Durmiendo con tu enemigo
Arwen
Dormir, sueño reparador… Esas extrañas palabras que no logramos entender los que padecemos de insomnio. Ya que no puedo dormir, aprovecho para explayarme pensando, imaginando, recordando.
Que mejor recuerdo que cuando duermes con alguien de confianza, alguien a quien estimas, una buena amiga por ejemplo.
El mejor amigo de las mujeres, según los ochenta y Moulin Rouge, siempre ha sido un diamante. Hoy en día Rihanna tambien insiste en que brillemos como un diamante. Pero si pensamos en femenino, la mejor amiga de una mujer es su lencería. Hasta aquí nada de extrañar.
Es una buena manera de intentar conciliar el sueño, sentirte sexy. Con una preciosa braguita de encaje de un color que resalte tu piel y unas gotitas de Channel nº5 con las que nunca te sentirás desnuda (como Marilyn).
Me acosté con una braguita de encaje color coral que resalta mi tono natural e intenté dormir.
Después de unas cuantas vueltas, empecé a notar un pinchazo en mis partes más íntimas, las únicas partes de mi cuerpo tapadas en ese momento. Se pasó en seguida.
Otro giro para aquí, otro para allá y ¡zas! Otro pinchazo, pero esta vez más intenso y no cesaba. A parte de la sensación de roce, el escozor era insoportable.
Me levanté al baño y descubrí que a parte de una película, dormir con tu enemigo no era tan complicado.
Mi propia lencería me estaba atacando.
Cuando bajé mis bragas (bragas sí, lo de braguitas es una moñada) descubrí que mis labios vaginales estaban atrapados en el encaje e incluso tenía sangre.
Se me ocurrió llevarlas a vacunar contra la rabia por siacaso y me pregunté si las bragas carnívoras existen.
Me miré los labios que ya habían vuelto a su color, miré el encaje, no estaba roto, volví a mirar mis labios, ¿son demasiado pequeños? no, incluso llegan a ser grandes. Y si son grandes como es que se meten por ahí?. He engordado un poco quizá falte algo de telilla. No, la telilla está en su sitio.
Podemos preguntar al CSI o a Mulder y Scully de expediente x.
Lo único que se me ha ocurrido es que debe haber sido lo mismo que me enreda los cascos cuando los meto en el bolso.
Foto de portada: Robert Patten