Follar antes de la primera cita
Hieros Gamos
Follar en la primera cita parece que es uno de los grandes tabúes de la sociedad, tanto que incluso te encuentras artículos hablando sobre el tema como si fuese el gran pecado, la llave para abrir las mismas puertas del infierno. Para bien o para mal parece que a nadie le deja indiferente.
Es una cosa que me da mucha rabia porque implica como siempre, darle una carga moral innecesaria al sexo, a algo que debería ser mucho más natural que todo eso. Si conoces a alguien un día, salís por ahí, congeniáis bien, os lo pasáis estupendamente y al final a los dos os apetece un poco de marcha ¿por qué no hacerlo? ¿porque está mal? Tonterías como pianos de grandes.
Aquí entra de nuevo la hipocresía que tenemos en nuestra sociedad sobre el sexo: lo consideramos algo sano, bueno y natural, pero eso sí, antes de ponerse a ello hay seguir todo un protocolo interminable de citas, quehaceres y quedabienes, no sea que alguien en alguna parte vaya a pensar que somos unas guarras o unos golfos. De nuevo nos empeñamos en darle una carga moral al sexo que es absolutamente innecesaria y que no beneficia a nadie. Una cosa es que en la primera cita no tengas sexo porque no te apetece y otra muy diferente porque no debas hacerlo, a ver si ahora tu integridad social y tu valor personal dependen de cuando vas a abrir las piernas o cuando intentas meterla en caliente.
Aquí tenemos también el agravante de que si la cita ha ido bien, si habéis conectado de alguna manera como para decidir tener una segunda oportunidad, lo más probable es que ambos tengáis ganas de arrancarle la ropa al otro y empotrarle contra el primer mueble que pilles hasta dejarle el logo de Ikea marcado en el culo. Porque esa es nuestra naturaleza y parece absurdo ir contra ella.
Tengamos en cuenta por otra parte, que el sexo en una relación es mucho más importante de lo que nos pretenden meter en la cabeza así que imagínate que después de varios días quedando con esa persona, citas, cines, helados y cenas variadas, decidís dar el paso. Os entregáis al fornicio y resulta que no congeniáis ni por casualidad, no dais una el uno con el otro y termináis lo que debería haber sido una maravillosa sesión de sexo con Barry White sonando de fondo a la luz de las velas, en un insufrible baile de torpezas, intentos y fallos. Ese mismo día os daréis la mano, dos besos como mucho y hasta nunca.
Por eso yo propongo el sexo de antes de la primer cita. Vamos a empezar por el meollo del asunto, echáis un par de polvos de esos que te los termina por cortar la policía porque la vecina de abajo se ha asustado con los gritos y después, habiendo confirmado que en este nivel estáis ok, empezáis a salir y a conoceros. Si luego las citas no van bien, pues al menos ese polvo que te has llevado y si el sexo no ha ido bien, por lo menos no pierdes el tiempo. Cuantas frustraciones nos ahorraríamos.
Porque si accedo a tener sexo en la primera cita ¿qué pensará de mi?… pues si te lo curras, pensará que follas de puta madre. El resto es ir viéndolo con calma… y una sonrisa en la cara.