Dos de Corazones
Dos de Corazones
Hoy me presento ante vosotros, seres infernales: soy Dos de Corazones, el único hombre con dos corazones. Es posible que este sea un intento de justificarme, o que simplemente me apetezca decirlo en alto y saberlo del todo, creérmelo y no notar rareza en ello.
Dos Corazones, sí; no lo digo yo, es algo que no me había planteado nunca, pero muchos amigos empezaron a decirlo sobre mi y me dí cuenta entonces de que es una rareza que me encanta.
¿Qué significa? Muy fácil, se dice, se comenta, se piensa que LOS HOMBRES TENEMOS DOS CEREBROS, es una ley aceptada; pues bien, según mis amigos yo soy el raro, yo tengo DOS CORAZONES, me explico:
No soy capaz de follar con alguien que no me guste, llamadme raro pero así es. No hablo de montármelo con una persona que esté más o menos buena, que sea más o menos guapa; esos son cánones muy particulares y mi abanico de posibilidades es extenso. No, yo me refiero a que me guste o no me guste.
Muchas son las vaciladas obtenidas a lo largo de los años, sobre todo de adolescente… bueno y también ahora, por ser el raro que no se follaría a cualquiera, ser el raro al que no le vale una expresión como “Ponle una bolsa en la cabeza” o “una bandera y todo por la patria”. No concibo la idea de “persona gamba”, sí, ya sabéis, eso de que se aprovecha todo menos la cabeza; así que sí, YO SOY RARO, debo de serlo ya que, amigos infernales, si lo que se me presenta es algo que no me gusta en conjunto no puedo follármelo, con la consecuente expresión arcaica y rancia de “ahh, mariquita, el especialito, el que va de guay”. Lo veis. Imaginad la situación, pasa una persona y todo el grupo neardental dice: «yo le daba lo suyo, hasta reventar» y otras lindezas por el estilo, y tú la miras, ves que tiene un cuerpo bonito pero ¡ahhhh! El rostro no te satisface, aquí llega el problema, no entraría entonces al trapo jamás.
¿Por qué? Muy fácil, puedo imaginarme en medio del asunto, dándolo todo y de repente ver y ser consciente de que no me gusta lo que me traigo “entre manos”, e insisto en que nada tiene que ver con personas guapas o menos guapas, sólo de si me gusta a mi o no; y zas, se acabó, nada que hacer, no hay motivación y creedme, ese no es un buen momento.
Tampoco me vale si el conjunto me gusta pero su manera de ser me incomoda, misma situación que puede desencadenar fracaso; ante ese suceso existe el bruto que te dice, “pero si no tiene que hablar, sólo follar”. Disculpa, Cassanova, pero ¿de verdad? ¿Realmente os apetece follaros a un mueble? A mi me da pereza, no veo el no interactuar, llamadme extraño.
Aquí es cuando viene el segundo iluminati y comenta “eso esta bien si follas con tu pareja pero para un cohete de una noche…” , insisto, ¿disculpa? En estos casos:
A) te tiene que seguir gustando
B) el lenguaje no sólo son palabras, ergo mente vacía seguirá estándolo aún sin hablar.
Después esta el tercero de la tribu que sentencia «pero para un polvo salvaje en el baño de un bar…». Joder, como os lo digo, para esos también, mismo proceso: te gusta el conjunto, al menos en ese momento, que es el que importa, y con mirarse ya estás expresando cosas. ¿Tan difícil es de entender?
No sé, llamadme romántico pero pienso que si disfrutásemos más del sexo que nos gusta, sea cual sea, y DEJASEMOS DE ECHAR POLVOS SOCIALMENTE IMPUESTOS, nos sabrían mejor, nos gustarían más y el mundo sería más habitable y follable porque estaríamos más felices.
Así que mi sexconsejo: CUANDO LO HAGAS, PONLE CORAZÓN, ya me entendeis.