Masturbándote con Youtube
Hieros Gamos
De nuevo vuelvo al mismo tema; parece que, salgas por donde salgas, siempre acabas en un mismo punto, como si el universo entero fuese un gigantesco círculo en el que, cuanto más pretendemos alejarnos de un punto, más nos acercamos por el otro lado. Como dije en este artículo, todo es follalizable y desde luego Youtube no podía ser menos.
Que sí, amigos, que nos va la marcha, que no podemos dejar nada sin refrotar y humedecer, y una web de alojamiento de vídeos no se podía escapar a nuestras lúbricas intenciones.
Youtube es una plataforma de esas cargadas de prejuicios y llena de solventes censores deseosos de encontrar la mínima infracción (sobre todo sexual) para denunciar a golpe de click y velar de este modo por nuestra moral distraida y nuestras almas pecadoras. Pero nosotros somos más listos.
Más listos o más rebuscados, porque también es verdad que, existiendo páginas para colgar y sobre todo buscar toda la pornografía que nos pueda hacer falta, terminamos decantándonos por la más mojigata y puritana de todas, donde casi no se puede mostrar un triste pezón, mucho menos la carnaza que nos gusta, la de follar a fuego lento, o a fuego fuerte… la de follar, vamos.
Sin embargo, creo yo que existe una razón para este empecinamiento y es que nos encanta lo prohibido; follar donde no podemos, mirar lo que no debemos… el morbo de transgredir la norma.
Estarás pensando que nunca has visto porno en youtube y seguramente es cierto, el porno explícito está prohibidísimo, pero siempre se puede navegar bordeando la frontera entre lo prohibido y lo permisivo, acercándote como Ícaro al Sol buscando el límite justo para no quemarte.
Creo que la primera vez que me di cuenta de ello fue con los vídeos de Hysterical Literature, una serie de grabaciones en las que encontramos a unas señoritas que tratan de leernos un libro mientras por debajo de la mesa, un vibrador estratégicamente colocado en el clítoris les va dando caña de la buena hasta correrse. El morbo desbordado de ver sus rostros contraerse en el orgasmo mientras tratan, inutilmente, de continuar con la lectura, supera con creces a la mayoría de producciones fast food de porno.
Con muy poco se conseguía muchísimo, el resultado fue sorprendente y la acogida brutal y lo más fascinante es que no incumplía las normas de youtube, podías cascártela con uno de los vídeos más cachondos que habías visto en mucho tiempo y hacerlo en una platadorma así le confería un atractivo especial, el de saltar la valla y morder la fruta prohibida. Fue tal el éxito que no tardaron en salirle competidores que le copiaron la idea, con diferentes formatos pero nunca logrando alcanzar el buen gusto con el que realizaron la entrega original.
Con comida…
Música. Este hay que reconocer que lo hicieron bastante bien
Versiones más cutres
O en plan amateur
Otro clásico de los trabajos manuales en youtube son los vídeos de bailes sexys: chicas de buen ver y mejor admirar que, ligeras de ropa y por el bien común, muy acertadamente realizan grabaciones contoneándose, con mayor o menor acierto, para el goce y disfrute de los youtubeanistas.
También tenemos el porno camuflado bajo el velo de lo educativo. Programas enteros o simplemente vídeos sueltos de documentales pensados para la formación sexual pero que, en las manos «equivocadas», acaban siendo simple material pajero.
Pero tened cuidado, que no es oro todo lo que reluce ni todo el monte es orgasmo. Muchos desaprensivos se aprovechan de vuestros deseos lujuriosos de pervertir tan digna plataforma y emplean el reclamo del sexo para ganar visitas en sus canales y vídeos. Generalmente con un título sugerente o una miniatura con pintas de ofrecer mucho más, acaban cazando a los despistados que con el ansia viva y la mano entre las piernas no dudan en hacer click en todos ellos.
Creo que con esto os podéis hacer una idea de lo que puede dar de si Youtube. Sólo añadir que tiene un punto fuerte frente a las clásicas páginas de vídeos porno: youtube no es sospechoso en tu historial web 😉