Cuerpos fundidos 5 (1ª parte)
Dos de Corazones
Estoy a tope, no se que me pasa, bueno si, estoy en un despertar, un despertar sexual magnífico donde todo se puede, donde el disfrute es primordial, donde los límites sólo atienden a mis necesidades. Sí, estoy que me salgo. Tanto es así que estoy pensando en pedirle una sesión a Fucsia. Sé que no nos conocemos, sé que ella es amiga de Naranja no mía, sé que sólo hemos tenido un encuentro, ¡pero que encuentro joder! además ¿Acaso no se dedica a esto? ¿Dónde reside mi miedo a realizar la llamada?
Tras unos segundos de reflexión por puro postureo mental me decido a llamarla esta tarde después de currar y así con el plan pensado, continuo tecleando mi ordenador esperando que den las dos y media para salir del tajo.
El reloj ha sido un poco cabrón, pareciera que ante mis ansias el quisiera detenerse o ir demasiado lento pero finalmente ha dado la hora y recojo mis bártulos. Una vez llegado a la calle saco mi cartera y busco la tarjeta de Fucsia con ese diseño sobrio que calla y camufla el arte que profesa. Marco su número entre el miedo y la excitación, un par de tonos y su voz suena.
– Hola Fucsia. ¿Te acuerdas de mi?, soy Blanco.- dije simulando tranquilidad.
– Como no- respondió ella con una voz firme que me transmitia serenidad
– ¿No sé cuando te vendría bien que tuviésemos una sesión?, la verdad es que me gustó mucho el encuentro que tuvimos con Naranja y me gustaría probar cosas nuevas si la tarifa se amolda a mis expectativas.
– Espera un momento Blanco, voy a mirar la agenda a ver cuando podrías venir- un movimiento de folios me transportó a un escritorio lleno de papeles, calendarios y nombres…
– ¡Hoy es tu día de suerte!- dijo interrrumpiendo mis cábalas -esta tarde tenía previsto que viniera un cliente habitual, pero me ha llamado para decirme que tenía que salir de viaje urgentemente y no iba a poder ser, casi que lo prefiero porqué es una sesión muy especial y no me gustaría que un cliente habitual tuviese algún tipo de queja. Tengo todo preparado y por el precio no te preocupes, necesito alguien con quien probar este tipo de sesiones, si tú me haces de conejillo de indias y me das tu opinión al respecto estarán suficientemente compensados mis honorarios.
Pues sí, todo indicaba que hoy habría sesión, además al no estar muy boyante de dinero esta opción me parecía más que apetecible y dije entre riendo y eufórico– ¡Joder, vale!, ¡me mola ser el primero en probar algo!, ¿a qué hora te parece bien que me pase por allí?.-
– A partir de las siete puedes pasar cuando quieras, esa era la hora a la que tenía citado a mi cliente y posteriormente no tengo nada programado para hoy.
No me lo pensé un segundo y acepte – De acuerdo a las siete estaré en tu local. ¡Hasta luego!.
La conversación ha ido mejor de lo que me esperaba, me asombra la rapidez de decisión de esta mujer. A las siete pienso, Uff, menudo plan ¿qué me preparara para la sesión? ¿qué juegos tiene pensado probar conmigo? Una leve erección me saluda y sonriente arranco el coche y me voy a a casa.
Una vez comido, afeitado y duchado me dispongo a hacer tiempo, leo una revista pero mis pensamientos se pierden recordando el encuentro que tuve con Naranja y Fucsia, sus cuerpos aparecen en mi mente, la idea de masturbarme aparece pero la desecho rápidamente, quiero estar a tope esta tarde aunque para torturareme suavemente me tumbo y sin tocarme me follo mentalmente a Naranja y a Fucsia. Mi polla esta a tope, a mis manos les cuesta no ir a por ella pero de repente el despertador me avisa que son las 18:10, hora de marchar.
A las 18:59 toco el timbre, he estado dando vueltas a la manzana durante diez minutos, que le voy a hacer, más vale temprano que tarde. El sonido de la puerta automática me invita a pasar, un par de escaleras arriba y me encuentro en su puerta que está entre abierta y al pasar me encuentro a Fucsia en un modelito Japonés que me deja sin palabras. Ella va vestida de Geisha cuidando hasta el último detalle, los nudos de las telas, el pelo recogido, la pintura de su cuello y sus muñecas. Esta visión parcial de su piel incrementa mis ganas. Me dispongo a besarla pero una mirada me detiene así que rompo el momento con un
– ¡Hola, estás preciosa!, te queda muy bien el pelo moreno y ese maquillaje. Ummmm.-
– Gracias, es parte de la sesión que quiero tener contigo. Me alegro de que te guste. Pero antes de empezar si te parece bien puedes darte una ducha y ponerte sólo el kimono y los calcetines blancos que te he dejado preparado en el baño. Yo te espero en el salón ¿recuerdas donde está todo verdad?.- sonrió y contestó con una voz melodiosa y sensual.
– Por supuesto, además te agradezco lo de la ducha porque con el calor que está haciendo últimamente en la villa vengo sofocado y me vendrá bien refrescarme.
El baño me trajo recuerdos y mientras me desnudaba y volvia a duchar mi corazón desbordaba ante la espectativa de la sesión. Salgo de la ducha y me pongo el kimono, por supuesto obvio la ropa interiór exceptuando los calcetines blancos que requería Fucsia. En cinco minutos completo la operación y me dirijo al salón.
Al entrar en el espacio me maravilla el cambio que había hecho, todo estaba cuidado al detalle, un vehículo perfecto que te transportaba a Oriente. Los papeles y telas que cubrían las paredes. La caligrafía exquisita que llenaba los cuadros y papiros, las flores dispuestas estratégicamente para balancear el ambiente. Una piedra que situada en una bandeja curiosamente se asemejaba al paisaje montañoso que veo desde la ventana de mi dormitorio y en el centro de la estancia Ella, todo era perfecto. Fucsia estaba arrodillada ante una mesa baja mientras preparaba el té. El olor de las frutas rojas se mezcla con el incienso del ambiente, la atmósfera es mágica, cargada de emociones y de sexualidad. Mi cara debe de ser un flipe ya que para llamar mi atención acerca un cuenco de té que pruebo con cuidado. Está caliente pero bebible, los frutos rojos antes anunciados ahora aparecen, mis sentidos colmados aprecian todo lo que abarca la habitación y sin darme cuenta sonrío, me encuentro a gusto, estoy feliz.
Su voz me despega de la ensoñación, su mirada seria me pone alerta, despejó los sueños y escucho, pero es extraño, quizás el té, quizás la situación, la fuerza de esta mujer. No lo sé pero estoy obnubilado, respondo a sus preguntas como buenamente puedo,. Voy recogiendo algunas frases, mi cerebro y cabeza pareciera sumido en una transición a lo irreal, el calor me sube.
-«Experimentar placeres y sensaciones que nunca antes habías probado» «Nada es lo que parece» «Conejillo de indias»
Mi mente da vueltas y mis sentidos están al 100% ¿Quién es esta mujer, por qué provoca esto en mí?
-«Acupuntura, agujas, sentidos»- asiento con la cabeza y suelto un leve, -Conozco ese método, en el instituto lo probé.
-«bichos» «estás en mis manos, no puedes echarte atrás»
Con un -De acuerdo- contesté, y a partir de ese momento todo es ensoñación, todo magnificado, todo real y placentero.
Veo un kanji en la pared y lo leo, vacilo de mi japonés, pero ha sido suerte. Quiero empezar ya, quiero besarla ya, me dispongo a hacerlo y ella me detiene, otra vez. -Vamos blanco tranquilo, tenemos tiempo así que relájate, acércate a la camilla, quítate el kimono y túmbate-. Fucsia es todo erotismo, aún boca abajo puedo visualizar sus manos, su cuerpo enfundado en el kimono, toda ella tocándome, ejerciendo la presión del masaje en los lugares adecuados. Gemidos leves nacen de mi boca, estoy ardiendo.
En un momento siento un mordisco en los pies, piernas y culo, ella va subiendo poco a poco devorandome, me acaricia la nuca, no aguanto más, mi erección duele, quiero darme la vuelta y comerle la boca, follar como condenados, pero me contengo, apenas me contengo. Su voz suave me susurra al oído que me calme y dé la vuelta. No me lo pienso dos veces y lo hago, tomó su cara entre mis manos y nos besamos, nos comemos, las lenguas se reconocen, se acoplan, los labios juegan y su mano se desliza hasta rodear mi miembro que sacude un par de veces y después suelta. ¡Joder! pienso, quiero que esta geisha cabalgue encima mío, quiero verlo y sentirlo. Todas estas situaciones ocupan mi mente y su voz vuelve a centrarme. Riendo me dice -Espera, quiero hacer algo, voy a escanear tu polla, no es una petición, es un hecho, después haré un juguetito con el que nos lo pasaremos en grande-. Esto es sublime, perfecto diría yo, río a carcajadas mientras la veo revolver en el cajón y sacar el escáner, no sé que se le pasará por la cabeza a esta mujer pero me encanta. Después de este impas regresa de la máquina 3D que ahora está trabajando silenciosamente.
Continuara…