Que os pasa con los juguetes, diablos
Hieros Gamos
En serio ¿qué os pasa con los juguetes? ¿que os pasa con este tema? de verdad que a pesar de todos los siglos que llevo rondando por aquí, hay muchas cosas en vuestro mundo mortal que me dejan perplejo como la corrupción política (con la que incluso aquí abajo somos incapaces de soñar), que los paquetes de salchichas vengan de cinco en cinco y los panecillos de seis en seis, lo que os ha costado inventar el papel higiénico húmedo o el Leticia Sabater haciendo en un musical de Frozen. Pero los prejuicios que tenéis con respecto al sexo se llevan la palma y en este caso concreto, los recelos que mostráis hacia los juguetes sexuales. En serio, no lo entiendo.
Cantidad de veces me he encontrado a hombres ya no mostrando indiferencia hacia estos artilugios (cosa que lo podría llegar a entender y es que para gustos los colores) sino mostrando verdadera repulsión, despreciando de forma activa una serie de aparatos culla única finalidad es la de dar placer por placer.
Y no sólo a ellos, que también he pillado en estas a más de una diablilla.
El argumento más común suele ser el de «a mi no me hace falta». Es cierto que no son necesarios pero también es cierto que los juguetes nos aportan opciones imposibles de conseguir sin ellos. No es una cuestión de si te hace falta o no, en realidad a nadie le hacen falta salvo que sufras de alguna discapacidad en concreto que te impida llevar tus manos a tus genitales. Es una cuestión de ampliar miras y no quedarte en más de lo mismo.
Para vosotros, el uso de juguetes os aporta sensaciones diferentes, que de eso se trata, pero aparte, son una gran herramienta para entrenar ciertas disciplinas físicas como el aguante y la resistencia.
Para vosotras, abren todo un mundo de estimulación sensorial ante el cual, sería una lástima no rendirse dadas las increíbles capacidades que tenéis para el placer. Aparte, son una gran herramienta para aquellas con más dificultades a la hora de alcanzar el orgasmo.
La cuestión es que con vuestras manos nunca conseguiréis orgasmos tan intensos como los que os puede proporcionar un vibrador ni sensaciones tan cálidas y húmedas como las de un coño en lata.
Otro de los grandes argumentos está relacionado con la inseguridad: «a ver si le va a gustar demasiado y luego no quiere nada conmigo» la cual denota una enorme falta de seguridad y autestima. Primero, tu pareja no está contigo sólo por el sexo e incluso no practica sexo contigo sólo por el orgasmo. En las relaciones de pareja entran en situación muchos otros factores, sobre todo emocionales que son los que le dan vidilla al asunto. Ningún juguete sustituirá nunca a una persona porque un juguete no te gime al oído, no huele a sexo, no te acaricia, te araña, te muerde, no te hace reír, no te abraza… un juguete es solo una herramienta cosa que una persona no debería serlo.
Un estimulador sexual es para cuando estas solo o sola, para buscar un nuevo nivel, para probar cosas diferentes, para jugar con otra o incluso otras personas. Un juguete sexual es algo que sólo sirve para enriquecernos.
En el caso de los hombres tenemos un lastre añadido y es el peso que la sociedad nos pone sobre los hombros para ser «hombres» pues tenemos que ser duros, fuertes, valientes, autosuficientes, etc… Mientras que la mujer ha vivido en las últimas décadas una apertura y liberación sexual sin precedentes, la sexualidad masculina se ha quedado en gran medida aferrada a los antiguos y obsoletos roles clásicos. Mientras que un dildo es casi un símbolo de empoderamiento femenino, un coño de goma se asocia rápido a masculinos perdedores incapaces de conseguir uno de verdad. Muy triste.
Curiosamente, este prejuicio acerca de la sexualidad masculina deriva en una impresionante capacidad de idear elementos caseros para enriquecer nuestra masturbación, que por supuesto no son juguetes propiamente dichos, sino algo indefinido que flota en el imaginario masculino, algo que todos hemos hecho y que generalmente no se comenta (que levante la mano el tio que nunca haya experimentado con una toalla enrollada)
Olvidaros de toallas, de guantes de látex, esponjas y almohadas. Yo os confirmo amigos que no tiene nada de malo tener y usar algún juguete tanto en nuestras prácticas en solitario como en pareja u orgía.
Si ya los habéis probado es seguro que todo esto que os cuento ya os suena y si nunca habéis usado uno ¿a qué esperáis? que la vida son dos días y os estáis perdiendo un montón de orgasmos. Además, por lo que he visto, el que prueba repite. Por algo será.