Cuerpos fundidos 3 (segunda parte)
Dos de Corazones
La primera parte aquí
El local del que hablaba fucsia es un Loft de esos modernos, su casa es de espacios abiertos, incluso el dormitorio sólo está separado por biombos, hay una puerta en la pared y nos dirigimos allí – Esta es la sala, entrad y desvestiros, yo llegaré en unos minutos. Naranja, ya sabes cómo funciona esto, házselo saber a Blanco- su tono de voz ha cambiado, es de orden y fuerte, empiezo a sudar.
Entramos en la habitación, Naranja enciende la luz, se mueve como pez en el agua, es una sala llena de armarios, con un tatami central como el de Hieros, la diferencia es que está rodeado con una estructura de tubos metálicos que lo convierte todo en un cubo, esto me suena a cuero y cadenas, no me lo puedo creer. Una vez salgo de mi estupor sigo a Naranja que me invita a desnudarme junto con ella y dejar la ropa en unas sillas dispuestas para tal efecto. Empiezo a desnudarme pero me detiene – Vamos, ya que estamos dos, juguemos el juego que nos gusta- y nos fundimos en un beso, me encanta besar a Naranja, me encanta besar en definitiva, mis dedos empiezan por tomar su rostro, y bajan por el cuello para empezar a quitarle la chaqueta, esta cae al suelo y me dedico a los botones de su camisa mientras ella se deja hacer, me afano después con sus pantalones cuyo cinturón no ofrece resistencia alguna, bajo, beso su estómago y abro el botón y la cremallera, ellos solos caen al suelo, cojo sus pies, quito sus zapatos y retiro el pantalón, Naranja aparece ante mí con unas medias que llegan hasta la rodilla, unas bragas de encaje y el sujetador a juego. Quiero empezar a quitárselo pero me detiene y comienza su turno de desnudarme, la chaqueta ya estaba en la silla así que se afana con mi camisa y pantalones. Mi ropa interior no es digamos de ocasión especial, unos calzoncillos largos más sosos que la pera, que le voy a hacer, no pensaba en acabar así hoy. Cuando estamos en ropa interior, ella con su conjunto y yo en calzoncillos me pide que nos sentemos en el centro del tatami y esperemos a Fucsia, que llegará en un momento. Yo intento besarla pero me lo impide, esta quieta, sentada con las piernas juntas, y flexionadas, la espalda muy recta, decido jugar su juego y respetar los tiempos, al parecer eso es lo que busca así que apoyo mi espalda en la suya y esperamos a Fucsia.
Fucsia llega enfundada en latex gris, toda ella enfundada, solo su cabeza se libra del plástico brillante, supongo que me ve la cara desencajada porque enseguida se dirige a mí –Bueno blanco, tienes que saber que en este juego mando yo, olvídate de todas las pelis que has podido ver, aquí no se trata de hacer daño, se trata de infligir placer y yo obtenerlo a través del vuestro. Haremos una sesión suave y gustosa. Ya que estás me permitiré hoy compartirme con vosotros, así al final follaremos los tres pero tienes que saber una cosa, la sesión es de Naranja, así que ella manda en eso ¿ok?
Estoy anonadado, todo loco y muy empalmado, a ver que sale de este encuentro, de momento me estimula mucho la lencería de Naranja y el traje de Fucsia. Ella nos pide que acerquemos una especie de sofá y lo pongamos en el centro, es un sofá de tres plazas, no pesa y al colocarlo nos pide que la sigamos. Nos enseña un armario que está lleno de cuerdas y cintas, nos pide que elijamos nuestras ataduras, yo me encojo de hombros y le digo a naranja que me fío de ella, que yo me dejo hacer. Ella con brazo firme coge dos cinchas gruesas y unas cuerdas finas, lo justo para que no hagan daño, al parecer sabe lo que hace porque enseguida me carga con ellas y me dirige al centro. Deposito las cuerdas al pie del sofá. Naranja pone su mano en mi pecho haciendo el gesto de que espere, no hablamos, todo nos lo decimos con los ojos. Fucsia la llama a otro armario, cuando lo abren observo que se trata de un espacio donde hay una colección de látigos y fustas, para mi tranquilidad coge una fusta triangular de lengua un tanto ancha, picará pero no habrá daño. Después de eso se dirigen hacia mí, Fucsia quita el sujetador a Naranja, sus pechos aparecen en escena, me encantan.
Fucsia me pide que la siga, rodeamos el sofá, una vez en la parte de atrás me hace apoyar el estómago en el respaldo, tiende la mano a Naranja y procede de la misma forma. Todo es muy ritual, muy metódico. Naranja me mira de lado y sonríe, su expresión me dice “tranquilo y disfruta”. Fucsia por su parte coge una cuerda corta, con ella ata mi mano izquierda a su mano derecha, es un nudo elaborado, no hace daño pero es firme como el resto de nudos que vendrán, tira del extremo de la cuerda y nos estira los brazos hasta atarlos a la pata central del sofá. Otra cuerda y mi mano derecha es atada a la pata derecha, mis brazos bien abiertos y estirados casi me impiden moverme, joder esto es nuevo, estoy entre el miedo y la erección palpitante, la ritualidad del asunto, el cuerpo de Fucsia enfundado y la proximidad de Naranja me ponen. Repite la operación con naranja, unos segundos más tarde lo hace de la misma manera con los pies, mi pie izquierdo con su derecho a la pata central del sofá y los otros dos pies a los extremos, estamos así bien abiertos, pero aún hay más.
El sofá no es convencional, está preparado a tales efectos del juego, tiene sitios por donde pasar cuerdas y cinchas, así coge la cincha gruesa y ata nuestras cinturas bien prietas al sofá, ahora si no nos movemos, sólo podemos mirarnos. Una vez inmovilizados nos baja la ropa interior hasta donde da, nuestros culos están al aire e intuyo lo que viene. Su voz es suave y firme, nos recuerda que debemos sentir, asumir el dolor que avisa será ligero, asumirlo, paladearlo y disfrutarlo.
Zas, el primer golpe es gustoso y suave. Zas, otro, así empieza a alternar mi trasero y el de Naranja, Zas, Zas, miro a Naranja, su labio mordido, me mira, su dedo meñique busca el mío, los enlazamos, Zas, nuestros cuerpos se tensan, Zas, Zas, Zas. Todo parece ir rápido, tanto que me parece demasiado. De repente Fucsia se detiene, camina hacia nosotros, se pone en cuclillas y nos mira satisfecha, nuestra respiración es agitada al igual que la suya. Nos mira riendo y nos besa largamente, introduce su lengua en mi boca, nos besamos y cuando se separa, Zas, toque de fusta en la mejilla, ostia, esto me ha sorprendido, ahora se dedica a Naranja.
Fucsia nos ha desatado los pies y las manos exteriores, así seguimos unidos por mi izquierda y su derecha, nos pide que nos besemos y estimulemos. Yo la beso y masajeo sus senos con mi mano libre, ella estruja mi polla con la suya, tres segundos mas tarde y hundo mis dedos en su vagina, esta húmeda y caliente.
Fucsia reaparece en escena, su traje ahora deja ver sus pechos, bien puestos y firmes, una especie de cremallera diseñada al efecto ha abierto unos cirulos perfectos. Lleva un arnés en la mano de dildo doble, así que ya sé de que va el tema. Me miran, Fucsia explica que ya que tenemos un invitado hoy no usara ella el arnés con Naranja, que si Naranja quiere puede usarlo conmigo. Yo la miro, me encojo de hombros y la beso susurrándole antes, -sólo hazlo con cuidado- Así Fucsia me sienta en el sofá, ata mi mano derecha a la pata de ese lado, retira mis calzoncillos y ata mis tobillos a la estructura que hace de techo, así estoy, casi tumbado ofreciendo mi ano a Naranja, ella se despoja de sus bragas, que no de sus medias, se pone el arnés y penetra en si su parte del dildo doble, Fucsia le ayuda con los correajes y una vez ceñido se acerca a mí. Fucsia, con un lubricante estimula mi culo mientras con la otra masajea mi polla que parece quiere explotar así que se retira. Naranja empieza su incursión suavemente, presión, relax, presión, relax y minutos después una vez trabajado entra en mí. Acciona un motor y todo ello vibra, comienza la empotrada, ella me mira, se estruja las tetas con su mano libre, con la que estamos atados toma mi polla y la va sacudiendo al ritmo, menuda sensación que estoy teniendo, esto es la caña, mis gemidos inundan la sala. En un momento dado tengo que detener la mano porque si no me voy a ir y quiero aguantar un poquito, la dejo hacer mientras me dedico a disfrutar de la sensación mientras apoya sus manos en mi pecho.
Fucsia de repente vuelve con la fusta y Zas, a ella, Zas a mí. Noto como naranja se tensa, está teniendo su orgasmo y grita, yo no lo tengo pero la sensación es tan placentera que me fundo en su grito. En un par de minutos nos detenemos. Ella sale de mí. Fucsia le ayuda con el arnés y este va fuera. Naranja se arrodilla y como puede me come la polla, estar atados aún lo complica un poco, pero se puede. Fucsia por su parte me suelta los pies y una vez los tengo en el suelo se afana con el culo de Naranja, lameteo por aquí y lametón por allá. Juega con sus dedos haciendo que el placer de Naranja se dibuje en su rostro y yo lo reciba poniéndome más a tono. Así nos gozamos un rato hasta que Fucsia nos pide que paremos y nos sentemos. Lo hacemos obedientes y lo agradezco, estaba en las últimas. Fucsia se sube a horcajadas en mí, tortura mi polla mientras toca el coño de naranja, no sé en qué momento se ha quitado las mangas y las perneras del conjunto, ahora es un body. Nos besa, nos toca, la toco. De repente pasa al sitio de naranja, observo como se tocan y besan, como se estrujan, como se mueven, mi mano libre cobra vida propia y empiezo a masturbarme. Fucsia lo advierte y con un manotazo me lo impide, coge mi mano y me hace tocarle el culo enfundado en latex, hay un agujero por el que empiezo a estimular su ano.
Somos en ese momento una masa de brazos, piernas, sudor y gemidos. Fucsia susurra algo a Naranja y ella me mira. Hasta el momento no habíamos cruzado palabra, pero me dice – Banco, ahora Fucsia va a separarnos pero has de hacer lo que yo te diga, cuando te diga y como lo diga, ¿estás de acuerdo?- ¿qué si estoy de acuerdo dice? En estos momentos soy todo suyo, eso es lo que pienso pero a estas alturas mi boca sólo puede pronunciar un –sí, claro.
Me hacen apartarme, Fucsia se levanta y comienza a desatar el nudo que une mi mano a la de Naranja, no hay acción sexual pero el proceso es estimulante, veo el cuerpo de naranja aun con las medias puestas, me encantan, el rollo medias me puede, suspiro, quiero penetrarla, joder, a las dos, por todos lados, pero sigo sus órdenes, es lo que se me ha mandado. Una vez sueltos Naranja ayuda a Fucsia a desvestirse, yo sólo acaricio sus piernas en el proceso, se besan, tocan y abrazan. Naranja se desliza por sus pechos estómago y llega al clítoris, lo muerde, succiona, lame. Usa sus dedos y penetra a Fucsia, intento penetrarla con los míos también pero me rechaza, -sólo acaricia, no es tu guerra- yo obedezco, en un momento el pie de Fucsia se apoya en mi pierna, ahora está abierta para Naranja que se afana en darle placer y vaya si lo consigue, Fucsia se corre, no había visto algo así, pareciera un rio. Naranja absorbe sus zumos y se levanta mojada, se besan y abrazan, me invitan a unirme, me levanto y abrazo, nos fundimos.
Nos vamos dejando caer en el suelo, me tumban de espaldas, Fucsia me hace un sesenta y nueve, absorbe mi polla, la succiona suavemente mientras me deleito en sus labios salados, Naranja mete los dedos en Fucsia y estruja su vagina, imprime velocidad, mientras hace esto yo la toco, pellizco sus labios con los míos, mi lengua juega con su clítoris, estoy tan centrado en ellas que no me dejo estimular, no me importa, quiero que lleguen al orgasmo y unos minutos después les llega, Fucsia me moja la cara y Naranja un poco la mano, ambas gritan y yo con ellas.
Naranja se tumba boca abajo, mientras Fucsia retoma el mando y sujetándole las muñecas a la espalda me pide que la penetre, que vaya suave que esto va a terminar para mí, que quiere que me corra pero que siga el ritmo que me marca. Naranja está dispuesta, las piernas largas enfundadas en licra confluyen en el vértice de su abertura, veo sus labios, su ano y su espalda levemente arqueada soporta sus manos agarradas con fuerza. Quiero penetrarla pero Fucsia me detiene, me pone el condón, de un color rojo intenso, mi pene palpita ante la idea de estar dentro de Naranja. Fucsia me ata una cuerda al cuello a modo de collar, esta floja pero cumple su cometido, a una seña me acerco a Naranja, sujeto sus manos con la mía y mi mano libre guía mi polla hacia su hendidura. La penetro largamente, hasta el fondo, me recuesto en su espalda y comienzo el movimiento, sus pechos aplastados sobresalen de su cuerpo y los toco, acaricio su espalda y cuello mientras me muevo, su calor y humedad son extremas, sus gemidos acompañan mis embites, rapidos durante unos segundos y después lentos y profundos, y en esos momentos lanza un grito largo. No puedo mas, voy con fuerza, le doy rapidez a mi movimiento, y cuando estoy a punto de correrme la mano de Fucsia toca mi espalda y con la otra tira de la cuerda, esta especie de estrangulamiento leve no hace mas que intensificar mis sensaciones, un par de empujes mas y mi polla palpitante escupe mis ganas, me corro de una manera extraordinaria, esta nueva sensación de orgasmo a sido superior, mi polla palpitante se funde en Naranja y unos segundos después Fucsia afloja y yo puedo tenderme todo a lo largo encima de Naranja. La beso, boca, cuello, pelo, hombros. Ruedo a un lado y fucsia se tumba encima mio y me besa también, nos abrazamos los tres durante unos minutos sin decir nada hasta que a una mirada de Fucsia convence a Naranja para moverse y entonces me dice –Blanco, siéntate en el sofá, tu tiempo ha acabado, déjanos hacer- yo obedezco y me deslizo como puedo hacia el sofá.
La vista que tengo es total, Fucsia y Naranja se besan, ruedan por el suelo acariciándose y tocándose, es su momento y me alegro que me dejen compartirlo, en este momento juntan sus sexos, una a cada lado, entrelazadas, sus sexos se besan y frotan, el ritmo se acompasa, las veo sudar, veo sus cuerpos moverse hasta que una oleada de éxtasis llena y convulsiona el cuerpo de Naranja y grita. Ella se detiene pero Fucsia ahora usa su mano, su velocidad es extraordinaria y al cabo de unos segundos su orgasmo también llega.
Ambas están tumbadas, abrazadas a las piernas de la otra, forman un sólo cuerpo de dos cabezas en los extremos, los segundos pasan y no se mueven, sólo se besan las piernas y respiran hondo. Tic Tac, no sé qué hacer, no me atrevo a moverme así que espero, es su momento y no quiero romperlo siendo impertinente. Al fin abren los ojos y me miran, están sonriendo y yo con ellas. Se desembarazan de esa maraña de brazos y piernas. Se levantan y besan, me tienden la mano y una vez de pie las beso a ambas, las abrazo, respiro sus aromas, y les doy las gracias.
Fucsia vuelve a tomar el control, nos invita a tomar una ducha antes de bañarse, pero por separado para no liarnos, yo iré el primero, lo entiendo. Me despido con un beso, cojo mi ropa y voy al aseo del cuarto de al lado y las dejo en esa habitación, besándose y sonriendo.
Una vez duchado y con el corazón latiendo al ritmo habitual salgo y me encuentro a Fucsia envuelta en un batín –Blanco, espera en la entrada, Naranja quiere despedirse, yo por mi parte te dejo aquí invitantándote cuando quieras a esta, mi casa, esta es mi tarjeta, si necesitas algo estimulante llama, estamos para servirte, bueno, para servirnos- y cogiendo mi cara con las manos me besa largo y tendido, al separarse el batín abierto deja ver su cuerpo y sin cerrarlo se da la vuelta y desaparece detrás de una puerta y sólo puedo pensar “qué mujer, que fuerza de mirada, que belleza y fortaleza, que , joder que grande que es, y preciosísima además”
Naranja interrumpe mis pensamientos dándome un azote en el culo, me giro y la encuentro ya vestida, zapatos, pantalón, camisa y chaqueta. Inevitablemente pregunto si nos vamos de allí, ella me besa suavemente y dice –Blanco, como siempre este encuentro contigo ha sido mágico, lo he disfrutado muchísimo, quizás nos veamos de nuevo, ¿Quién sabe? Ahora marcha, dejémoslo así- me estampa otro beso, esta vez lento, su lengua roza mis labios y se separa, me ayuda a girar antes de que pueda decir nada y con un cachete en el culo dice- ala, hasta la próxima, disfruta de tu tiempo, disfrutate y haz disfrutar, me debes eso ehhh- y suelta una sonora carcajada. Pienso en decir algo pero solo giro la cabeza sonrío y le mando un beso.
Cierro la puerta tras de mi, bajo las escalera quedamente sopesando lo que acabo de vivir. Salgo a la calle, sigue lloviendo, no tengo paraguas, da igual, la lluvia impacta en mi cara y sonriente digo en bajito para mi –Joder, lo que dan de si estos eventos del curro- avanzo por la villa, los camiones de la basura hacen su trabajo y yo sonriente les saludo, -menudo loco- estarán pensando, si, así es.