Be elegant my friend
Dos de Corazones
Buenos y propicios días seres del averno. Dos de corazones ha estado de vacaciones, eso lo sabéis, todo sea por los unicornios y los confetis y serpentinas, ya me entendéis, pero hoy vuelvo porque una situación llamó mi atención, y como siempre no pude más que tomar parte en esta sinrazón, procedo a explicaros el asunto:
Resulta que estaba yo en mi cueva infernal tan agustito, que sentí la necesidad de viajar a vuestro mundo humano, como tenía mucha pereza de levantarme del sofá, decidí hacerlo desde el plano astral, así que empecé a buscar mentes atractivas para poder tomar posesión de su cuerpo mortal y vivir su vida por unos momentos. Recalé en una mente que estaba un poco apesumbrada, decidí investigar sus recuerdos y entonces di con el suceso, y es el siguiente.
Resulta ser que esta persona había conocido a un compañero en el Tinder, como sabéis esta es una plataforma para conocer personas, cuyo objetivo puede ser ligar, follar, amistad, cualquier tipo de relación que se os pueda ocurrir, hasta aquí todo normal, dos personas adultas que ejercen el derecho de conocerse a través de una plataforma. Lo que me llama la atención es que muchas personas utilizan de mala fe o con poco acierto el anonimato que está estas plataformas ofrecen, quiero decir, cuando tú te encuentras con una persona cara a cara en un bar, en un restaurante o en cualquier sitio, mides tus palabras, mides tu comportamiento, lo ideal es hacerlo sin dejar de ser tú mismo pero siempre con una deferencia hacia la persona que tienes delante, ¿porqué? pues porque en principio somos buenas personas y no gañanes.
Lo que ocurre con estas aplicaciones y con estos modelos de conocer gente online, es que al perderse el contacto físico muchas personas parece que entienden eso como tener una patente de corso para poder sacar su lado más oscuro y por ahí Dos de corazones sí que no pasa.
Todo esto viene porque esta persona gañán se puso en contacto con el cuerpo que estoy habitando en estos momentos, y decidieron charlar y empezar a conocerse, salve decir que la distancia que los separaba era de unos cuantos cientos de kilómetros, tras un mes de buena charla, de indirectas mas o menos directas, decidieron apostar por conocerse, y dejarse llevar por la situación, fuera cual fuera está. No tenían en realidad mucho más planeado que coger un avión, llegar al destino, verse, disfrutar del tiempo en común, y dejar que las circunstancias fluyesen y les llevasen hasta donde quisiesen ir. Todo estaba preparado, el billete comprado, las ansias parecían irrefrenables y de repente hubo un silencio en la línea, sí ya sabéis, desaparecer del puto mapa. Y aquí es donde mi alma demoníaca enloqueció.
Vamos a ver, no hay necesidad de ser un gañán, nadie te puede obligar a hacer algo que no quieras, eso es más que claro, y por ello tendrías que tener el valor y la decencia de hablar con la otra persona con la que has llegado a ciertos acuerdos para modificarlos, porque estás en tu derecho, lo que no me parece de recibo, es desaparecer del puto mapa y hacer silencio. En este momento llegue yo al cuerpo de esta persona, estaba cabizbaja, por supuesto, la mente humana que es muy humana, empezó a plantearse si ella misma tenía un problema, ¿que cómo era posible que le tocasen todos los gañanes?, todas aquellos pensamientos que vuestro cerebro humano que es bastante troll y fábrica para hundirnos en la más absoluta de las miserias, o por lo menos enfadarnos hasta límites insospechados.
La cuestión es que al ver esta situación, al sentirla, utilice mis artes demoníacas para inocular en la mente de mi huésped, la idea de que la otra persona es la que había fallado, que ella en cuestión no tenía ningún problema, que no tenía la culpa de ser una buena persona para con el resto del mundo, que es el resto del mundo el que tiene el problema cuando se aprovecha de una buena persona, así que una vez templados los ánimos de mi huésped decidí ir más allá y darle una lección al susodicho, así que abandone el cuerpo de esta humana, ya tranquilizada y más feliz.
Acto seguido decidí pegar un salto hasta una isla del territorio, y allí lo encontré al gañán, ¡ay pobre infeliz!, disfrutando de su tiempo sin tener en cuenta el daño que ahí había podido hacer a una persona que en cierto momento decidió confiar en él, utilicé de nuevo mis artes demoníacas, inoculé la idea de la vergüenza en su mente haciéndole ver que nadie se merece ser tratado de esa manera. Su rictus cambió, ya no sonreía, su cabeza se ocultaba entre los hombros por la vergüenza que sentía.
Como soy de enseñar a pescar y no dar el pez también situé la idea de que él mismo tiene todo el derecho de querer parar una situación cuando desee, pero siempre hablando con las personas que se van a ver implicadas, porque eso es lo elegante y como siempre defiendo, ante todo elegante. Una vez terminé de moldear su mente, floreció en ella un cambio e inmediatamente decidió romper su mutismo y contactar con mi primer huésped, pidiendo disculpas por su comportamiento deplorable, explicó que en un momento dado sintió que todo se le iba un poco de las manos, que sintió miedo, y vergüenza de no cumplir expectativas, que lo sentía y que por supuesto si quería podían seguir con aquella cita planeada, sin más intención que enmendar el error y quedar en buenos términos, en este momento decidí abandonar la historia de estas dos personas, por supuesto inoculando en la cabeza de ambos el sentimiento del buen hacer y del respeto mutuo, no quise interesarme de si al final compartieron sus caminos o no, para eso tenéis el libre albedrío. Eso sí, si no queréis que vuestras mentes sean manejadas por los demonios sed elegantes, este es el consejo que doy porque Dos de Corazones soy
P.D. he vuelto…