Diario de una mujer de 70 años: “Mamá tengo novia”.
Diablos Invitados
Autor: Clara
El día que mi hija pequeña me dijo mamá tengo novia casi me caigo de la silla. Siempre me he considerado una mujer moderna, una divorciada en mi época no podría ser de otra manera, pero la noticia me calló como un jarro de agua fría. De una forma u otra buscamos que nuestros hijos encajen en la sociedad, que sean “normales”, parece que así se sufre menos. Pero, ¿qué es ser normal? ¿Casarse y tener hijos formando esa perfecta familia de película? Eso ya lo probé yo, y mi hija mayor sigue por el mismo camino o peor, el de las malqueridas.
Me pregunté cómo no lo había notado, en ese momento pasaron por mi cabeza como los títulos de crédito de una película todas esas creencias que tenemos sobre las lesbianas. Mujeres de pelo corto, camisas de cuadros y por cuyas bocas brotan palabrotas. En cambio, mi hija no podía ser más femenina, como si el hecho de que le gustaran las mujeres la hiciera menos mujer.
Me acordé también de mi ex familia política y de sus posibles reproches, porque siempre hay tiempo y ganas para juzgar a los demás. Supuse que lo achacaría a mis carencias religiosas, a mi moral perdida y todo eso que siempre es culpa de la madre. “Claro con esa madre que no es capaz de mantener una familia unida”…
No pensé en ella, en que estaba compartiendo su secreto y su felicidad conmigo, pensé en mí y en el qué dirán. Se piensan tantas tonterías…
Mi cara delató mi desconcierto, y mi hija no pudo reprimir una lágrima. Entonces reaccioné, y la abracé y la dije lo que tenía que haberla dicho desde el primer instante: “Cariño, lo importante es que seas feliz”. Entonces me contó cómo era esa chica, cómo se conocieron, los ojos les brillaban mientras me lo contaba. Sé que no era la primera chica en la que se fijaba, pero sí era la primera que quería compartir conmigo. Su historia de amor duró hasta la universidad, después conoció otras…
No estoy orgullosa de mi reacción, me hubiera gustado tomármelo con naturalidad desde el primer instante pero no me lo esperaba, aunque en el fondo de mi corazón sé que lo único importante es ser feliz, con un hombre, una mujer o simplemente solo.
Hoy de mis tres hijas es la que menos me preocupa, y no porque tenga novia, casi diría que más bien es por comparación. Mi hija mayor se casó joven y embarazada, no la obligamos a casarse, fue su decisión, me ha salido tradicional, tanto que lleva media vida atada a un matrimonio que no le aporta nada. Mi hija mediana ya no cree en el amor, ha dependido de hombres que no la querían, ha pasado el tiempo en relaciones de paso con las que sufría, ha amado incondicionalmente a quien no lo merecía. Relaciones imposibles con hombres casados que me recordaban mucho a mi yerno, con una de esas fotos en su cartera de su perfecta familia.