que no tiene que estar ligado a la belleza forzosamente. La reina egipcia Cleopatra era y sigue siendo famosa por su increíble belleza. Tal era la fama que tenía que montones de hombres cayeron rendidos a sus pies. Ahora sabemos que la realidad era muy diferente. Según los relatos más fiables de la época, la señora Cleo era bajita, rechoncha y simplemente fea, pero esto no quita que fuese atractiva. Su atractivo radicaba en su inteligencia y astucia, que se lo pregunten a Marco Antonio.
Pero a lo que voy; hay muchos cuerpos, muchas formas y todas ellas pueden tener su punto. Un pecho pequeño puede ser bonito, igual que un trasero grande. Nadie es perfecto y el que más o el que menos tenemos las orejas grandes, el pecho caído, el culo plano, lorzas y mollas… y no pasa nada, la belleza no es una cuestión de formas perfectas sino de conjuntos armoniosos. Pensad que el cuerpo es sólo la tarjeta de presentación, después te toca currártelo con tu presencia y atractivo. Además, hay gustos para todo.
Disfruta de tu cuerpo, eres tan hermosa como lo vean los ojos que te miran así que procura que te observen personas que realmente merezcan la pena.
P.D. otro día hablaré de vosotros chicos, que también tenemos que aguantar lo nuestro.