Despedida de soltera
Barbarella
El sábado estuve de despedida de soltera. Me sorprende, pero las bodas no cesan, y las amigas hacemos nuestros deberes, buscarnos un bonito vestido y preparar «la despedida de soltera».
¿Qué es una despedida de soltera? Si se trata de una despedida «solo chicas», me parecen una serie de planificados rituales en torno a la polla. Dicho así suena raro, pero he analizado los componentes de este evento y esa es mi conclusión. Para empezar, la novia lo tiene muy difícil para no portar un pene encima. Existen formatos de todos los colores, olores y sabores, como diademas, colgantes, chapas, camisetas, coronas, pajitas para la copa… En cuanto a sus tendencias artísticas, tenemos miembros del más puro estilo hiperrealista plenos de venas y otros de un estilo más figurativo con sus ojitos, nariz, y boca. Estos últimos a mi personalmente que resultan inquietantes. Entre que no les pillo la gracia y que tengo tendencia a las pesadillas, lo único que me faltaba es que uno de mis sueños eróticos se transmutara en una inquietante pesadilla en la que un pito con cara de muñeco diabólico me persigue toda la noche.
¿Qué tenemos de postre? Exacto! Un delicioso falo de chocolate de considerable tamaño y relleno de nata. Estamos en la fase de «la degustación». No falla, la novia tiene que probar el postre publicamente. Puede ser un acto comunal en medio del expectáculo donde la drag queen maestra de ceremonias te invita a que empieces con tu cata, o algo digamos que más íntimo donde alguna amiga la presiona para que le de a la nata y chocolate. En cualquier caso la novia va a salir mal parada. Si realiza su cata con timidez y recato, va a ser objeto de burlas. «Venga ¿así la comes tu?» «Un poco de pasión, por favor» «¿No lo sabes hacer mejor?» Si por el contrario hace un alarde de sus habilidades, será vacilada «¡Anda traga guarra!» «No me extraña que te cases, tu novio tiene que estar encantado»
En cuanto al código de vestuario, la novia tiene que ir disfrazada y el resto suele llevar un complemento a juego. Gastamos largas charlas en decidir el atuendo, pero lo resumo en dos tipos:
- De cualquier cosa pero que parezca una streaper: doctora, policía, vaquera, da igual, pero tiene que cumplir la regla de que no sepas si se quita más fácil con las manos o con los ojos. Combina un generoso escote y una escuesta minifalda con la que se pueda apreciar el encaje de tanga a juego que lleva.
- De cualquier cosa que la haga parecer un adefesio. Maruja gorda con rulos, que parece más luchadora de Sumo que otra cosa, monja ciega y coja… lo más antierótico que se les ocurra a las amigas.
Intento analizar el mensaje encerrado en los dos tipos, y el primero puede ser que sea un intento de sugerir a la novia que tiene que poner imaginación y jugar a las películas con su maridín para que la cosa funcione. El segundo me tiene confundida no sé si es fruto de la envidia y mala baba de las amigas que la quieren ridiculizar o simplemente es una forma de cargar de humor la despedida.
Una vez superadas exitosamente las fases de cena y copas, llega el broche «el expectáculo» o también llamado «Momento toblerone». La novia tendrá su trono en el escenario, mientras un fabuloso toblerone ejecuta una especie de coreografía que combina pasos de baile con agitamientos dignos del mejor acto de apareamiento. El toblerone se va desprendiendo de sus prendas al ritmo de la ḿúsica mostrando su torneado cuerpo. La novia tiene que acompañar el número abrillantando al toblerone con litros de aceite para que luzca de lo más apetecible a la luz de los focos.
En cuanto al pasado sábado, podría contaros que las amigas hicimos tan bien nuestros deberes y el disfraz de la novia era tan profesional que en el local donde se organizaban las despedidas la confundieron con la streaper. Casualmente la verdadera tuvo un pequeño accidente mientras se maquillaba en al camerino y acabó con una brecha en la cabeza. La llevaron al hospital y pidieron una sustituta, y como fué todo a última hora resultó ser la sustituta de la sustitura de la sustitura, y no terminaba de llegar… Mi amiga pasaba por allí y la abordaron con un enérgico !Venga date prisa y sal al escenario». Ella pensó que se trataba de su «momento en el trono con el toblerone», y sin dudarlo salió, pero no tardó en darse de que el «expectáculo» esta vez era ella, lo que después la llevó a compartir algo más que camerino con el toblerone, pero eso es otra historia…
Foto de portada: Konstantin Lazorkin