Mandrake: Cuerpos fundidos 3 (2ª parte)
Mandrake Scream
La primera parte: Mandrake: Cuerpos fundidos 3 (1ª parte)
Él traga saliva y asiente con la cabeza mientras pone mirada de cordero a las puertas del matadero. Les ordeno que acerquen el sillón al centro y elijan sus propias ataduras. El pobre Blanco está más perdido que un burro en un garaje y le pide a Naranja que sea ella quien le aconseje. A continuación le digo a Naranja que elija la herramienta con la que les infrinja el castigo, ella me mira interrogante ya que no sabe exactamente que quiero comprobar, y yo mentalmente le indico que coja la fusta blanda, que se ciña a mis últimas palabras que nos interesa que quiera volver a jugar con nosotras.
Les coloco frente a frente a ambos extremos del sofá y les hago inclinarse hacia delante sobre los reposabrazos. Naranja mira a Blanco y le tiende la mano derecha, Blanco acerca a ella su mano izquierda para cogerla y yo aprovecho para anudar ambas manos con una de las cuerdas de algodón que me habían dejado sobre el sofá, anudando el otro extremo a la pata central del mismo. Seguidamente cojo la mano derecha de Blanco y la ato con otra de las cuerdas a la pata central trasera del sofá, dejándole en posición de crucificado boca abajo sin casi poder moverse. Su respiración se vuelve un jadeo y se puede oír perfectamente el ritmo acelerado de su corazón. Naranja acaricia su cabeza intentando calmarle, pero enseguida me cede su mano para que la coloque en similar posición a Blanco.
Dejo pasar unos segundos para que Blanco se tranquilice un poco y mientras voy atando los pies de Naranja a ambas patas laterales, y cuando la respiración de Blanco se vuelve más pausada hago lo mismo con sus pies en el otro lateral del sofá. Seguidamente les coloco sobre la espalda y a la altura de las cinturas unas cinchas de cuero que ajusto de modo que sus torsos queden totalmente pegados al asiento. Prácticamente no pueden moverse, les tengo a mi merced, así que cojo la fusta y la paseo por sus piernas, y de repente les bajo la ropa interior y golpeo de forma firme y contundente sus nalgas. Siguiendo un ritmo en mi cabeza, tan pronto a uno como al otro. El rojo de sus culos empieza a parecerse al fuego rojizo de mi pelo los días de cacería. ¡Me está gustando este jueguecito!, creo que se lo agradeceré a mi partener humano. Me acerco a él y le ofrezco mi lengua. ¡Ummm, nada mal!, no está nada mal esta boquita. ¡Pero…! De pronto sale a relucir el diablillo que llevo dentro y ¡¡¡ZAS!!! golpe con la fusta en toda su geta (¡Je, je, je!, ¡Esa no te la esperabas! canturreo para mis adentros). Ahora quiero un poquito de la boca de Naranja.
¡Pobre Blanco!, tiene los ojos vidriosos. Creo que con esta última me he pasado un poco, pero ¡Demonios, brrrr como me ha puesto!. No puedo demostrar debilidad, el papel debe ser creíble si quiero que funcione el próximo juego. Así que ordeno a ambos que me besen y nos fundimos los tres en un pulso de lenguas anudadas.
Mientras nos besamos aprovecho para ir desatando las manos que tienen sobre el respaldo del sofá. Y les ordeno que se acaricien y se besen entre ellos. Yo mientras aflojo un poco las cinchas y desato sus pies. Estoy sobreexcitada viendo como se meten mano entre ellos y desabrocho las cremalleras que dejan al descubierto mis senos. Rozando con ellos las nalgas calientes por la fricción de Blanco, mis pezones se endurecen como escarpias al contacto con ese fuego.
Voy al aparador de detrás y cojo a «nuestro doble amigo», regalo de Naranja la noche que nos conocimos. Termino de soltar la cintura de Naranja y le ofrezco el arnés de doble dildo para que lo usen ella y Blanco. Mientras ella se lo coloca, ordeno a Blanco que se siente en el sofá. Tiene una erección de lo más apetecible pero me contengo. Le ordeno que me acerque sus tobillos, y el obedece sin rechistar. Parece que el juego le está gustando por el grado de rigidez de su polla. ¡Bfff! ¡Que ganas me están entrando de devorarla!. Termino de desnudarle y le doy un buen lametón para calmarme el gusanillo.
Ato los tobillos de Blanco a lo alto de la estructura y ato su mano libre al reposabrazos del sofá. Ayudo a Naranja con las ataduras del arnés, ya que con una sola mano le está costando.
Cojo un poco de lubricante, me embadurno las manos y me acerco a Blanco. Masajeo con ambas manos su recto y su polla que es pura roca. Noto que de un momento a otro voy a correrme así que me aparto y quejo que Naranja se lo monte con Blanco.
El calor que siento con el látex se empieza a hacer insoportable así que desabrocho las cremalleras que liberan mis brazos y piernas y aprovecho para relajarme un poco de mi excitación.
De pronto me doy cuenta que estos dos se han olvidado de mi en el juego,así que cojo de nuevo la fusta y les castigo golpeando firme sus nalgas. Tras este golpe y su reacción mi excitación es tal que ya solo soy capaz de dejarme llevar por el momento.
Decido desatarles y que sean ellos quienes dirijan a partir de ahora el juego. Termino de quitarme el látex, desato mi mente de mi cuerpo y me entrego al placer absoluto durante un buen espacio de tiempo con ellos, una vez he alcanzado el éxtasis supremo mi mente vuelve a mi cuerpo y recobro el control de ambos. Me doy cuenta de que estoy tumbada en el tatami con Naranja enganchadas en una amalgama de piernas y brazos y mi boca tiene el sabor de Blanco que nos mira desde el sillón.
Ha sido extraño, como si todo hubiese transcurrido a mi alrededor, como si mi cuerpo no fuese mi cuerpo ni mi cerebro fuese mi cerebro. Ambos eran puro placer, un orgasmo contínuo. Como un viaje astral a lo más profundo del deseo. Que haya sucedido con Moonlight hasta cierto punto lo entiendo, esa diablesa al fin de cuentas ya logró hipnotizarme una vez con su influjo. Pero, ¿este masculino?, ¡joder!, sí que tiene potencial para el juego.
La próxima vez paso de disfraces humanos. Últimamente mi esencia humana se está volviendo muy dominante y pierdo el control sin enterarme.
Recuperado ya del todo el control le digo a Blanco que si no le importa se duche él primero, y así cuando el se va al baño aprovecho para hablar con Moonlight sobre este macho humano. Ella me dice que también ha notado algo extraño en él que la última vez no se había percatado.
Cuando Blanco sale del baño me despido entregándole una tarjeta para que se ponga de nuevo en contacto conmigo, al menos eso espero, un humano tan especial será un gran adversario.
Pero tengo que pensar una nueva estrategia de juego para descubrir su secreto, porque esta vez me ha dejado la mente vacía de pensamientos.