Aunque no despierte…
Moonlight
Hay veces en la pareja, que simplemente tienes ganas. De lo que sea, te da igual recibir que ofrecer. Ofrecer también es muy bueno a veces, y te quita las ganas.
Mi querido marido últimamente tiene un vicio muy malo que es currar demasiado, unas 60 horas a la semana… ejem ejem. Lógicamente, llega agotadísimo. Como para ponerte a darle al tema. Y yo, claro, me como las ganas. Que sí, que solita puedo, claro que puedo, pero no es lo mismo.
Bueno, pues en una de nuestras pocas mañanas en las que podemos remolonear entre las sábanas, yo normalmente me despierto antes. El sigue agotado, mi pobre… le abrazo, le acaricio la cara mientras duerme, el cuello… y no, está dormidísimo, no reacciona. Entonces es cuando me da por levantar un poquito la sábana, y veo un bulto por ahí, que con el rocecillo de la sábana se mueve un poco, como levantando su cabecita, saludándome. Así que el está dormido, pero su miembro no, curioso. Jijijiji…
Buceo por debajo de las sábanas bajando con mis labios por su vientre y por su ombligo. Un par de besitos sobre el calzoncillo y su miembro vuelve a saludarme, como agradeciendo las caricias. Rozando los muslos, los testículos… él sigue dormido, respirando suavemente. Benditas sean las erecciones matutinas. Bajo sus calzoncillos sacando su miembro duro. Beso, saboreo, juego… él comienza a gemir, aún entre sueños. Me esmero en mi tarea, una mamada como solo yo se hacerla, sí, soy buena, qué ostias. Sólo boca, después boca y mano, después sólo mano con la puntita en mis labios para seguir acariciando con mi lengua… boca otra vez… manteniendo el ritmo…
El gime, ya no respira suave, pero aun así el resto del cuerpo no le acaba de responder, está agotado. Se merece el regalo, el disfrute, por supuesto que se lo merece. Me encanta dárselo, regalarle disfrute. Me repito, benditas sean las erecciones matutinas.
Es curioso que en este momento recuerdo una conversación del equipo de Devilbao… ¿y tu?¿en qué piensas mientras haces sexo oral? Pues en ese momento, en su disfrute, en lo que me gusta hacerlo… y en Devilbao, fíjate.
Oigo como suben sus jadeos, siento como su miembro se endurece un poco más… y recibo su orgasmo. Noto ese escalofrío familiar que recorre su cuerpo un segundo después de eyacular. Sonrío, regalo entregado. El socorrido rollo de papel en la mesita de noche siempre viene bien. Le limpio y me recuesto de lado sobre su pecho. El me acoje con su brazo, me da un beso en el pelo, respira hondo… y continúa su bien merecido descanso, que aún le quedan unas horitas antes de volver a currar…
Sí, sólo ofrecer también es muy bueno. Yo también me quedé agusto, no eché en falta recibir mi parte. Cuando hay amor mutuo… ya recibes mucho.