Intercambio de… opinión
Ángel del Hogar
La sola idea de quedar con otra pareja y follar con ellos nos ha puesto cachondísimos a los dos. Antonio cada día sale antes del trabajo o me despierta antes de que las niñas vengan a nuestra cama…
Yo aprovecho la hora de la siesta para cotillear las páginas de intercambio, me atrevo a abrir un perfil: Novatos. No es muy original pero da una idea que cómo estamos.
A primera vista más que atracción siento rechazo por lo que veo. Muchas faltas de ortografía en frases soeces: “Quieres poya perra? Contactame”
Mucha pareja buscando mujer para trío. Escribe él: “Busco una chica joven para mi mujer”. Las fotos tan poco sutiles tampoco me provocan, pero no puedo parar de mirar los anuncios. ¿Habrá una pareja normal, así como nosotros? “Cuerpo atlético, deportista . Máxima higiene y discreción.” Que especifique lo de limpio me da que pensar, quizá suponga un esfuerzo estar aseado… No creo que aquí encuentre lo que busco pero mi mente no para de follarse a todas estas parejas o solitarios, con sus faltas de ortografía y todo.
Paso más de una hora surfeando culos y tetas, leyendo propuestas y llego a la conclusión de que el tema swinger no es lo mío. ¿Cómo voy a encontrar alguien que me guste a mí y que esté emparejado con alguien que le guste a Antonio y que tengamos el mismo día disponible para quedar, las mismas ganas de follar el mismo día y a la misma hora? ¡Con lo complicado que es coincidir dos, como para ponernos de acuerdo cuatro! Admiro a toda esta gente capaz de organizarse para echar un polvo mientras no puedo parar de leer sus mensajes.
Intento acceder a un foro. Quiero ver porno. Estoy desatada. Me follaría al butanero ahora mismo si no fuera porque tenemos gas natural.
Cojo el teléfono: “Antonio, ¿puedes venir ahora?” por el tono de mi voz sabe lo que le espera. Y en menos tiempo que lo que me cuesta tender una lavadora Antonio está en la puerta de casa desabrochándose la bragueta.
– Antonio, que no quiero ser swinger- Le susurro mientras me penetra.