Posar desnuda
Moonlight
¿Te has planteado alguna vez hacerte fotos desnuda?
Aparecen vergüenzas, falta de aceptación, miedos de quien pueda verlas… exponerte ante una cámara al natural, normalmente trae detrás muchas comidas de cabeza. Mostrar el cuerpo cuesta. Por si no te gusta lo que ves, y sobre todo, es el miedo a quien pueda ver esas fotos y liártela parda. Chantajearte con ellas, llamarte nosequé y nosecual. Una gran pena. Porque cuando lo haces, te sientes genial. Te gusta lo que ves tal y como aparece en la imagen y te encantaría poder enseñarlo al mundo sin miedo a que lo vean los amigos de tu hermano o los compañeros de trabajo de tu pareja y le digan tal y cual. Pero desgraciadamente… estas situaciones pueden darse. El cuerpo desnudo aun no está bien visto. Por tanto, si quieres posar desnuda ¡hazlo! Pero busca a alguien de confianza. Siempre hay alguna amistad o conocido del que te hablan bien en ese sentido. En mi caso es Hieros Gamos. Sé de sobra que solo va a publicar lo que yo le deje, y se morderá las uñas queriendo publicar algo con lo que yo no esté de acuerdo, pero estoy segura de que siempre respetará mi decisión, y no me insistirá para ello, dato también muy importante.
Ya son varias veces las que su cámara me ha visto desnuda y ahora hay muchísima confianza, pero en la primera ocasión solo era un conocido. Un conocido que me venía por alguien muy de fiar, pero un conocido al fin y al cabo. Me lleve una bata para el antes de empezar y para evitar el frío en los momentos de parón. El momento en que te la quitas y te expones por fin es indescriptible, esa vergüenza, esas dudas que te entran a última hora… y se refleja en las fotos. En mis primeras fotos estoy encogida, cubriéndome con lo que puedo, el pelo, los brazos, la postura… el lenguaje corporal es la hostia, y son bonitas, pero se nota. Poco después te relajas. Abres el pecho y los brazos y empiezas a fluir, sin preocuparte demasiado de lo que la cámara capte o no. Tu fotógrafo dice chorradas para hacer que te rías, consiguiendo destensarte aún más si cabe. Te sientes genial, plena, te diviertes, incluso empiezas a sacar aspectos menos finos de tu personalidad. Y surgen ideas. Las fotos tienen sombras y claros, o medio siluetas, y se te ocurre para dar ideas coger una silla y hacer la pose típica de cabaret. Entonces te das cuenta de que para hacer esa foto tienes que sentarte en una silla con un mínimo respaldo y una pierna para cada lado, vamos, que te vas a exponer delante de tu fotógrafo ya no solo desnuda, sino además abierta de piernas, y encima ha sido idea tuya. Así que te da igual, apechugas y lo haces. Y el fotógrafo casi ni se da cuenta. Se ríe, pero está a sus cosas, objetivo, luces, volúmenes… todo está en tu cabeza.
Después ves las fotos, algunas no te gustan, otras te encantan… pero todas, o la gran mayoría, expresan algo que te hace sentir. Y eso es una gozada.
¿Quieres posar desnuda? Hazlo, no lo pienses. Hazlo para ti. O para quien tú quieras, pero hazlo. Busca alguien de confianza, hazlo con cabeza, pero hazlo. Como el sexo. No te pierdas una experiencia tan brutal por lo que la mierda de sociedad diga o deje de decir.