Prostitución. En las calles de Bilbao.
Moonlight
En uno de mis múltiples trabajos como promotora, conocí a una chica que trabaja con mujeres en riesgo de exclusión social. Sobre todo, prostitutas. Me pareció interesante poder ver la situación desde el otro lado y contaros cuál es la realidad mediante Devilbao. Y mi compañera, Eva, se prestó gustosamente a ser entrevistada sobre las situaciones que puede encontrarse en su trabajo.
Para ella en ese ambiente de trabajo, la prostitución está muy normalizada. Dejar constancia de que en este artículo hablamos de prostitución en calle, no en locales específicos.
¿Por qué un hombre casado se va de putas? Según me cuenta Eva, no es cuestión solamente de que su mujer no le da lo que él quiere, va más allá. Los roles en esta sociedad constituyen que el macho es el que manda y la mujer es servicial y honrada, como la buena y modélica esposa. Por lo tanto, con tu buena esposa no puedes hacer toda práctica sexual que quieras, porque ella sería catalogada de zorra por tí mismo. En cambio con una prostituta sí, no tienen honor que guardar. Al parecer este es el mayor motivo de que haya demanda de prostitución, un reflejo claro de la sociedad patriarcal en la que vivimos.
Mucho tabú, prácticas que no se atreven a proponer a sus parejas, que se solucionarían con comunicación y mentalidad abierta. Afortunadamente, ellas son luchadoras y tienen sus recursos. Saben poner preservativos con la boca sin que el cliente se dé cuenta, para no tener que discutir si insisten en tener sexo sin preservativo. Habitualmente son mujeres toxicómanas, está muy ligado con el mundo de la droga. No todas son jóvenes, hay mujeres de todas las edades, incluso que se anuncian como abuelas. Habitualmente, el cliente sólo busca meterla. Suele darle igual el físico, la edad o la nacionalidad de la mujer. La mayoría de clientes son hombres casados, por lo ya citado anteriormente, que pueden solicitar un servicio incluso en el rato en el que salen a pasear a su perro. También son clientes muchos inmigrantes latinos y jóvenes que siempre llevan droga para el servicio. Se comenta muchas veces, que hay hombres que van solicitando un servicio y que realmente en el momento sólo quieren hablar. En este caso son los menos, muy pocos casos de estos se ven en la calle.
En el caso de los hombres, los gigolos, para ellos la mayor parte de clientes también son hombres casados. Sí, prestan muchos más servicios a hombres que a mujeres. De nuevo los clientes suelen incluir droga en sus servicios.
Los transexuales son de los que tienen mayor demanda. Es una novedad. Hay muchos hombres que buscan apariencia de mujer y pene. El 94% de los clientes de los transexuales son hombres, un 3% mujeres y un 4% parejas buscando nuevas experiencias (datos proporcionados por Askabide) Datos que tengo que decir que me sorprendieron. Me esperaba que el porcentaje de parejas fuera más alto.
La prostitución realmente, no deja de ser más que un intercambio de poderes, y el poder suele gustar. El cliente, normalmente el hombre, tiene el poder del dinero, y la mujer el poder de la decisión. Ellas deciden si aceptan a ese cliente o no. Tienen en cuenta varios factores para ello, cuantos servicios han tenido durante esa jornada o cuantos no… pero la decisión final, fuera aparte de los condicionamientos, es de ellas. Afortunadamente no están obligadas a decir que sí a todo.
Me doy cuenta de que siempre llego a la misma conclusión. En cualquier negocio, si no hay demanda se va a la quiebra. Pero en este caso, mientras el patriarcado siga siendo el motivo principal que hace que los clientes demanden servicios… este mundo seguirá así. Y ojo, que no digo que la mujer que quiera ser prostituta porque le parece una buena forma de ganarse la vida, no lo haga. Pero si no hubiera tabúes, las parejas hablarían sobre sus fantasías más ocultas sin llamar zorra a nadie, y se intentarían buscar formas para cumplirlo y vivir. Y con mentalidades abiertas y personas activas que se prestaran a probar diferentes prácticas sexuales, no haría falta pagar a nadie para disfrutar del sexo. Pero lo dicho, sobre todo es un intercambio de poderes. Y contra el poder del dinero, es muy difícil luchar.