No sexo, también tiene mucho encanto
Moonlight
Dentro de una pareja estable, hay ocasiones en las que los componentes de dicha pareja se acostumbran demasiado el uno al otro. Ahí es cuando llega la rutina. Presiones, trabajo, estrés, limpieza, horarios diferentes… mil factores diversos. Llegas a casa, le das un beso a tu pareja, le preguntas que tal le ha ido el día y te sientas al otro lado del sofá a ver la tele.
De repente, te das cuenta de que ya apenas os tocáis, ni os miráis. Habláis solo de la compra del supermercado, de que se ha roto la lavadora, de temas banales. Y sí, hay algún arrumaco de vez en cuando, pero poca cosa. Y las pocas veces que hay sexo siempre es lo mismo, totalmente acostumbrado, los dos siguiendo los mismos pasos que en el polvo anterior de hace días. Sí, es placentero. Pero… ¿Y esa chispa? ¿Donde está?
Pues es curioso, pero esa chispa puede recuperarse precisamente no practicando sexo. Con esto me refiero al coito en sí. Por supuesto que nunca será solución poner todavía más distancia entre los dos, pero cuando las relaciones sexuales con tu pareja se vuelven siempre iguales y sin emoción, hay que cambiarlas de alguna forma, y como en los edificios, hay que empezar por los cimientos. Ir metiendo pequeños detalles picantitos dentro de la pareja en el día a día, que si ahora me cruzo contigo y te doy un azote en el culete, que si ahora te acaricio una teta, que si te abrazo y te muerdo sutilmente el lóbulo de la oreja… Solo eso, sin ir a mayores. Y disfrutarlo, disfrutar cada pequeño detalle, valorar cada momento, sentir, meterte en el mundo de tu pareja, que es ideal, aunque no hayas sabido verlo por la monotonía.
Y el día que os metéis a la cama juntos, por ejemplo, que no hay horarios incompatibles de vuelta del trabajo, y coincidís por fin, os abrazáis en la cama.Y si lo normal es que si en ese momento, si hay un solo beso en los labios os dormís, y si hay beso con lengua empieza el ritual de siempre, unas pocas caricias, la postura de siempre o, como mucho, la segunda postura de siempre… Pues salid de lo normal. Si empieza el coito lo normal es que acabe como siempre, por lo tanto, como he dicho antes, empezad la casa desde los cimientos. Abrazaros, acariciaros, disfrutad. No vayas directo al pecho o a los genitales. Relájate, investiga, sin presión. Da mil vueltas antes de acariciar los puntos claves, regálate en el cuerpo de tu pareja, en sus piernas, pies, en los costados, en el cuello, en el ombligo, en los brazos… Disfrutaos mutuamente, sin llegar al coito.
Y después de una temporada así, id subiendo. Id incitándoos más, masturbándoos el uno al otro, construyendo, amasando. Sin prisa, disfrutándolo. Sobre todo disfrutando, disfrutando el uno del otro, del momento, de vuestro universo íntimo. Y en el momento que os apetezca, sin presiones, llegará el coito de nuevo. Nadie tendrá que hablarlo ni planearlo; surgirá, vosotros sabréis cuando os apetecerá de nuevo. Y será diferente, novedoso, sentido…