Como dijo aquel…
Dos de Corazones
Hola, seres infernales. Hoy nos vamos a poner sexualmente filosóficos y es que, como dijo aquel, “todo gran poder conlleva una gran responsabilidad” . Por supuesto, esto tiene que ver con una historia y es la siguiente:
Hace tiempo decidí salir del Averno a pegarme un fiestón por el mundo de los mortales y, como uno de mis dos corazones, me picaba, decidí llamar a una amiga de juegos y ¡voilà! Quedamos para tener nuestro encuentro sexual, para disfrutarnos como sólo nosotros nos sabemos disfrutar pero… y aquí viene el pero…
Os pongo en antecedentes, resulta que dicha amiga nunca había jugado al 3 a 1 hasta que coincidimos sexualmente. Yo, artista aplicado, hice de las mías y le encantó, descubrió sensaciones que, según sus palabras, “no sabía que existían” . Fuera de todo ego triunfador, más allá de eso, me emocionó compartir ese despertar sexual con ella, ser yo el que la acompañase en ese momento, fue un regalo para mi que me dejase estar allí, en fin, paro que me sale la vena de poeta.
Lo dicho, que tras esa primera vez vinieron otras tantas y todo genial, nos reímos, cenamos y follamos como locos, estupendo ¿no? Pues sí, pero…
El tercer pero, todo gran poder conlleva una gran responsabilidad. Resulta que un día ella estaba estresada por trabajo, nerviosa por cosas ajenas a nuestro momento, tomamos algo, cenamos, finalmente se relajó, fuimos a la cama y empezamos nuestro juego de las artes amatorias, y fluía. Yo esculpía con mis manos y ella se erizaba, en fin, que decidí bajar al pilón. Llamadme loco pero adoro ese momento.
Ella estaba mas que dispuesta a recibir con los brazos abiertos su primer orgasmo, pero tardó en llegar, estaba yo afanado y con el cuello roto cuando lo sintió, pero fue fugaz, seguimos a lo nuestro. Yo terminé y me dispuse a brindarle el segundo, pero tardaba, y sentía, claro que sentía y tuvo otro leve. Con la mano reventada le pregunté si quería parar o que qué más podía hacer yo, pero me dijo que nada, que no estaba relajada y que le daba rabia no llegar hasta donde ella sabía que podía llegar. Hablamos un rato, comimos algo y nos dispusimos a dormir (cucharita of course).
La notaba tensa y sabía que no dormía. Le di espacio, no hablé y cuando empezó a relajarse se quedó dormida. Me levanté a por agua al baño y mirándome en el espejo la frase me asaltó
“Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad”
Así que dije “corazón, al lio, y no por ti sino por ella, tú ya te has llevado lo tuyo y es justo que ella también”, me deslicé entre las sábanas y besándola en la oreja le comenté ¿quieres que haga de las mías? Y con los ojos semicerrados dijo claro, pero estoy cansada así que ni me muevo.
Perfecto. Con la venia me dispuse a trabajar lentamente su pelvis, los muslos, abdomen, jugué con su vellosidad, besé, toqué y finalmente comí, suave, comenzando. Su respiración empezó a variar y allí estaban los primeros atisbos de placer. Introduje dedos, lamí, besé, masajeé; su respiración se tornó arrítmica, sus sonidos eran música y de repente su mirada un poema. Me cogió la cabeza y apretó, unos instantes más y oleadas de placer la recorrieron. Había tenido su momentazo y yo me alegré por ello.
Tras unos besos, unas risas y un poco de charla nos dormimos satisfechos, ella relajada y yo con el mantra rondando en la cabeza “Todo gran poder conlleva una gran responsabilidad”. Así que ya sabéis seres del averno,
Todo vuestro arte no os pertenece, le pertenece al mundo, así que a compartirse mucho pero siempre con corazón.
Un saludo