Erecciones vergonzosas
Hieros Gamos
Pues sí, la vida puede ser una gran ironía incluyendo la vida de un diablo inmortal. Parece mentira que un hijo de Belcebú hecho y derecho como yo con tantos siglos a mis rojas espaldas, tan metido en el mundo del desnudo, la erótica, la naturalización de cuerpos. Parece mentira que a estas alturas de mi existencia nunca haya ido a una playa nudista. Es más, nunca he hecho nudismo.
Por supuesto no es que tenga objeción ninguna al respecto. Bien libres somos todos de hacer con nuestras vidas lo que nos venga en gana incluyendo vivirlas como Satán nos trajo al mundo. Sin duda no es un tema de prejuicios. Tampoco es una cuestión de pudor ya que sin tener un gran cuerpo del que presumir, no creo tener nada de lo que avergonzarme (ni yo ni nadie, vaya, faltaría más).
Mi inexperiencia en este campo se debe principalmente por dos motivos: uno porque no me gusta ni el Sol ni la arena, lo que dificulta tener un grato momento de esparcimiento en una playa nudista y para seros francos, hay otro tipo de espacios dedicados al tema pero mal que me pese ninguno de ellos anda cerca de donde me muevo. El segundo motivo es tan simple como que no ha cuadrado. Nunca me he encontrado en la situación de ir y la mayoría de mis amistades no están muy por la labor de despelotarse públicamente.
Pese a todo llevo tiempo con ganas de probar y darle una oportunidad a la experiencia. Entonces me asaltan las dudas ¿debo llevar una crema solar especial para el cuidado de esas nobles partes de mi anatomía que no ven la luz del Sol? ¿cuales son los protocolos sociales en este tipo de espacios? ¿si me encuentro con mi vecino le saludo o me hago el sueco como hago cuando le veo entrar en el portal y yo estoy entrando en el ascensor? pero sobre todo ¿qué pasa si tengo una erección?… y aquí es a donde quería yo llegar.
Pronto pensé en lo que puede ocurrir si por la razón que fuere, mi pequeño ángel caído decide alzarse y dar la bienvenida a todos. La situación podría ser un poco embarazosa.
Pero entonces pienso ¿por qué tiene que serlo? Un hombre no tiene erecciones sólo por estar excitado, de hecho diría que la mayoría de empalmadas que podemos tener a lo largo del tiempo son debidas a otras causas como la trempera mañanera, que te metes en el agua calentita y se te amorcilla, una brisa fresca que te acaricia desde la huevera o simplemente el porque sí. Hay muchas razones para estar erecto, es un proceso natural del cuerpo que nos pasa a todos y creo que deberíamos empezar a naturalizarlo en lugar de condenarlo, porque sí, parece que el que se te alce el mástil es una especie de pecado; o es alarmante y se te acusa de guarro, pervertido y cosas peores o es avergonzante y acabas siendo el blanco de las burlas de tu entorno. Que levante la mano (u otra cosa) al que nunca le haya pasado, justo cuando el profesor te manda salir a la pizarra y tú, con cara de circunstancia, tratando de hacer la maldita ecuación de matemáticas cuando lo único que puedes pensar es en que nadie se de cuenta del bultaco que tienes entre las piernas en ese instante.
Pero incluso si erecto por excitación, carajo, la gran mayoría de los hombres no somos violadores y ninguno escogemos excitarnos, así que mi mesana al viento no significa que tenga intenciones de abusar de nadie.
Es triste lo condicionados que estamos con ciertas cosas. Es triste que se nos juzgue por algo que no está en nuestras manos (bueno, si estás empalmado, en público y con tu pene duro en la mano, igual sí que podrías tener un problema). La erección es un acto natural, normal e involuntario así que del mismo modo que tenemos que normalizar otros comportamientos del cuerpo como son la menstruación, creo que también deberíamos empezar a tomarnos de forma menos dramática la angulación de los penes.
Así pues, si voy a una playa nudista y me empalmo, lo que haré será con tranquilidad y naturalidad disimularlo un poco (que tampoco es cosa de hacer alarde) y esperar a que pase.
Y vosotras, si en algún momento os encontráis con algún amigo y se le anima el salami: calma y sosiego, es sólo un pene.