Resacón entre tus piernas
Ruper
Abro un ojo, – joder que resaca, estas fiestas me van a matar – miro con incredulidad, la mesilla no es la mía, abro el otro ojo y termino de despertarme, no me encuentro en mi habitación….
Me giro, no estoy solo en la cama; hay una chica en ella, levanto las sábanas con cuidado de no despertarla, ¡estamos desnudos! No recuerdo lo que pasó anoche, pero sé lo que va a ocurrir ahora… en mi rostro se dibuja una sonrisa pícara…
Me deslizo con cuidado por debajo de las sábanas, empiezo a besar el interior del muslo, las piernas se van abriendo como el despertar de una flor. Me coloco en medio de ellas, subo con mucho mimo lamiendo y mordisqueando su zona interna usando más la lengua a medida que me voy acercando al medio. Mi resaca empieza a hacer estragos pero soy un caballero, tengo que terminar lo que he empezado.
Busco el clítoris con la punta de mi lengua; lo estimulo dibujando círculos, presionando un poco más cada vez, noto como unas manos agarran mi cabello; es buena señal. Mi resaca se empieza a acentuar, tendré que usar viejos trucos para acabar rápido…
Meto dos dedos en su vagina presionando esa zona bulbosa a tres centímetros de la entrada, cambio el ritmo de mi lengua, acelero y esta vez lamo de arriba abajo, presionando más a la vez que introduzco con celeridad mis dedos, su espalda empieza a arquearse.
Presiono los dedos moviendo la punta de ellos ahora que su punto G está más receptivo, suelta mi pelo y agarra las sábanas. Se arquea de tal forma que me deja más facilidad para usar mi lengua, aprieto, acelero, busco su punto de máximo placer, apresuro los dedos, noto sus contracciones, llega al clímax, presiona sus piernas contra mí, quiere que pare… pero sigo unos segundos más, se retuerce de placer. Voy bajando el ritmo de la lengua, saco los dedos y sigo con la sinhueso un momento más, desacelerando poco a poco.
Vuelvo a presionar un poco con mi lengua acelerándola, para hacerla rabiar un poco, se retuerce de placer, ahora está sensible… desacelero… me voy separando.
Salgo por debajo de la cama, me limpio la cara con las sabanas, la miro, está adormecida y con una sonrisa en la boca. Definitivamente esta resaca me va a matar, buff… necesito un ibuprofeno.
Qué ganas de llegar a casa, busco un bolígrafo y un papel, apunto mi teléfono y mi nombre, lo dejo en la mesilla y me voy. Hoy tengo una cita con mi resaca… peli-manta, mi resaca y yo…. Lo sé, soy un romántico.
Foto de portada: Charlie Marshall