La pluma y la fusta
Barbarella
Tas tas tas, hacía semanas que no tenía noticias de ese madurito tan interesante, y tan ocupado con sus juegos de negocios. El martes pasado me envió un correo:
Estimada Barbarella:
El 1 de julio estaré en la ciudad, si tienes hueco en tu apretada agenda me gustaría invitarte a cenar en un japonés que frecuento cuando vengo. Confírmame tu disponibilidad para formalizar la reserva.
Atentamente,
PD: Te he traído un pequeño souvenir.
Este tas tas siempre tan formal, sigo pensando que le dicta los emails a su secretaria, a la vieja usanza XD XD. En cualquier caso tengo libre, me encanta el sushi, y se ha molestado en escoger un souvenir para mí, ¿qué clase de souvenir será? Cruzaré los dedos para que no sea un imán para la nevera, que no es que tenga nada en contra de los imanes para la nevera, pero del tas tas espero un poco más. Umm ya tengo excusa para ponerme algo bonito. Me pondré un vestido lencero negro ribeteado con una preciosa blonda, como es tan fino y entallado llevaré una brasileña de Victoria’s que me regalé hace poco, le encantará . Aunque no suele ir sin sujetador para completar el conjunto me adornaré los senos con unas pezoneras de pequeños brillantes en color rojo. Creo que el tas tas es de los pocos habitantes de mi minizoo que disfruta más mirando y deleitándose con estos pequeños detalles. Me imagino su cara de satisfacción cuando me baje los tirantes del vestido dejando que se deslice suavemente mientras contoneo ligeramente las caderas facilitando su caída al suelo. Seguro que hace una pausa como memorizando la imagen, me pide que me de una vuelta para grabar cada ángulo tomándose su tiempo hasta por fin recorrerme con sus manos calibrando mis curvas. El resto será sorpresa, la última primera vez me tocó darle una azotaina, lo que fué una buena terapia antiestrés y la última vez me pidió que me paseara con mis tacones de aguja encima de su lindo culito. Que habrá tramado XDXD no me ha dejado ninguna indicación sobre si tengo que llevar la fusta o algún otro juguetito, casi mejor, de todas formas no me cabe en el bolso. Como puede no gustarte este madurito, por fuera parece el típico ejecutivo engominado elegante y encorsetado, y resulta ser un excelente compañero de extraños juegos. Lo que es empotramiento en sentido estricto, no sé si habrá, este es más de mirar o de que le descubra nuevas sensibilidades con su trasero como centro de atención.
Dejaré mis fantasías para luego, que ya está aquí abajo esperándome.
La cena deliciosa, no sé si el wasabi será afrodisiaco pero espero con impaciencia el comienzo de los juegos. Salimos del taxi, me está tapando los ojos con una cinta de satén, noto una mezcla de gravedad y aceleración sin duda subimos en ascensor, supongo que ha reservado una habitación, este masculino sabe cómo mantener la expectación. Al final es lo de siempre, quedas, cenas, subes a un hotel y broche final, pero el tas tas lo adorna con un lazo negro cambiando toda la película. Me quita la cinta, en la habitación hay una botella en una cubitera con hielos. Tal como imaginé me invita a lucir cada detalle de mi atuendo para el, sonríe y me pregunta cuánto tiempo he tardado en adornar mis senos con esos brillantes que parecen rayos de sol. Llega el momento souvenir, ¿una caja alargada? ¿ Otra fusta no será?, mi madurito es tan sibarita que es capaz de haber probado varias texturas y durezas. No es una fusta no, es una pluma. El muy cachondo me dice que es una varita mágica con la que si me esmero puedo llevarle a un mundo de placeres y fantasías. Se tumba boca abajo en la cama y me invita a que le haga cosquillas con la pluma por todo el cuerpo, confiesa que el no es capaz de llegar a algunas zonas y me pide que me espere en los recovecos. Empieza la función, y me dispongo a llevarle al mundo de las cosquillas. Y aquí estoy, con mi plumita. Imagino que es un pincel y estoy pintando un jardín pleno de flores, me deleito en cada uno de los pétalos y a mi tas tas parece gustarle mi obra de arte porque no deja de gemir. Con la otra mano, abro el cajón, lo que imaginaba, el tas tas tiene preparada la fusta. Me pregunto si realmente me lee la mente o es que la ha dejado ahí para flagelarse en la intimidad. Umm pluma fusta, fusta pluma, se me ocurre una idea, «plas».
Esto si que me motiva, alterno las suaves caricias con los toques secos de la fusta, y el tas tas ya está literalmente en otra dimensión. ¿No es simplemente adorable?
Foto de portada: Barbarella