Algo de tele
El Barón de Pt
Me confieso culpable. Sí, lo he hecho. He visto Cincuenta sombras de Grey. ¿Opinión del largometraje?, la verdad es que como iba de manera preconcebida pensando que me daría más placer electrocutarme las gónadas que ver la película, pues bueno: ni bien ni mal, ni sí ni no, sino todo lo contrario.
A principios de año se estrenó generando una gran repercusión, tanto que cuando entré en un sexshop a curiosear, hablando con el dependiente me comentó que nunca había vendido tanto lubricante anal como en la semana del estreno. Críticas aparte de la película, que cada uno de nosotros tenemos la nuestra, sí que me chocó el hecho de que en la conciencia de una gran parte de la sociedad se vea dicha película como un despertar sexual en el mundo del cine.
Una amiga me contó que, hablando con las mamás del colegio al que lleva a sus hijos tildaban la película de “muy fuerte”, lo cual me plantea la siguiente pregunta: ¿Vivimos en una sociedad más mojigata que hace veinticinco años? Estoy convencido de que sí.
Cojamos por ejemplo la revista Interviú: En los últimos años las mujeres que salen en la portada de la revista y en el reportaje que viene en el interior apenas muestran algo. Si hasta cuando apareció en la revista la gran Silvia Saint (gracias por tantos felices momentos en mi pubertad) apareció mostrando nada más que las tetas y el culo, por el amor de Dios.
Nada que ver con la misma revista en los ochenta. Buscad en google la sesión de fotos que hicieron a Maribel Verdú. Pues, en ese número, una de las mejores actrices de nuestro panorama patrio sale mostrando algo más que una actriz porno profesional veinte años después.
Volvamos al cine y comparemos brevemente películas de argumentos semejantes: un hombre más maduro y con más experiencia lleva el control de la relación y, sobre todo, el control sexual de la pareja, en la que mujer ejerce un papel sumiso. Por un lado, la moderna: Cincuenta sombras de Grey. Por otro lado, una de finales de los ochenta: Nueve semanas y media.
Por favor, damas y caballeros juzguen, comparen y decídanse. No hay comparación posible, Nueve semanas y media es una película mucho más madura, seria y, concretamente, las escenas de sexo (que se encuentran por doquier a lo largo de todo el metraje, a diferencia de Cincuenta sombras de Grey) son infinitamente más explícitas.
Con seguridad pensareis que no puede ser que seamos más mojigatos que hace veinticinco años, pero yo no me refiero a conciencia del individuo, sino a cómo cambian las tendencias de lo que es políticamente correcto o no, como colectivo social.
Pongo por ejemplo el caso de un amigo mío: El otro día le enseñé la serie de Espartaco, en las escenas de lucha dijo: “Esto es gore”. Mientras que en las de sexo comentó:“Esto es porno”.
Este análisis en profundidad de la serie que mi amigo me reveló era cómo, en su cabeza, entendía que tiene que ser lo políticamente correcto, algo que es, digamos, “de puertas para afuera”.
Ahora hablemos “de puertas para dentro”. Ese mismo amigo me lo encontré, un sábado a las 10:15, de la mañana, volviendo de fiesta, y todavía borracho me confesó que se había gastado 500 euros en el puticlub , estando 5 horas (precio que tuvo que negociar) follando como si no hubiera un mañana. Enorgullecido se jactaba de habérsela metido por todos sus agujeros, para que después ella le correspondiese con el mismo favor.
Pero, afortunadamente, no todo es pragmático puritanismo: mientras que en el cine observamos lo que se lleva en materia sexual, el mundo de la televisión es harina de otro costal. Series como Juego de tronos, Espartaco, Californication o Femme fatale conceden al sexo la importancia que tiene en nuestras vidas. Personalmente aparte de las anteriores, os recomiendo encarecidamente Master of Sex, una serie en la que se ilustra con magnífica explicitad las cuestiones morales de la época (años 50) y la lucha de los protagonistas contra la hipocresía de toda una sociedad.
Ni que decir tiene que, cuando mi amiga recomendó estas series a las mamás del colegio, la miraron como una guarra.
Es interesante observar cómo las tendencias represivas son cíclicas en las sociedades. Se sale de un período de represión (dictadura) con un movimiento que rompe con lo anterior (destape), siguiendo con un largo período de progresiva tendencia hacia el puritanismo. Así que ya sabéis lo que nos toca durante unos años.
¡Maldita tradición judeo-cristiana!