Gemidos de placer, gemidos de dolor
Moonlight
Nos gusta gemir, sí, tanto en hombres como en mujeres, los gemidos le dan salsita al tema. Normalmente se asocian más con la mujer, pero chicos, vosotros también podéis gemir. Debéis gemir. Uno de mis polvos más excitantes fue porque el chico gemía sin complejos. Brutal, en serio.
Pero lo que a veces te pasa cuando expresas con tu voz lo que sientes, a veces te juega malas pasadas en otros ámbitos. Véase a la tenista Sharapova cuando se esfuerza en darle a la raqueta y le salen esos soniditos tan sexys, que seguro que no hace intencionadamente, por mucho que se diga. Pero como encima la chica esta buena, pues…
Se gime de placer, de esfuerzo, y también se puede gemir de dolor. Creedme, mi fisio ha oído los mismos gemidos saliendo de mi boca que mi marido, y no, nunca me he acostado con él. LLegas a esa sala, a esa camilla. Le cuentas dónde tienes esta vez la contractura de turno, porque si no tuvieras contractura no estarías allí. Y empieza a masajearte, a calentarte el músculo… que sexy, ¿verdad? ¡ostias! En un momento estás gimiendo como un alma en pena e incluso gritando cuando te hincan el dedo en algún músculo en concreto. Sí, lo sé, son grandes similitudes. «Te voy a tocar», «te voy a dar calor»… Si ya, claro, un placer inmenso (ironía mode on).
Y depués de mi fisio, está mi tatuador. Otra habitación, otra camilla… a la que pasas, te quitas la ropa, y el chico empieza a acariciar una zona de tu cuerpo… con una agujita. Que depende de la zona de cuerpo que sea duele más o menos. Cuando es una zona sensible, como las costillas, el empeine del pie, la parte interna del brazo… y sobre todo cuando llevas un ratito aguantando ya, y se te caen lagrimones, empiezan los gemidos. Sí, mi tatuador también ha oído los mismos gemidos que mi marido. Además, como es un dolor más continuo que el del fisio, con él me permití el lujo de hacer bromas, para quitar hierro al asunto. Disculparme por los soniditos, reírme del tema, resoplar. Hasta llegué a decirle que igual si mentalmente pudiera transformar el dolor en placer seguro que acabaría teniendo un orgasmo, y hasta me dijo riéndose: «oye, intentalo». Pero qué va, lo intenté y qué va. No causa ni el más mínimo placer ese tipo de dolor.
Definitivamente no valgo para el sado. O no sé, no lo he probado. Quizá en ese contexto sí me guste. El dolorcillo del sexo anal sí puede gustarme dependiendo de la ocasión. Pero vamos, algo muy suave. Supongo que es un contexto diferente.
Habrá que probar.