Roy
Astartea, ángel del infierno
Autor: Astartea
Las mejores juergas son las que no te esperas. Hacía años no visitaba el Bilbao nocturno, ¡¡¡¡¡ufffff!!!! y tengo clarísimo que no volveré a dejar pasar tanto tiempo. Una serie de circunstancias nos llevo a todas las chicas de la cuadrilla a estar solitas ese finde, así que decidimos coger el transporte público y acercarnos esa tarde a la city. Íbamos en plan unos potes unos pintxos y ”pa casa”, formales, formales, como fieles mujeres casadas que somos……
¡Qué ambientazo! Gente de todas la edades, gente de todos los tipos, una tarde de primera. Con tanto beber se nos abrió el hambre, buscamos sitio y entre pecho y espalda un buen bocata para cenar.
Medianoche, la hora bruja y preparadas para continuar, y en estas que, parte de las chicas deciden irse. ¿Irse? ¿irnos? ¿yo ahora? ¿pero si estoy en mi salsa?, menos mal que para eso Chabela siempre está dispuesta a no dejarme sola. Así que después de una despedida de abrazos, besos, sobeteos, nos encanta sobarnos, nos quedamos una rubia y una morena solas frente a la noche.
Primer garito, segundo garito, tercer garito….. en todos los que estábamos, triunfábamos, los masculinos revoloteaban a nuestro alrededor. Y nosotras espantándolos con nuestras colas de diablas. Malas, malas, malas…..
Ultimo garito. El local no estaba excesivamente lleno y se había creado un ambiente familiar, fuimos bien recibidas, enseguida se dieron las presentaciones con aquellos que estaban a ambos lados de la barra, dentro Roy el barman más guapo y sexy que había visto en mi vida. Ese nombre curioso me llamó la atención, justo esa tarde acababa de leer “Sukkwan Island de David Vann” y el desdichado protagonista tenía el mismo nombre. Jugué al juego de la seducción con él, jugó al mismo juego conmigo, miradas, roces, susurros,…., bailando al mismo compás.
Era hora de marchar, estaba amaneciendo, así que desde el otro lado de la barra, levanté la mano y dije adiós desinteresada y amigablemente a aquel sexy y guapo barman, girándome para salir, un gesto suyo con la mano pidiéndome que me detuviese me frenó en seco, le vi salir corriendo de la barra, atravesar la puerta, se acerco, me paso el brazo por detrás de la cintura, me acerco a él, y me comió la boca, sorprendida, sin poder reacionar, me deje llevar, su lengua rica, sus labios sabrosos, se separa para decirme “quédate” y me vuelve a comer la boca, me muerde los labios, y juega con su lengua revoltosa en mi boca mientras su mano se cuela por la parte trasera de mi pantalón y acaricia mi pompis. Mi voluntad de mujer casada, fiel, desde el comienzo de los tiempos, se desplomo de golpe. Ya no tenía voluntad, acepte su invitación de mil amores, me cogió de la mano y me llevo a través de la puerta que daba a la barra.
Me empujó contra las cajas de coca colas, con una habilidad no vista, desabrocho los botones y bajo mis pantalones, mientras me seguía comiendo la boca, en ese momento me gira, mis braguitas con un gran lazo le dieron la bienvenida a modo de envoltorio de un regalo, le gustó mi trasero respingón, redondo, duro, provocativo, se acercó a mí y sentí su miembro, duro, caliente, noté como la sangre corría por él, endureciéndolo aún mas a punto de explotar, se agacho para llegar a mis pechitos, pequeñitos que hacen que a menudo no me ponga sujetador, se sorprendió, al encontrarlos en libertad sin ataduras y eso aún le excito mas, pequeños, suaves, con sus perfectos pezones duros esperándole, una mano para cada uno, yo no podía estar más húmeda, mas excitada, y desde atrás penetró en mi vagina, con una fuerza salvaje, como si no hubiera un mañana, empezó a cabalgarme, era la polla más dura que había sentido en mi vida, sentía que el placer absoluto existía, veía la gente a través de la puerta entornada, tomando sus copas ajenas a la lujuria que se había desatado detrás de la puerta, en ese momento alguien intento empujar la puerta. Roy, salió bruscamente de mí, me gira, me coge en volandas por la cintura y me empotra contra la puerta, coge mis brazos, y me los sujeta en forma de cruz fuertemente contra la ella. No puedo tocar ese pedazo de cuerpo, me pongo a mil, su cuerpo fuertemente pegado contra el mío, me aprisiona, me ahoga, solo quiero volver a sentir su polla dentro de mí.
Como si supiera lo que pienso, me vuelve a penetrar, sin soltar mis brazos, salvajemente, hasta los más profundo de mi ser, sudores, gemidos, respiración entrecortada, exploté de placer, un orgasmo rápido pero intenso que recibí con alivio. Me besó el cuello, que me besen en el cuello me pone a mil, él seguía dentro de mí, se separo un poco para encontrarnos con la mirada, él realmente atractivo, su mirada lasciva, su cara de placer, me provoco de nuevo, apenas había recuperado la respiración, sentía su polla acomodarse en todo mi interior, sin dejar un rincón por llenar, contraje con fuerza los músculos del interior de mi vagina, en un intento de atrapar su más precioso tesoro, notó mi fuerza, y la fricción se hizo más intensa, el contacto más íntimo, sentía hasta las venas de ese pollón que no había podido contemplar y que mis manos no habían podido acariciar, entraba y salía de mi, atravesándome con furia, gimió de placer, estaba a punto de correrse, la cara de un hombre cuando está a punto del orgasmo me pone como una perra en celo, mirándonos a los ojos de dos desconocidos sentí como eyaculaba, el calor de su semen en mi interior, trajo un nuevo orgasmo para mi, esta vez largo, largo e intenso, sincronizado con el de él… exhausta, con la adrenalina a tope, me subí los pantalones, me arregle en pelo, y con un pico nos dijimos agur. Allí le dejé recuperando la respiración, recuperando la fuerza, me lo había dado todo.
Chabela había entrado de nuevo en el local, en mi busca,
-¿Dónde estabas guapa?
-Ufffffff en el baño no sabes el rabo que había.
-¿Rabo? Pregunta ella extrañada.
-¿Raboooo? Repito yo. ¿Pero que diceeeees, guapa? COLA, vaya COLA había en el baño, ¡Chabela que tú tienes la mente muy sucia!, jajajajajaa…