Hoy vamos a hablar sobre la sexología.
Samsara
¿Qué es?, ¿qué trabaja un sexólogo?, ¿para qué nos preparan?
Lo primero que tengo que decir es que es más fácil saber lo que no hace o sabe un sexólogo que lo que sí. Los medios de comunicación han distorsionado la película, quizá yo la distorsione un poco más. Puede incluso que haya compañeros leyendo este artículo que no se sientan identificados con lo que voy a decir.
Hice un curso de monitora de educación sexual y orientación familiar en Bilbao, en el centro BEZAIN. Me apunté por aprender, por conocer de qué va la historia. Me gustó tanto, que me apunté al máster de sexología y asesoramiento sexual en INCISEX, en Madrid. Hay diferentes escuelas, y no sé qué aprenderán en cada una de ellas. Yo os cuento un poco la base sobre la que trabajo.
Lo más importante es saber de qué hablamos cuando hablamos de sexo.
El sexo es la cualidad humana de ser sexuados, es decir, diferenciados en dos sexos. Mujer y hombre.
Además está la sexualidad, que es la manera particular de vivir el sexo. Hay aspectos femeninos y masculinos en todas las personas. Y cada cual integra como puede esos aspectos en su ser hombre y mujer.
También está la erótica, los deseos y fantasías. Aquí entra la orientación sexual y lo que llamamos perversiones. En nuestra mente podemos navegar hacia donde sea sin que ello implique ningún acto real ni físico. Hay que comprender que, al igual que los sueños, esta parte de nosotros mismos es incontrolable.
Y finalmente encontramos lo que en sexología llamamos ars amandi, básicamente es el “cómo te lo montas”. Aquí están los actos.
Estos cuatro aspectos están en cada persona de las maneras que sean, cada cual con su vivencia particular, con sus modos, con sus matices. Son independientes entre sí, no se condicionan, pero interactúan. Imaginad miles de hilos entrelazándose para formar una alfombra sobre la que apoyarnos. Muchas veces no vemos todos esos hilos, sólo sabemos que algo no va bien, que hay colores que no pegan, de diferentes colores y texturas, y esto nos genera (o no) un problema. Un sexólogo tira de los hilitos hasta que podamos ver qué pasa. Pueden ser dificultades entre lo que deseamos y la sociedad, entre lo que hacemos y lo que realmente queremos hacer, sobre lo que no podemos hacer, o sobre lo que no queremos sentir, dificultades con la pareja, con uno mismo,…
Cuando no sabemos qué método anticonceptivo usar, o cómo funciona, o por qué nos pica ahí abajo, o qué postura es la más placentera (no os riais, me lo han preguntado),… vamos al médico, a la farmacia, a internet, a las amigas, pero no a la consulta de un sexólogo. No nos preparan para eso, por lo menos a mí.
Repito, se trata de saber de qué hablamos cuando hablamos de sexo.
El sexo no son las enfermedades de transmisión genital, no son los métodos para quedarte o no embarazada, no son leyes ni fiscales ni morales. El sexo no es algo, el sexo es ser.