Sexo, demonios y mitos del mundo
delCano
Mirando un poco la mitología de cada sitio, parece claro que gran parte de la humanidad tiene curiosos traumas sexuales. Por todo el planeta encontramos criaturas legendarias cuyo único propósito en la vida parece ser violar humanos. Os voy a presentar aquí algunos de los más curiosos, aunque a nada que busquéis un poquito encontraréis muchos más casos de esta particular obsesión de la humanidad.
Íncubos y Súcubos
De estos probablemente ya hayáis oído hablar. Qué diablos, si la mitad de la plantilla de DevilBao es de esta especie… Íncubos y súcubos son respectivamente las variantes masculina y feminina del mismo tipo de demonio.
Nos llegan desde Sumeria, aunque fueron absorbidos por las demonologías hebrea y cristiana casi desde el principio. En ambos casos, se presentan de noche y seducen o violan a sus víctimas mientras estas yacen en su cama. Los íncubos dejan embarazadas a las chicas – muy práctico para explicar las consecuencias indeseadas del roce prohibido – y los súcubos absorben la energía vital de los chicos – una forma como cualquier otra de echar la culpa de los sueños húmedos a otro.
Ya sabéis que en las religiones del Libro o Abrahámicas toda eyaculación con fines no procreativos es pecado, así que estos demonios se popularizaron bastante. De hecho, tuvieron preocupados a rabinos y sacerdotes durante toda la Edad Media e incluso se cuenta que un súcubo llamado Meridiana tuvo una larga relación con el papa Silvestre II.
Trauco y la Fiura
Se podría decir que estos dos son la variante Chilota (de Chiloé, un archipiélago al sur de Chile) de los anteriores. La diferencia es que, en vez de unos demonios seductores, son un par de enanos deformes que viven en el bosque. Los dos son tremendamente feos, pero tienen una mirada magnética que roba la voluntad de sus víctimas, mujeres en el caso de Trauco y hombres en el de la Fiura.
Parece ser que, cuando una mujer queda embarazada de padre desconocido, la culpa siempre es del Trauco, y como tiene poderes mágicos, la mujer siempre es inocente. No es mal sistema en un sitio en el que los anticonceptivos no están al alcance de cualquiera.
Encantado
En el Amazonas vive una especie de delfines llamados botos. Son rosados y juguetones.
Según cuentan las leyendas, cuando los pueblos de las orillas andan de fiesta, ocasionalmente aparece un hombre atractivo, desconocido por el lugar, siempre con sombrero. Baila con las chicas más guapas del lugar, juega a las cartas o al balón con los chicos, bebe sin emborracharse, es el alma de la fiesta. En algún momento, se marcha del pueblo con alguna moza atractiva, se la lleva al río, y hacen el amor. Al terminar desaparece y junto a la mujer solo hay un delfín.
Se dice que hay muchos hijos del boto a lo largo del río…
Liderc
Esta criatura ronda las tierras húngaras, y es un diablillo que nace del primer huevo de una gallina negra. En ocasiones, elige una víctima y toma el aspecto de la preferencia sexual de la misma, a menudo incluso imitando la forma algún amante muerto o desaparecido.
En cualquier caso, tiene la desagradable (o no, dependiendo a quien preguntes) costumbre de amarlos hasta la muerte. Según algunas versiones, es porque aprovechan para beber la sangre de sus victimas durante sus cariños, aunque otros dicen que es porque no les dejan dormir y los agotan con tanto amor.
Pombero
El Pombero, o Karai-pyharé (Señor de la Noche) cohabita con los Guaranís en Paraguay, nordeste de Argentina y sur de Brasil. Es un duende bajito, feo y con mala leche, dedicado a cuidar los bosques, montes y fauna salvaje. ¡Ah! También tiene una polla enorme. ¿Por qué es relevante esto? Porque tiene la mala costumbre de violar a las mujeres que duermen fuera o incluso que pasean por el bosque tras la puesta de sol, a menudo dejándolas embarazadas.
Por suerte, tiene un par de puntos débiles: adora el tabaco y la miel. Así que ya sabéis: si se os acerca un tipo feo y apestoso por los bosques de Sudamérica, ofrecedle un cigarrillo y salid por patas. Dicen que si lo mantienes saciado a base estos dos vicios suyos, hasta hace favores cuidando de los animales de corral y haciendo crecer los cultivos; claro que esto no os será muy útil si no tenéis una granja.
Tikbalang
Imaginad un caballo con torso de hombre, que camina sobre dos patas. Una especie Centauro al revés, vaya. Así es el Tikbalang, el caballo demonio filipino, una criatura cuyo pasatiempo favorito es volver locos a los humanos que se lo encuentran, haciéndoles ver visiones y andar en círculos por el campo. Ocasionalmente, sin embargo, prefiere pisotarlos hasta la muerte mientras fuma puros apestosos.
Leyendas sobre ellos hay bastantes, pero lo que nos interesa aquí son sus hábitos reproductivos. Cuentan que le gusta salir de noche a cazar mujeres, a las que viola y deja embarazadas de su prole. No quiero ni imaginar el parto.
Popobawa
Para el final he dejado uno de los más majetones, el Popobawa. Este vive en Zanzíbar, un archipiélago frente a las costas de Tanzania, y desde que apareció por primera vez en 1965 ha causado varios pánicos por todas las islas e incluso por las ciudades costeras de Tanzania.
Es un cambiaformas, aunque su aspecto original es el de un enano con un solo ojo y alas de murciélago, y su único objetivo parece ser el que hablen de él. Cuando aparece, entra en los hogares y se dedica a atacar a todos los miembros de la familia. A los adultos los sodomiza, sin distinguir sexos. Luego les dice que si no cuentan lo que ha pasado, volverá, y se marcha a alguna otra casa del vecindario a repetir jugada.
El pánico es tan generalizado que, cuando se avisa de un ataque, la mayor parte de la gente prefiere dormir en la calle, alrededor de hogueras, ya que siempre ataca dentro de las casas.