Placer Anal
Satiricón
Este artículo podría ser muy breve, tal que así:
Placer anal contiene la palabra placer, ¿ qué más necesitas?
O por la contra abarcar varios tomos dedicados a los miedos, las prohibiciones sociales e incluso legales, según donde vivamos; y eso sin meternos en temas históricos.
Empecemos con el gran argumento para aborrecer esta suculenta práctica: no es natural. Me encanta. Generalmente con sus dos grandes frases, el culo es un agujero de salida, no de entrada y los animales no lo hacen porque no sirve para reproducirse. En el primer caso, el hecho de ver el placer anal solamente como sinónimo de penetración ya me dice de la simpleza sexual de quien no es capaz de imaginar unas caricias, una pluma, una lengua, un gel de calor… en fin, de quien cree que sólo el que penetra es el que disfruta. Una actitud egocéntrica en el que la falta de información y de interés llevan a un desconocimiento sobre el propio cuerpo y niega, no únicamente los placeres propios, lo cual es totalmente válido, sino los de los demás.
Foto: Ron Frazier
Con la segunda, aparte de la simpleza, también me queda claro el autoengaño. Lo primero desmentir: los animales sí que practican el sexo anal y varios tipos de sexo; son animales, no gilipollas (de hecho hay especies que tienen menos tabúes que vosotros, a ver si aprendéis algo de los delfines o las jirafas). Y lo segundo compararse con el resto de animales es la mayor estupidez porque, puestos a decir cosas que no son naturales, podemos ir desde ponerse pantalones o cagar en agua limpia, hasta escribir en un blog. Tercero, quien busca la relación sexual sólo con fines reproductivos creo que debe ver el censo global. Si cree que, con siete mil millones, hace falta encarecidamente reproducirse, o tiene un problema para ver a largo plazo o una excusa muy mala.
Puedo entender que no te guste, que no te produzca ningún placer, sobre todo si has tenido experiencias dolorosas por la falta de lubricación, una mala postura o el ansia de la otra persona (u otras). Tampoco diré nada de quien no está preparado para superar su educación religiosa o moral. Pero sí me meto con los que sueltan estas perlitas, porque aceptan de facto, sin preguntarse, sin estudiarlo, sin informarse, que su aseveración es la correcta y que los demás nos equivocamos; nos juzgan, en lo posible nos rechazan o se mofan mostrando su borreguismo (con perdón de los ovinos). En fin, me darían lástima si no estuviese tan ocupado disfrutando y haciendo disfrutar.
Foto: Elmo Love
Porque de eso se trata, de disfrutar, de aprender sobre uno mismo, de encontrar el placer, obtenerlo, regalarlo y creedme, jugar con el ano es un deleite para los sentidos, no solo por el gusto que generan las terminaciones nerviosas que ahí se encuentran; a un nivel físico poder manipular el clítoris y la vagina o el pene mientras la pareja controla el ano, masturbándonos o dejarnos hacer, en el plano de la excitación, transgredir lo prohibido, nos hace sentirnos malotes y algo sucios y, admitámoslo, nos pone cachondos ser sucios; en el aspecto personal ganamos confianza, viendo como a pesar de los miedos nuestra pareja confía en nosotros para que aun con los posibles aspectos que podrían salir mal, una mala lubricación, dolor, o falta de higiene no vamos a procurarle ni el más mínimo detalle que le haga sentirse mal y por ultimo los orgasmos.
J-O-D-E-R.
Imaginadlo, las terminaciones de tus órganos reproductores, de tu ano y tu piel frotándose con la de tu pareja, excitados más de lo normal disfrutando viendo disfrutar, disfrutando sintiendo, disfrutando con algo nuevo y con todo lo que ya conocías, hasta el limite de tus sentidos añadiéndole un nuevo matiz. No hay un dominante y un dominado, sólo hay dos cuerpos que disfrutan con más contacto, una sensación que te llega al penetrarte, al tocarte, al lamerte una sensación que te traslada a nuevos campos de placer.
Te dejas llevar.
Y te vas.