De planetas, mareas y vientos de levante
Dos de Corazones
Hola mis queridos esbirros demoniacos, hoy tengo que contaros una situación agradable y gustosa, tanto que siento la necesidad de compartirla con vosotros y es que en ella hubo magia.
Veréis, en un encuentro de artistas estaba yo un tanto despistado, abrumado, el arte humano me apasiona y en ocasiones desborda mis sentidos. Así estaba yo cuando un amigo me presentó a una colega artista suya. No soy un necio y claro que la primera impresión fue de UFFFF! que fémina, atractiva y de rasgos angulados y afilados, muy mi rollo vaya, pero bueno tampoco tenía demasiado entusiasmo en perseguir algo concreto, estaba allí buscando arte y eso fue lo que encontré.
Esta mujer es artista y su charla lo corroboraba, interesante e inteligente, comentaba y escuchaba, un lujo de conversación que se perdió entre las horas y de repente caímos en que el reloj marcaba las 4 de la madrugada y nuestra charla había durado al menos 7 horas. Por supuesto tampoco voy a negar que por momentos, cuando la charla avanzaba, mis ganas crecían otro tanto y es que ¿Cómo no querer compartirse por completo con alguien asi?
Pero claro, NO SIGNAL, NO WAY.
De esta manera me guardé las ganas y disfruté de la charla y compañía. Llegado el momento de despedirse la invite a regresar al día siguiente, iba a haber una comida popular y después unos amigos y yo recitamos versos del inframundo, un lujo de plan y para mi sorpresa sonrío y aceptó.
Al día siguiente nos encontramos y charlamos animadamente, por mi parte, en el recital saqué la artillería pesada, COMPARTIR, GUSTO POR LO BELLO, FUNDICIÓN DE CUERPOS, EL 2en1.
Ahí estaba yo, cual pavo real infernal exhibiendo colorido. Y al terminarme acerqué a recabar sensaciones y me saludó con la frase de «No pensé que me fuese a gustar tanto el recital y la verdad es que me ha encantado».
Continuamos nuestra charla, 8 horas y mil risas después nos separamos con los teléfonos dados y la promesa de continuar en contacto.
Y así fue, más charla y risas, un encuentro y sucedió. Se alinearon los planetas, las mareas me fueron propicias y los vientos de levante me ayudaron con mi síndrome del cojón retráctil, y sucedió. Fue mágico, magnífico, divertido, a estas alturas seguro que empezaréis a intentar catalogar y etiquetar esta relación que nos traemos. Y yo sonrío, porque en realidad me da igual, está siendo y será, y si en algún momento dejase de ser bueno, después de un tiempo de bajón (justo y necesario) recordaré estos momentos como una vivencia mágica y magnífica de mi historia, sí, esa que cada cual vamos escribiendo ¿y sabéis? si echáis un ojo hacia atrás veréis que es apasionante.
Un saludo y vivir siempre con corazón.