Estaba terminando de darme una ducha cuando sonó el telefonillo abajo, no tenía que preguntar, sabía que era él. Tiempo justo para el enjuague bucal, una gota de perfume y la toalla anudada delante, sin nada más, esperando ser arrancada para ofrecer un cuerpo y un sexo perfectamente depilados.

Últimamente parece que estoy cansada siempre, mi vida sentimental va de capa caída, y además me joroba ver que cada día que llego al apartamento,

No sé si os he dicho que vivo en un apartamento de esos cuya cocina sale a un patio interior en el que confluyen, aparte de la ropa tendida, las ventanas de otras viviendas.

¡Joder, pero que bueno que estoy! Debió pensar Javier al entrar en la ducha aquella mañana tras su travesía de hora y media en bici, desde la cabina de mampara transparente el espejo le devolvía el reflejo de su cuerpo entero bajo el chorro del agua,

Maldito cabrón: cap 1 El sexo virtual está bien, desde luego te deja bien calentito para el siguiente paso, pero en mi caso con Javier, el sexo virtual, los chats y últimamente las llamadas telefónicas eran nuestro único vínculo afectivo-sexual.

El otro día Sonia me sugirió este local, pero no podía imaginar lo que encontraría… Me cité con ella el sábado a eso de las ocho. La verdad es que me sorprendí a mi misma cuando mirándome en el espejo, el reflejo me devolvió la imagen de alguien que estaba buscando guerra,

No puedo quitarme a Sonia de la cabeza, su entrevista me puso a mil y las dudas en cuanto a mi sexualidad me están matando, me doy cuenta de que cuando voy por la calle devoro con los ojos a esos cuerpos redondeados y curvilíneos que tanto me recuerdan a ella…

Aún recuerdo el primer día que lo vi, subido en el catamarán que nos llevaba a Islas Cies en un viaje de trabajo, con su cámara de fotos colgada del cuello y la de vídeo en la mano, siempre le gustó grabarlo todo, todo…

¡Vamos a ver! Es cierto que en eso del sexo, lo que dura… dura, pero a ver si empezamos a ser un poquito más abiertos de mente y empezamos a entender unos y otras que el sexo es más que meterla.

Claudia siempre tuvo fervor por los locales de ambiente y por los gintonic bien preparados, los sábados seguía el ritual, quedada con alguna amiga en el “mojito” y después de copas y baile

La primera parte aquí Quedo con Sonia, y me la encuentro más loba que nunca, con su vestuario a lo pin up y manteniendo su eterno pelo rojo,

Que el flirteo existe y nos gusta durante toda la vida es un hecho probado. Aún recuerdo a mi abuela (sí, mi abuela) con casi 90 años sentada en un banco del parque con un señor de buen ver al lado que alababa el color de sus ojos mientras ella respondía coqueta con una sonrisa.

Que a las mujeres nos gusta masturbarnos, es un hecho, que procuramos tenerlo en secreto, también.