¡Quién quiera calorcito… !
Dos de Corazones
Hola seres del averno, hoy os traigo una cuestión que a mi parecer es importante. Como llevamos ya tiempo escribiendo sabéis que mi debilidad es compartir, mi sino el hablar y llevarse bien, mi cruz que la estupidez me jode, pero vamos al lío, veréis; Compartirse es lo más, eso siempre que todas las partes estén de acuerdo en los términos, quiero decir, compartir charla, mesa, película, actividad física, eso es lo que me gusta, hacer cosas en compañía, el sexo también por supuesto.
El otro día los Diablos tuvimos una charla debate animada, hablamos de si nos gustaba más dormir solos o en compañía, mi posición fue que científicamente está probado que dormir solo es mejor para la salud física, ahora bien, mental y anímicamente a mi parecer estar acompañado mola más, o a mí al menos me gusta. Independientemente de que esta compañía sea amigos o parejas.
El sentir una presencia que te reconforta al lado siempre es agradable y aquí viene la historia de hoy.
Un día en una fiesta de fin de semana largo congenié con un ser humano. Una persona estupenda, bellísima, amable, guapa, divertida, en fin, que el pack era más que completo. Por azares del destino y quizás no tanto por azar compartimos habitación. Camas separadas individuales pero unidas.
Después de la fiesta nos fuimos a dormir o eso creíamos, la charla se siguió dando y en un momento sentí la necesidad de dormir abrazado a tan gran persona. Con una pregunta al estilo
“Mira, me encantas, eres genial y me gustaría dormir abrazado a ti, si te parece. No tiene que pasar nada que tú no quieras, a mí me basta con dormir a tu lado, lo demás es cosa tuya yo estoy dispuesto”.
Tal era la magia del momento que aceptó la propuesta, nos abrazamos y dormimos de cine y ahora me diréis ¿Pero no querías follar con ella? Nos ha jodido mayo con las flores, pues claro, pero para coger hacen falta dos como mínimo y el trato que ofrecía estaba claro y dejaba esa parte a su criterio.
También he de decir que vaya si me hubiese gustado hacerlo con ella, hubiese sido sublime, conjunción extrema. Pero a lo que vamos; la noche fue bonita y el despertar de cuento, unos buenos días y a desayunar.
El día siguió como esperaba, más charla y más cómplice y la tarde se convirtió en noche, en fiesta y en habitación. En esa ocasión fue ella quien me sugirió dormir juntos y yo dije “Bueno Dos De, hoy se culmina”, así que nos metimos entre sábanas y una vez abrazados decidí besarla. Mi sorpresa fue que ella no quería y me dijo que como había estado tan a gusto la noche anterior le apetecía repetir. Yo, a cuadros pero con elegancia me recompuse y dije “está bien sólo dormiremos” así que controle mi erección de caballo y me dormí.
Al día siguiente más de lo mismo, todo genial y risas, ella estaba muy pendiente de mí y llegó la noche. A estas alturas mis ganas de dormir acompañado estaban ya saciadas y pensé que las de ella también. Mi nueva sorpresa fue que una vez en la cama ella se metió conmigo y entonces mi ser racional habló y dije más o menos esto. Que estaba encantado de haber compartido esos momentazos con ella, que era estupenda pero que por eso mismo también me gustaba y me apetecía tener algo más. Que entendía y respetaba que no quisiese nada conmigo pero que compartirme a medias ya empezaba a pasarme factura, qué le voy a hacer, soy un romántico, y que por lo tanto declinaba su ofrecimiento. Pero algo sucedió, no se lo tomó muy bien, se ofuscó, me dijo que era igual que todos y que sólo quería follar y así una retahíla del estilo todos sois iguales.
Perplejo comenté que claro que quería follar y compartirnos, que no soy un necio, pero que respeto que ella no quiera, que ella me gustaba mucho pero que me gustaba más yo y que esa situación me incomodaba.
Y aquí cayó el mito, me insulto, grito y antes de montar la bulla me levanté y salí de la habitación no sin antes mirarme en la puerta y con toda la calma sentencié:
Verás, es fácil, el que quiera calorcito que pague calefacción.
PD: El sexo no es un premio que nos damos, sino un regalo que nos hacemos.