Ahora somos uno
Musa Desnuda
Fue ese primer aliento que tomé de tu boca, y que me has hecho devolverte a pequeños gemidos. Era ese movimiento agitado, de un amor que aunque sin apuro, quería adrenalina. Fue ese calor que creció de nuestras entrañas, que sé que en días de frío podremos volver a hacerlo crecer. Era esa banda sonora liderada por nosotros, disfrutada por nosotros, aplaudida por nosotros, hasta con ovación de pie. Fueron esos latidos que nos daban el compás, y que no solo de nuestros corazones provenían. Una respiración agitada, por la emoción de llegar a las estrellas. Como la mejor y más perfecta escena de amor, sin guión, sin actuación, pero con muy buenas tomas. Fue el mejor reflejo en aquel espejo, que me mostró dos amantes, que no solo se amaban entre ellos, sino que amaban también su vida juntos. Era aquella sensación que crecía y crecía y no paraba, hasta hacernos despegar.
Era un algodón de azúcar con la forma de tus labios. Era la marea de sábanas que descendía. Fueron esas manos de pianista. Eran los lunares, nuevas constelaciones. Fue el retrato perfecto, de dos cuerpos, de dos almas que se complementaron eternamente. Era mirar la luna que tienes en los ojos, mientras dos pares de manos con dedos fríos, acariciaban piel hirviendo, como en un sauna. Fue como escribir con la yema de mis dedos en las páginas doradas de un libro, ahora lleno de inmensas fantasías narradas a la perfección. Fue como tener una polaroid, y captar cada segundo de aquella tarde, en miles de instantáneas. Fueron esos dos días en los que simplemente nos convertimos en uno; una sola vida, un futuro, un alma que por fin encontró su otra mitad. Las cuales se unieron en dos gloriosos momentos que ninguno de ellos olvidará jamás. Fue aquel momento en que para ambos, el destino tuvo algún sentido, al igual que aquel trillado concepto de «almas gemelas». Porque verás, mi amor, de ahora en más, mi corazón solo late cuando el tuyo le da el compás.