La Web de encuentros
Ángel del Hogar
Llevo muchos días sin contar nada no es que no haya follado en estos meses pero la vida ha pasado tan deprisa y tan intensa que me ha dejado casi sin ganas. Justo la semana pasada cuando comenzamos a recuperar nuestra rutina me he encontrado con algo de tiempo para pensar en sexo.
Estaba tan tensa que he tenido que ir a la fisioterapeuta para que me ayudara a relajar la cadera. ¿Qué puedo hacer para relajar la tensión? “Follar más” me dice con esa cara que solo tienen las que follan mucho y se lo pasan pipa.
Antonio está peor que yo. No dice nada pero se lo noto así que descarto pedirle que me eche una mano en este tema. Enciendo el ordenador y busco en Marcadores. Recuerdo que guardé una página de contactos para gente casada. Entro.
“Encuentros extraconyugales pensado por mujeres “ “El jardín secreto de mujeres y hombres casados”
Regístrate, dice.
Y sin pensarlo dos veces relleno los datos, me creo un Nick y navego por la página. Echo un vistazo a las fotos, pocas.” Claro, pienso, nadie va predicando que quiere guerra fuera de casa”.
Cierro rápido la página. Me entra miedo. ¿Cómo se hace esto? ¿Qué se dice? Nervios.
Vuelvo a entrar. 20 visitas a mi perfil 3 favoritos y dos flechazos. ¡Pues sí que es rápido!
Miro el reloj, bajo el volumen de la TV, todavía tengo un par de horas hasta que vaya a buscar a las niñas… Y dejo de criticarme para leer los perfiles de mis admiradores. Mis admiradores, ¡qué bien me suena! Casados, en convivencia, con pareja algún separado… que buscan aventura, sin compromiso, solo sexual, diversión, sexo romántico… Altos y bajos. Deportivos, normales, todos con un montón de intereses culturales, actividades deportivas…
Entra un mensaje: “Hola guapa”
¡Vaderetrosatanas! ¡Qué antigüedad! Pensaba que nadie ligaba así en estos tiempos ¿Hola guapa????
BLOCK
Otro mensaje: “He leído tu perfil y me gustaría conocerte…” Oh! ¡Qué bien! Con sus acentos y todo….
El corazón se me va a salir del pecho, reviso el perfil, lo leo y releo… Le contesto, le pido una foto, me siento entre adolescente y octogenaria. Todo tan antiguo y moderno a la vez…
Quedamos. Hemos quedado a tomar un café. No le digo nada a Antonio. No quiero molestarle con mis tonterías. No creo que vaya a ningún lado. No me imagino a otro hombre que no sea él levantándome la falda, metiendo su mano entre mis mulos, abriendo mi vulva con sus dedos. No sé cómo reaccionaran mis pechos a otras manos, a otros labios, no sé si me gustará cuando lo vea. No sé si sentiré atracción, ganas de besarle, agarrarle con fuerza…
No me imagino en otra cama follando con otro. ¡ay Antonio! Qué cuesta arriba se me está haciendo esto de ponerte los cuernos.